Tensa audiencia pública
El incendio vecinal por el futuro parque de bomberos de la avenida de Sarrià avanza sin control municipal
Barcelona desencalla en una precisa carambola el futuro de la Escola Entença, los bomberos y el Clínic
Las obras ilegales de un párking de Viladomat amenazan con vehículos a dos metros de las ventanas de los vecinos

La gasolinera y, detrás, el concesionario de coches, futura torre de siete plantas y parque de bomberos, respectivamente, según los planes municipales. / Zowy Voeten


Carles Cols
Carles ColsPeriodista
La extrema discreción con la que se fraguó el acuerdo a varias bandas que propone, entre varios puntos, trasladar el parque de bomberos del Eixample a la avenida de Sarrià, le ha regresado al gobierno municipal con la fuerza de un bumerán. Se enteraron los vecinos de aquella decisión el pasado 5 de julio cuando ya estaba tomaba y, en principio, avalada tanto por el PSC como por la oposición, un pacto que prevé que la manzana delimitada por las calles de esa avenida y las calles de Urgell y Londres no sea una zona verde, tal y como está prometido en el Plan General Metropolitano. En su lugar se levantará una torre de varias plantas de oficinas y el parque de bomberos. El salón de plenos del distrito del Eixample vivió anoche una de las audiencias públicas con mayor nivel de enojo de los últimos tiempos y dejó claras las proporciones del incendio vecinal declarado en la Esquerra de l’Eixample.
El acuerdo, solo por recapitular, tenía como objetivo resolver varias necesidades. Encontrar un acomodo para la Escola Entença, hoy en día de forma provisional en la antigua cárcel Modelo, permitir la ampliación del Hospital Clínic y sacar el cuartel de los bomberos del parque de Joan Miró, que ocupa desde hace 14 años una porción de esa zona verde plenamente consolidada. Los bomberos habían dejado en 2010 su antigua sede de la calle de Provença, un tercio de la manzana en la que se levanta el Mercat del Ninot. Allí, en esa franja de la calle de Provença entre Casanova y Villarroel es donde se acordó que cabían tanto el Clínic como la escuela, pero quedaba una pieza del puzle por encajar, y esa ha sido la polémica. El grupo empresarial Quadis, dueño del concesionario de Mercedes de la avenida de Sarrià, firmó un convenio por el que cederá parte del solar a cambio de levantar allí una torre de oficinas. La ciudad se ahorra así el coste de una expropiación, pero el beneficio que obtiene la empresa a cambio hizo que la palabra pelotazo sonara varias veces en la audiencia pública que enfrentó a los vecinos con el concejal del distrito, Jordi Valls.
La avenida de Sarrià, a menos en el tramo afectado, es un claro ejemplo del urbanismo que la ciudad parece querer dejar atrás en otras calles. Solo hay cuatro árboles (contados, no es una aproximación, son cuatro), no hay carril bici y es una vía de un alto volumen de tráfico y, por lo tanto, de decibelios y contaminación. Todas esas cuestiones fueron pormenorizadas, una a una, por los vecinos que intervinieron. Incluso hubo propuestas imaginativas. ¿Por qué el ayuntamiento ha descartado la expropiación, lo que le permitiría instalar a los bomberos en una planta subterránea bajo el jardín prometido en el PGM? De hecho, esa es una de las cuestiones más neblinosa. A falta de que se conozcan más detalles, el Ayuntamiento de Barcelona aún no ha precisado cómo compensará en el barrio la zona verde que prevé el PGM su cambia la calificación del solar. Probablemente la fragmentará en pequeñas porciones aquí y por allá, algo que tampoco agrada.

El parque de Joan Miró, hogar provisional desde hace 14 años de los bomberos. / JORDI OTIX
Pero la intervención en la que más confiaban los vecinos fue en la de un arquitecto, también residente en la zona, que desgranó sus cálculos sobre edificabilidad y beneficios a partir de los datos incluidos en el único convenio que hasta ahora se conoce sobre esta cuestión. En realidad, será solo cuando se detalle el proyecto de modificación del PGM que se podrá estudiar la letra pequeña de lo que se avecina en la avenida de Sarrià, pero, por lo pronto, Valls propuso que el próximo 2 de diciembre, en el consejo de barrio de la Esquerra de l’Eixample, los vecinos puedan contrastar sus puntos de vista con la información de primera mano que les facilitarán allí los arquitectos y técnicos municipales.
A su favor, los vecinos tienen el factor tiempo. Este es un proyecto que no comenzaría a ejecutarse hasta el 2029. Lo único que hay firmado es una suerte de declaración de intenciones entre los dueños del solar y el municipio. Es decir, tienen margen para quizá corregir el plan. En su contra tienen el hecho de que el acuerdo contó en su día con el beneplácito de PSC, ERC, Comuns, Junts y PP, una unanimidad pocas veces vista. Lo que Valls sí defendió con convicción ante los vecinos es que el parque de bomberos es un equipamiento irrenunciable, molesto tal vez para quien lo tiene que sufrir, pero imprescindible. Y desde el unto de vista de los servicios de extinción, esa dirección postal elegida para edificar el nuevo parque es perfecta porque les daría salida directa y veloz tanto en una como en otra dirección de la ciudad. Lo que los vecinos le respondieron es que se prepare para una sucesión de protestas si no se rectifica el camino ya andado.
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