Vísperas del 8M

Barcelona rebautiza con el nombre de pila, ocultado por ser mujeres, tres pasajes del Eixample

Gràcia renombra tres calles de 'falsas santas' para honrar a mujeres clave en la historia del barrio

¡Eh!, Barcelona, que Fernán Caballero era una mujer

Treballadores de la Numax, el nuevo interior de manzana de Barcelona

El pasaje de Font, próximamente de Paula Font, con la Sagrada Família al fondo, que amenaza su futuro.

El pasaje de Font, próximamente de Paula Font, con la Sagrada Família al fondo, que amenaza su futuro. / A. de Sanjuan

Carles Cols

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A dos días del Día Internacional de la Mujer y a petición de la Asociació de Veïnes i Veïns Sagrada Família, tres pasajes del barrio serán rebautizados como se merecen, con el nombre de pila de las mujeres a las que están dedicados, algo que cuando fueron urbanizados y bautizados no era posible. Se trata de tres pasajes de las manzanas que circundan el templo expiatorio de Antoni Gaudí y que a día de hoy son referenciados simplemente con los nombres de Simó, Font y Gaiolà. Si hubieran sido hombres, ningún obstáculo habría impedido que llevaran delante su nombre de pila y serían, pues, lo pajes de Francesca Simon i Ferrer, Paula Font i Cuyàs y de Matilde Gayolà i de Casanovas.

Fueron tres mujeres que a caballo de los siglos XVIII y XIX fueron propietarias de terrenos en esa zona, que en aquel tiempo ni siquiera pertenecía al término municipal de Barcelona. Con el acuerdo, que será votado en el pleno del distrito del Eixample, se corregirá este despropósito, aunque, en honor a la verdad, en el tercer caso, el de Matilde de Gayolà, el nomenclátor oficial de la ciudad sostiene que la calle está dedicada a su padre Antonio de Gayolà. Y en el segundo caso, el de Paula Font, la gloria puede ser solo pasajera, porque el pasaje ocupa exactamente el espacio en el que la Sagrada Família pretende en el futuro construir la escalinata principal de acceso al templo.

El pasaje de Font, próximamente de Paula Font, con la Sagrada Família al fondo, que amenaza su futuro.

El pasaje de Font, próximamente de Paula Font, con la Sagrada Família al fondo, que amenaza su futuro. / A. de Sanjuan

Los vecinos de la Sagrada Família habrán sido así impulsores de la resolución de un absurdo, más o menos como tiempo atrás lo hicieron los de Gràcia con un caso aún más alambicado. Allí, las víctimas fueron también tres propietarias de terrenos sobre los que edificó la trama urbana de barrio, Àgata Badia Puig-rodon, Magdalena E. Blanc y Rosa Puig-rodon Pla, pero en su caso se llevó el menosprecio a su condición de mujer un poco más allá. Las calles que les fueron dedicadas llevaban el nombre de Santa Àgata, Santa Magdalena y Santa Rosa. Cuando el distrito de Gràcia corrigió ese sinsentido, no faltaron voces de asociaciones de creyentes que discutieron la medida como un ataque a los sentimientos religiosos.

La cuestión es que en lo últimos años el nomenclátor de la ciudad e incluso el del Eixample, que parece más monolítico, se ha ido feminizando, aunque sea de forma tímida. En el Eixample se ha dado prioridad a los nombres de mujer para bautizar interiores de manzana. Ha sido una solución a la vista de que la trama básica de las calles parece inamovible. Si acaso, se abre una oportunidad cuando se decida ponerle un nombre a las cuatro plazas que se han generado en la urbanización de los ejes verdes del Eixample.