UNA ENTIDAD DEL EIXAMPLE

Garras antihomófobas

Panteres Grogues proporciona un entorno seguro para que sus socios del colectivo LGTBI practiquen actividades deportivas y culturales

En la sede 8Jordi Sans, coordinador de voluntarios de Panteres Grogues, y Toni Travieso, el presidente.

En la sede 8Jordi Sans, coordinador de voluntarios de Panteres Grogues, y Toni Travieso, el presidente. / JOAN PUIG

Anna Rocasalva

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En pleno siglo XXI, la homofobia sigue estando muy presente en distintos ámbitos de nuestra sociedad. Y aunque la situación va cambiando, en el mundo del deporte no todos los espacios son seguros. "Tan solo hay que ir a un partido de fútbol para escuchar insultos como maricón, o marimacho en el caso de las mujeres", lamenta Toni Travieso, presidente de Panteres Grogues. "Son cosas dichas sin pensar pero que denotan una grave discriminación -explica Georgina Rufo, miembro de la sección de remo- y demuestran que el problema sigue existiendo".

En el caso de las personas transexuales, la situación se agrava cuando, por ejemplo, no se les permite utilizar el vestuario del género con el que se identifican. "Por eso encontrar un club que les deje estar en el vestidor que les dé la gana les ayuda a normalizar su situación", afirma Rufo.

Sin preguntas ni papeles

El club Panteres Grogues (Diputació, 163) es una entidad deportiva LGTBI (lesbiana, gay, transexual...) sin ánimo de lucro. Desde su pequeña sede en el Gayeixample, subiendo una escalera pintada de arcoíris, los miembros de la junta explican que trabajan con el objetivo de lograr espacios seguros donde cualquiera -"independientemente de su sexo biológico, su sexo sentido o vivido, de su opción sexual, raza, cultura, procedencia y estatus"- pueda participar en las actividades que organiza el club.

"Panteres es una entidad inclusiva, no se trata de segregarnos", apunta el responsable del voluntariado y miembro de la junta, Jordi Sans. De hecho, calculan que el 20% de los socios no pertenecen al colectivo LGBTI y por eso añadieron el símbolo + en las siglas del club. "Nunca preguntamos la orientación sexual a nuestros miembros -justifica Travieso-, pero en una entidad pequeña como la nuestra te acabas enterando".

El pasado año, Panteres fue un paso más allá y abrió sus puertas a personas refugiadas. "Muchos clubs no te aceptan si no tienes papeles, pero a nosotros no nos importa", comenta el presidente.

Canto, teatro y danza

Panteres Grogues nació en 1994, cuando un pequeño grupo de amigos jugaba al vóley playa. "La pelota era amarilla, de ahí nuestro nombre", explica Travieso. "Y lo de panteras viene por lo de sacar las garras", añade mientras, en broma, gestualiza el movimiento del animal. Poco a poco, el grupo de amigos se transformó en un club de más de mil socios con 30 secciones, desde baloncesto a esquí, pasando por tenis y rugby, entre otras. Todas se crearon a petición de los socios, igual que actividades como canto, teatro y danza.

"La mayoría de nuestros deportistas están federados para participar en las ligas estándares pero, además, hacemos nuestros propios torneos entre ciudades europeas", explica el presidente. "Nosotros organizamos el de Barcelona: el Pantera Sport -comenta Sans-, una competición internacional que dura tres días. ¡Es nuestra fiesta por excelencia!".

De cara al futuro, el club quiere captar más mujeres. Para fomentar el deporte femenino, Panteres ha creado Donasport, evento multideportivo durante cinco fines de semana al año en el que se invita a mujeres de otros clubes para promover la participación y animar a nuevas deportistas. "Iniciativas de este tipo son muy necesarias porque las mujeres seguimos siendo minoritarias -concluye Rufo-. Hay que demostrar que cualquier disciplina deportiva está abierta y disponible para nosotras y que, además, podemos practicar el deporte que nos dé la gana".