La invasión de los autobuses

Es un tramo de apenas 450 metros por los que circulan diariamente, según los vecinos, unas 50 líneas de autobuses, de las cuales 30 son de origen y final. La ronda de la Universitat, donde hay un total de siete paradas de autocares y siete carriles para vehículos, se ha convertido en un problema serio para los vecinos que la habitan. Ruido, contaminación, estacionamientos en doble fila y aceras muy estrechas hacen imposibles la tranquilidad y la convivencia en esta vía del corazón urbano que une las plazas de Catalunya y de la Universitat.

«Esto es una estación de autobuses encubierta», denuncia Màrius Armengou, vecino del número 23 que ha creado una plataforma (todavía sin nombre) para protestar por la situación. De momento, ya se han unido nueve fincas de la calle. «Hay unas 150 familias viviendo en la ronda de la Universitat [la mayoría de pisos son oficinas]. Y es imposible tener las ventanas abiertas, incluso en un séptimo», añade.

Por esta corta vía circulan cada día autobuses urbanos e interurbanos, pero también o los turísticos y el Aerobús. «Para favorecer la movilidad de la gente del área metropolitana, perjudican a vecinos de la zona», dice Armengou, que también se queja de que se ven «afectados» por los pisos turísticos. Próximamente se abrirán en la calle un nuevo hotel y un McDonald's.

Los vecinos de la ronda de la Universitat expusieron su problema en un pleno del distrito en diciembre. Armengou cuenta que, con el apoyo de los grupos municipales de PDECat y ERC, lograron que el ayuntamiento se comprometiera en enero a redactar un diagnóstico sobre la calidad del espacio público en esta ronda.

Fuentes del área municipal de Ecología, Urbanismo y Movilidad aseguran que tienen «la intención de trabajar en esta vía para mejorar la habitabilidad» y que se reunirán pronto con los vecinos para elaborar una propuesta de mejora. Añaden que han comenzado a estudiar qué líneas se podrían trasladar a otros puntos como la estación del Nord.

COMERCIANTES

Pero en la ronda de la Universitat, además de los vecinos, los comerciantes también están descontentos. Uno de ellos es José Antonio Siller, director de Escala Restitalia, franquiciada de La Tagliatella, en el 31. «Esto es una estación de buses en el centro», se queja. «Nos gustaría que la calle fuese más peatonal y atractiva para quien bajan por la rambla».

«Hemos tenido hasta tres autobuses turísticos [de Barcelona City Tour, que no tienen que ver con los de TMB] delante de mi escaparate», se queja Sergio Serra de la tienda de electrodomésticos Pont Reyes, en el cruce con Balmes.

A Marcel Villier, de Casanova Foto (en el número 35), lo que más le molesta es el ruido, ya que su tienda no tiene puerta. «Los autobuses no apagan el motor cuando paran cinco minutos. Se pitan entre ellos... Es muy estresante», dice.