La patronal de los geriátricos avisa de que las residencias del Eixample pueden cerrar en cascada de aquí a 2030
La última gentrificación: 23 residentes de un geriátrico de Barcelona tienen que irse por sorpresa antes de fin de mes

El acceso a la residencia Tàber, en obras cuando aún la residencia sigue activa. / Marc Asensio Clupés
La patronal de las pequeñas y medianas residencias geriátricas de Catalunya (Upimir) avisa de que una cincuentena de equipamientos de este tipo del Eixample corre el riesgo de seguir la misma suerte que la residencia Tàber, que a finales de este mes cerrará sus puertas porque un fondo de inversión ha comprado la finca y pretende convertir el edificio en un bloque de pisos de lujo. Según el presidente de esta patronal, Ignasi Freixa, entrevistado por el diario ‘Ara’, están en juego unas 1.400 plazas geriátricas del distrito, que se pueden ir perdiendo a lo largo de este año y hasta 2030.
Los geriátricos del Eixample están, según Freixa, en mitad de una tormenta perfecta. Por una parte, los dueños de algunos de esos negocios han recibido y el aviso de que no les serán renovados los contratos de alquiler en la fecha en la que corresponda hacerlo. La posibilidad de dedicar los pisos que ocupan, frecuentemente principales de grandes dimensiones, a alquileres de temporada o a apartamentos de lujo, es una de las amenazas que pesan sobre esos centros geriátricos. El caso de Tàber es paradigmático de esta situación. En esta ocasión, la finca ha sido comprada por un fondo inversor que ya tiene otros seis edificios completos en el barrio. Pero ni siquiera es necesario que ese sea el caso. Basta con que el dueño del piso sea un particular que decida subirse a la montaña rusa de los alquileres para que la residencia esté en peligro de extinción.
El otro factor de la tormenta perfecta es el conjunto de condiciones que la Conselleria de Drets Socials ha puesto para que las residencias puedan renovar sus licencias de actividad. En muchos casos, los requisitos serán imposibles de cumplir. Las ratios de residentes por habitación y de personal, por ejemplo, harán inviable la continuidad de muchos establecimientos y, de forma indirecta, facilitarán que esos inmuebles sean destinados a otros usos. Aunque el departamento de la Generalitat prorrogó el plazo para cumplir con esos requisitos, la patronal sostiene que en toda Catalunya hay unas 12.000 plazas geriátricas en juego, con una especial incidencia en el caso del Eixample. A ese hecho hay que sumar, que la lista de espera para acceder a una plaza pública es, según admite Drets Socials, de unas 13.00 personas.
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