Barcelona

Viladomat, víctima colateral de la Superilla de Sant Antoni

Vecinos, comerciantes y una escuela se quejan del ruido del tráfico en las calles cercanas a Borrell, que fue pacificado en 2019

Barcelona 03.11.2022. Barcelona. Aumento del tráfico en la calle Viladomat a consecuencia dela superilla de Sant Antoni. Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona 03.11.2022. Barcelona. Aumento del tráfico en la calle Viladomat a consecuencia dela superilla de Sant Antoni. Fotografía de Jordi Cotrina / Jordi Cotrina

Ferran Dalmau

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Poco más de cien metros las separan, pero entre ellas hay un mundo. La calle del Comte Borrell se incorporó en 2019 a la Superilla de Sant Antoni. Es vecina de Viladomat, menos agraciada. Mientras una se ha convertido en casi peatonal, con zonas de juego, más bancos y muchos parterres, la otra permanece ajena a los nuevos tiempos de la movilidad de Barcelona. Desde la reurbanización de la primera, los vecinos de la segunda aseguran que sufren efectos colaterales no deseados. Una escuela, además, se ha sublevado contra el tránsito y saldrá a la calle este viernes.

“El ruido ha aumentado muchísimo”, asegura Daniel Vidal, que pasa en Viladomat al menos 7 horas al día de lunes a viernes. Lídia Núñez, presidenta de los comerciantes de Sant Antoni, apunta a una causa clara: “Hay mucho más tráfico, porque se descongestiona aquí toda la zona de la Superilla”.

Datos y proyecciones

Los datos del Ayuntamiento lo evidencian, porque en 2019 por Viladomat viajaron unos 10.300 vehículos cada día, un 20% más que antes de la pacificación de la calle paralela en 2017. Comte Borrell, ahora parte de la Superilla, ha visto cómo disminuye el flujo de coches diario: en 2019 sólo circulaban dos de cada diez de los vehículos que lo hacían dos años antes.

La situación ha mejorado en los últimos tiempos, aunque la comparación es engañosa porque la pandemia ha incentivado el teletrabajo y frenado los desplazamientos. Fuentes del Ayuntamiento exponen que en 2021 el tráfico descendió en Comte Borrell, pero también en Viladomat y Villarroel, y que el conjunto de vehículos en Sant Antoni es un 9% más bajo.

De hecho, las previsiones indican que el tráfico podría ir a peor con la implementación de nuevos ejes de superilla previstos para el Eixample: un estudio encargado por el Ayuntamiento sobre la movilidad diaria indica que en 2023 el tráfico podría aumentar hasta en 16.000 vehículos diarios en el peor de los casos en algunos tramos de Viladomat, en concreto en las seis manzanas que hay entre Mallorca y Gran Via.

Tráfico desviado y disipado

Precisamente Mallorca tomará el testigo de Viladomat y será la calle que más se verá afectada con las nuevas superillas en el Eixample. Para cuando estén reurbanizadas las calles del distrito de Cerdà se habrán eliminado 17 carriles más. Cada día pasan por el Eixample 350.000 vehículos, que generan emisiones y ruido. Y aunque con la remodelación de algunas calles se sobrecargue a otras paralelas, los datos confirman que en el conjunto de las zonas pacificadas hay un porcentaje de coches que desaparecen: es el conocido como tráfico disipado.

Precisamente a ello se acoge el Ayuntamiento. Pese a que las previsiones auguran congestiones en algunas calles, el consistorio asegura que el plan para desplegar los 21 nuevos ejes verdes en el Eixample es progresivo y gradual. Insiste que tiene la vista puesta en 2030 y que la transformación irá acompañada de una mejora necesaria del transporte público, con la nueva L9 del metro y los ferrocarriles que unirán Plaça Espanya y Gràcia. Este mismo año la directora de la oficina de Cambio Climático de Barcelona, Irma Ventayol, argumentó en la Cadena SER que “las ganancias y beneficios a nivel de ciudad son superiores”.

Quejas vecinales

Sin embargo, la situación no complace a algunos habitantes de Sant Antoni, uno de los primeros que tuvo Superilla. Lídia Núñez, ha escuchado muchas quejas de vecinos desde su posición como representante de los comerciantes. El problema principal es el ruido, según relata: “Dicen que la superilla ha reducido la contaminación acústica... Pues nuestra percepción es que no. Ha bajado en el centro del Mercat de Sant Antoni, pero cien metros al lado se ha incrementado”. Núñez recuerda que Viladomat no es la única calle afectada: también Sepúlveda, “dónde pasan además muchos autobuses”.

Quién también pone el foco en los autobuses es la escuela Ferran Sunyer, precisamente en Viladomat. Tienen una parada de bus justo delante del centro y la situación, afirman “es insostenible”. La dirección del centro explica que reclama desde hace meses sin éxito, a través del Consejo Escolar, la implementación de la Superilla en Viladomat. “La mitad de las aulas dan a la calle y a veces los maestros tienen que parar la clase”, lamenta. Son una docena las aulas afectadas.

Este viernes la comunidad educativa de este centro saldrá a la calle para reivindicar menos tránsito. Cortará la circulación hacia las 16:30h y hasta las 17h aproximadamente, para visibilizar su reivindicación. La acción forma parte de una jornada reivindicativa en la que participan hasta 22 colegios de la ciudad.

El nuevo modelo de ciudad que defiende el gobierno de Ada Colau se implementa paso a paso y la transición genera desigualdades entre calles vecinas. De momento, Viladomat es una víctima colateral que mira envidiosa a Comte Borrell, la gran beneficiada de la Superilla Sant Antoni. En pocos meses, también podrá compararse con Consell de Cent, el gran eje verde de la nueva Superilla del Eixample.