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Enseñanza concertada

La privatización de dos colegios de Girona podría hacer salir a más de 300 alumnos con necesidades especiales hacia otros centros de la ciudad

La cifra se basa en una estimación realizada por las escuelas concertadas a partir de sus propias asignaciones

Las direcciones de los centros concertados se reúnen con el alcalde para reclamar que las “proteja” en las mesas de planificación

Las direcciones de los centros concertados de Girona se han reunido esta mañana con el alcalde, Lluc Salellas.

Las direcciones de los centros concertados de Girona se han reunido esta mañana con el alcalde, Lluc Salellas. / Marc Martí

Meritxell Comas

Girona
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La privatización de los colegios Bell-lloc y Les Alzines podría hacer que más de 300 alumnos gerundenses con necesidades específicas de apoyo educativo por razón socioeconómica (NESE B) tuvieran que salir, y que el resto de centros públicos y concertados de la ciudad los absorbieran (los privados quedan exentos de la lucha contra la segregación escolar), a la espera de conocer la cifra de los que saldrán porque no encajan con la nueva propuesta que verá la luz a partir del próximo curso. A estos se sumarían cerca de un centenar de alumnos vulnerables más, residentes en otros municipios cercanos, que deberán ser reubicados por los respectivos ayuntamientos.

Se trata de alumnos que llegan a los centros educativos asignados por el Departamento de Educación (las familias a menudo no viven en el barrio) para garantizar un reparto equitativo del alumnado vulnerable y evitar guetos escolares. La cifra de alumnos que saldrían, que no es oficial, se basa en una estimación realizada por las escuelas concertadas de la ciudad a partir de sus propias asignaciones: “Las escuelas de Girona debemos reservar entre cinco y seis plazas para niños vulnerables por una ratio de 25 alumnos en infantil y primaria; y 12 por cada clase de 30 en el caso de secundaria”, explica la directora de la escuela Vedruna de Girona y portavoz de las escuelas concertadas de la ciudad, Marta Oliva.

Es una cifra que aumenta en este último escenario porque, mientras que en la ciudad de Girona habrá el próximo curso un total de 21 escuelas públicas y seis concertadas, en el caso de secundaria solo habrá siete institutos públicos y cuatro centros concertados (la red privada se refuerza con el centro que nacerá de la fusión entre Bell-lloc y Les Alzines, sumado a la escuela Montessori Palau, Montjuïc Girona International School y el Saint George's School, que aunque está ubicado en Fornells de la Selva, también acoge a muchos estudiantes gerundenses).

Infrafinanciación “ligada al estigma social”

En el trasfondo, sin embargo, hay una infrafinanciación enquistada “muy ligada al estigma social, que toda la vida ha etiquetado a las escuelas concertadas de elitistas, cuando en realidad muchas nacimos para poder proporcionar una educación a las niñas, un colectivo que en aquel momento no tenía acceso a la escuela porque existía la convicción de que debían quedarse en casa cuidando de la familia y cosiendo”.

Con este pretexto, las direcciones de los centros concertados de la ciudad se han reunido la mañana de este lunes con el alcalde de Girona, Lluc Salellas, para denunciar que la falta de financiación los está abocando a la privatización y al cierre: “La Generalitat solo aporta la mitad del coste de una plaza concertada y el resto lo deben cubrir las familias a través de las cuotas, una situación que se agrava todavía más con la llegada de alumnos sin recursos, porque aunque somos y queremos ser escuelas acogedoras, cuantos más alumnos lleguen más aumentará esta infrafinanciación, que se suma al agravio comparativo por los gastos de funcionamiento, donde son las familias las que deben pagar al personal de administración y servicios, el agua, la luz o el mantenimiento de los edificios, porque la Generalitat solo cubre el 55% del coste de estos gastos”, señala Oliva.

A esto se suman también las diferencias en las plantillas, con 3.800 docentes menos en la red de escuelas concertadas catalanas: “Tenemos menos docentes que la pública para la misma cantidad de alumnos”, lamenta la directora de la escuela Vedruna de Girona, que añade que “si cierran una línea de la concertada, nuestros maestros van al paro, mientras que si es en la pública, los recolocan en otro centro”.

Eliminar la concertada

Son conscientes de que la infrafinanciación depende de la Generalitat, pero las direcciones han querido reclamar al Ayuntamiento de Girona que “nos cuiden y nos protejan en las mesas de planificación”, que es donde se decide qué líneas deben cerrarse y cuáles abrirse. “Si se tienen que cerrar líneas, siempre se hace primero en la concertada, como si quisieran eliminarnos”, señala Oliva, que recuerda que “llevamos más de 100 años en la ciudad y sobrevivimos gracias a la ayuda de las familias; si hay que poner toldos en los patios o ventiladores en las aulas nadie nos envía nada, el dinero sale del AFA, como si nuestros alumnos no tuvieran calor”. Y recuerda que “estamos educando a 3.870 alumnos de la ciudad”.

Segregación en riesgo de crecer

Si los centros concertados bajan la persiana —alerta Oliva— “desaparecerá la capacidad de absorción de este alumnado vulnerable y la segregación escolar, que tanto se lucha por combatir, será más evidente que nunca, porque las familias que puedan pagar irán a la privada y las que no acabarán en la pública”. Con todo, han reclamado al Ayuntamiento que “haga pedagogía para romper con el estigma social”: “La pública y la concertada somos un equipo, todos trabajamos por lo mismo, por la educación de nuestra sociedad; en ningún caso somos enemigos ni debemos competir”.

Ninguna línea cerrada

Para dar respuesta a la salida de alumnos del Bell-lloc y Les Alzines, la portavoz de las escuelas concertadas de Girona asegura que “lo más fácil es aumentar las ratios en todos los centros”. El Ayuntamiento de Girona, por su parte, defiende que “trabajamos para que no se cierre ninguna línea de las escuelas de Girona y velamos para que se reduzcan las ratios”.

Un sistema que permitiera elegir a las familias

El director del colegio Bell-lloc, Ramon Homs, subraya que “lo ideal sería un sistema que garantizara que las familias pudieran escoger el mejor centro para sus hijos según su manera de entender la educación, pero el actual sistema de conciertos no lo garantiza porque no dota a los centros de la financiación necesaria para llevar a cabo su proyecto educativo”. Aunque asegura que “nos gustaría que buena parte de estos alumnos pudieran quedarse”, tiene claro que “no podemos asumir el coste del alumnado sin recursos, porque si con el concierto ya no nos salían las cuentas, ahora será inviable”.

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