Discrepancias en el gobierno Colau

El desencuentro entre comunes y PSC deja el plan comercial del Eixample al borde del fracaso

Barcelona en Comú retira tres calles de las restricciones más severas mientras que los socialistas insisten en que se levanten también en vías de Sant Antoni

Una de las terrazas de Enric Granados.

Una de las terrazas de Enric Granados.

Jordi Ribalaygue

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Queda apenas un día de margen para que los dos socios de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona limen las diferencias que los aleja de salvar el plan de usos del Eixample en el pleno de este viernes. Barcelona en Comú y PSC coinciden en que la norma es imprescindible para evitar un alud de peticiones para nuevos bares, restaurantes y demás comercios que pueden agravar las molestias de ruido y masificación tras el 11 de marzo, cuando se levanta la suspensión de licencias en vigor en el distrito. No obstante, los dos partidos del ejecutivo de la alcaldesa Ada Colau siguen encallados en las discrepancias que ahora manifiestan a cara descubierta, con las elecciones del 28 de mayo en el horizonte inmediato. 

Pese a que han corregido levemente las posturas que les llevó a un choque abierto la semana pasada, ambas fuerzas siguen muy distanciadas. La discusión entre comunes y socialistas deja al borde del fracaso la regulación para proteger el comercio tradicional del Eixample y poner coto a la proliferación de negocios que perturben el descanso de los vecinos.

Este miércoles, los comunes y los socialistas han comparecido por separado en el consistorio para dar fe de que la ruptura a cuenta del plan de usos del Eixample no ha cicatrizado. Al menos han evitado repetir el sinsentido que protagonizaron hace dos semanas, cuando Janet Sanz (Barcelona en Comú) y Laia Bonet (PSC) cayeron en contradicciones gruesas al anunciar juntas un acuerdo que a las pocas horas quedó en nada. 

Ultimátum al PSC

Sanz ha expresado que los ‘comuns’ se avienen a excluir las calles de Bailèn, Bruc y Roger de Llúria de la regulación más estricta y clasificarlas en la segunda categoría del proyecto de reglamento, que suaviza las limitaciones a la apertura de cinco tipo de negocios, a saber: hostelería, comercios de alimentación con degustación, ocio nocturno, tiendas de autoservicio y de conveniencia abiertas también en horario nocturno. La teniente de alcalde ha esgrimido que se han tenido en cuenta las peticiones de organizaciones vecinales y comerciales del barrio de Sant Antoni y el entorno de la calle Girona, que disponen de regulaciones propias sobre la apertura de nuevos establecimientos.

“Es el planteamiento que más se acerca al consenso. Ir más allá supondría dejar sin efecto la regulación en una zona estratégica como Sant Antoni. No podemos tolerar que se vuelva a los años de barra libre”, ha alegado la teniente de alcalde de Urbanismo. En esa línea, ha advertido que puede producirse una ola de peticiones de nuevos restaurantes y bares en calles donde ya se acumulan -como Enric Granados o la avenida Gaudí- de no prosperar la propuesta este viernes.

En ese sentido, Sanz ha dado un ultimátum a los socialistas al afirmar que los comunes no piensan rebajarse más. “Ya nos hemos movido dos veces del plan original”, ha recordado.

Críticas a los comunes

Sin embargo, la oferta sigue resultando insuficiente para el PSC, que persiste en la idea de votar en contra del reglamento este viernes y, en consecuencia, abortarlo si no se introducen más cambios. Bonet ha expresado que los socialistas también han revisado su posturas y han presentado una contrapropuesta a los comunes. Si hace una semana defendía que las limitaciones más severas se aplicaran a no más de 11 calles, el PSC acepta ahora ampliar la lista a 14. Por el flanco de Girona, añaden el paseo Sant Joan y, en Sant Antoni, las calles de Marquès de Campo Sagrado y Manso. Por el lado de Girona, hay entendimiento entre comunes y socialistas, pero topan en Sant Antoni.

“Si aceptan que no puede haber el mismo trato en todas las calles del ámbito de Girona, ¿por qué no aceptan lo mismo en Sant Antoni? Es difícil ver diferencias entre Bailèn, donde estamos de acuerdo en excluirla, y la calle Sepúlveda, que no se quiere excluir de ninguna manera aunque hay persianas bajadas y donde se necesitan comercios”, ha distinguido Bonet. La teniente de alcalde socialista ha opinado que la respuesta de los comunes es “incoherente”.

Bonet ha recalcado que el PSC sigue prestándose a negociar. Al mismo tiempo, ha sugerido que el debate sobre el plan de usos se aplace a febrero y contar con más margen para buscar el acuerdo. “Llevarlo ahora a pleno es tumbarlo. Es sorprendente e irresponsable”, ha reprochado a los comunes.

En cambio, Sanz ha blandido que este viernes es “la última oportunidad” para discutir si el proyecto se refrenda y darle tiempo para entrar en vigor antes del fin de la moratoria de las licencias. La teniente de alcalde ha señalado que “hay mucho en riesgo” si la medida decae. “Ahora el debate es si Sant Antoni está dentro o fuera del plan. Dejarlo fuera sería una imprudencia y una temeridad que puede salir muy cara y destruir un barrio”, ha alertado.