11 clips en las redes

VÍDEOS | La ONCE recurre al humor para concienciar sobre cómo ayudar de verdad a los ciegos

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Enric Botí, nada más comenzar el paseo por Consell de Cent.

Enric Botí, nada más comenzar el paseo por Consell de Cent. / Ana Puit

Carles Cols

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Desde su sede del número 1 de la calle de Sepúlveda acaba de poner en marcha la ONCE una campaña de 11 videos de gran sentido del humor para que de una vez por todas los videntes (no los del tarot o la bola, sino simplemente quienes tienen intacto el sentido de la vista) aprendan a tratar a las personas ciegas. No son inválidos. Saben ir en bicicleta y van al cine. Tampoco son superhéroes con un oído y un olfato extraordinarios. La campaña, bautizada con el nombre ‘Mucho que ver’, pretende simplemente dar consejos a todas aquellas personas que con muy buena voluntad tratan de ayudar, pero que, llegado el momento, eligen maneras inadecuadas de hacerlo.

Los videos, que la ONCE irá colgando progresivamente en redes sociales y que invita a que sean compartidos, son, además de instructivos, divertidos, porque relatan experiencias reales, como la del ciego que entra en su oficina y cree que está solo. No es así. Hay un compañero de trabajo, pero está con los auriculares puestos y con el dedo pulsa compulsivamente el botón del bolígrafo. Él pregunta si hay alguien. No hay respuesta. Simplemente continúa escuchando ese inquietante clic, clic, clic. Parece una película de terror, dice. Otro afiliado de la ONCE, este con una visión muy reducida, explica qué sucede cuando va a un restaurante y la puerta de cristal no tiene ningún tipo de señal de colores que indique su presencia: “Estuve a punto de hacerla giratoria”.

El resumen de los consejos que emanan de esos 11 videos es largo, pero hay algunos que son esenciales. No hay que tocar sin avisar. Ese quizá es el primero. Cuando alguien quiere ayudar a un ciego a transitar por una calle porque, por ejemplo, algún obstáculo cierra el paso, lo adecuado es primero saludar en voz alta y clara, nunca coger primero el brazo. La reacción natural de cualquiera al que agarraran súbitamente por la calle sería la misma. Un susto. Y mucho menos hay que coger el bastón para guiar los pasos. Mejor ofrecer el brazo. Parece simple. No siempre sucede.

Luego vienen los consejos y orientaciones para subir nota. Un bastón de color rojo y blanco indica que la persona que se ayuda con él padece ceguera. De nada sirve hacerle gestos con la mano para avisarle de algo, y tampoco hacerlo de viva voz. Y para no ofender está, por supuesto, el consejo de no caer en lo que los ciegos temen, el síndrome del hombre invisible, es decir, que si van al médico, al restaurante o cualquier lugar acompañados de un amigo o familiar, si alguien les habla no se dirige a ellos, sino al acompañante.

Los 11 videos han sido presentados en público por el delegado de la ONCE en Catalunya, Enric Botí, dos afiliados, Jordi y Flor, y dos especialistas en rehabilitación, Àngela y Àlex. Visto el tono alegre y desenfadado de la presentación, este último, Àlex, ha aprovechado para contar una anécdota de su experiencia a la hora de iniciar a alguien a caminar con bastón para orientarse. Le ha sucedido en más de una ocasión. Llegado el momento de dar los primeros pasos sin nadie al lado, Àlex se coloca detrás, incluso un poco agachado y con las manos hacia adelante, por si tiene que evitar una caída o un tropiezo. En esa actitud le han confundido con desalmado ladrón que pretende robarle el monedero a un ciego. Aprendida la lección, lleva colgada del cuello ahora una acreditación.

Àngela, por su parte, una profesional con 40 años de experiencia, cree que los videos le darán un empujón a las ganas de ayudar que muestra mucha gente. En su opinión, el punto débil continúa siendo la falta de tacto con el que, por ejemplo, los arquitectos afrontan cualquier reforma urbanística en la calle. Lo hacen sin consultar y, dice Àngela, priman más los criterios estéticos que los de sentido común.

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