Educar y limitar para proteger a los menores en la era digital
El acceso de los menores a pantallas y móviles preocupa cada vez más a las familias, EL PERIÓDICO organiza el foro ‘Educación y tecnología’, con expertos en psicología y pedagogía, para descubrir cómo se debe proteger y guiar a niños y adolescentes en la era de la expansión tecnológica
Más del 68% de los niños entre 10 y 15 años tienen acceso a un teléfono móvil, según las últimas cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE). Más de la mitad de entre 14 y 15 años ya acceden a Instagram, mientras que casi uno de cada cuatro menores entre 7 y 9 años tiene una cuenta de TikTok. La necesidad de proteger a los menores de la dependencia digital y de la adicción al móvil preocupa cada vez más a las familias, que ven como sus hijos se pasan horas frente a las pantallas. Un miedo que no es infundado, pues cada vez más estudios asocian un mal uso del móvil con peores resultados académicos y un auge de problemas de autocontrol y déficit de atención. Ante los efectos de la sobreexposición de las pantallas por parte de menores, el Colegio de Médicos de Barcelona recomienda firmemente no dar un teléfono inteligente hasta pasados los 16 años.
¿Se debe prohibir el móvil a los menores? ¿Cómo podemos guiar a nuestros hijos en el uso adecuado de la tecnología en un mundo cada vez más tecnológicos? ¿Dónde y cómo ponemos los límites? Para contestar estas preguntas, EL PERIÓDICO organizó el foro ‘Educación y Tecnología’ el pasado 16 de octubre en el Auditorio de CosmoCaixa, con diversos expertos en psicología y pedagogía. Este evento contó con la periodista especialista en educación, Olga Pereda, y Fidel Masreal, periodista especialista en salud mental. También participaron Marc Masip, psicólogo especialista en adicciones tecnológicas; Claudia Bruna, educadora y Coach familiar; Jaume Funes, psicólogo, educador y escritor; y Gema Fernández.
“Nos ha tocado vivir en la era digital, no podemos negar esa realidad”, señaló Pereda en la presentación del Fórum. “Tenemos muchos miedos, a las adicciones, al ciberbullying, a la frustración por una vida en digital que no corresponde a la vida real, no son miedos irreales”. Las nuevas generaciones nacen ya con acceso a las tecnologías, “nativos digitales”, se les llama, pero son las familias y la sociedad quienes deben enseñarle cómo se utilizan. Desde EL PERIÓDICO, la relación entre los menores y los móviles ha sido foco de atención y preocupación desde hace ya tiempo, por eso, se puso en marcha un proyecto para ver qué pasaba cuando le quitabas el teléfono a un menor durante siete días.
«Hay que aprender a poner límites saludables, que obedezcan sin tener que gritar»
Una semana sin móviles
Seis adolescentes se prestaron voluntarios para apartar sus móviles durante una semana. Después de un día o dos de más nervios, todos ellos pudieron superar sin problemas el reto, con un impacto positivo en sus estudios y en la relación con su familia. Gema Fernández, madre de una de las menores que participó en el experimento, mantuvo una conversación con Fidel Masreal sobre cómo había sido la experiencia. “Fue una semana superchula, se puso a hacer yoga con su abuela, mejoró la relación con su hermano y también conmigo”, explicó Fernández. “Enseguida se acostumbró a no tener móvil, incluso un día vino una amiga suya a la puerta de casa, y se pusieron a hablar en la puerta, descubrieron cómo lo hacíamos antes”. Meses después del reto, mantienen algunos cambios en la relación con su hija y el teléfono móvil. “Ha mejorado mucho, le quitamos las redes sociales, hasta que tenga 16 años, y solo tiene WhatsApp. Ahora su tiempo diario de uso gira alrededor de una hora, la mitad que antes”.
Como madre, reconoce que parte de la culpa de la sobreexposición de las pantallas es de las familias. “Los padres podemos hacer más, podemos no darle un móvil a un bebé de un año mientras come, o mientras va al colegio”, señaló. “Me echo las manos en la cabeza cuando veo a padres por la calle con el carrito y el bebé con el móvil”. Tiene claro que hay que poner más límites. “No hace falta que los niños estén seis horas con el móvil viendo vídeos, es una locura”.
«Afirmo rotundamente que no se puede ser adolescente hoy en día sin tener móvil»
Un problema de adicción
“Pasar seis horas al día con el móvil, equivale a perder 15 años de tu vida”, destacó Marc Masip, psicólogo experto en adicción a las nuevas tecnologías y director del programa Desconecta. “¿Qué aporta eso a un niño? ¿Qué aporta Tiktok? Nada, solo genera niños con mayor necesidad de inmediatez”, explicó. La adicción a los móviles no está catalogada como tal, a diferencia de otras como a los videojuegos, sin embargo, Masip explicó que un sobreúso de las pantallas es un altavoz a otros problemas. “De la anorexia, por ejemplo, con la comparación de cuerpos en las redes, o de personas con fobias sociales, que usan las pantallas para evadirse”.
Para solucionar esta crisis, que cada vez se agrava más. “Cada vez veo pacientes más jóvenes y más graves, y eso asusta”, afirmó. Masip puso el foco en educar, poniendo más límites y prohibiciones, y un acompañamiento legislativo que refuerce la pedagogía en los padres. “Anuncios que digan sin móvil, también tendrá amigos”, ejemplificó. “La pedagogía tiene que ir dirigida hacia los padres, para seguir educando sin móvil”. Recomienda, igual que el colegio de médicos, que los menores tengan acceso a los teléfonos inteligentes a partir de los 16 años.
«Los pacientes adictos a las tecnologías son cada vez más jóvenes y más graves»
La era digital
“Afirmo taxativamente que no se puede ser adolescente hoy en día sin un teléfono inteligente”, contrarrestó el psicólogo Jaume Funes. “Se puede prohibir, claro, pero eso no significa que te vayan a hacer caso”. Para él, las pantallas no son una amenaza, son una herramienta, que usadas de forma correcta pueden ser beneficiosas. “¿Tiene sentido renunciar a lo digital? Hacer un trabajo de investigación sin hacer servir la inteligencia generativa es estúpido”, señaló. No defiende que los jóvenes copien, pero sí que los trabajos se reformulen para que puedan aprovechar esta nueva tecnología.
“La escuela nunca ha sido digital, en los institutos las pantallas digitales solo sirven como proyectores”, lamentó. “Educar en clave digital no significa utilizar una pantalla”. Destacó también que el uso de pantallas, tanto móviles como ordenadores, en escuelas, es esencial en una sociedad cada vez más digital, y que prohibirlo solo perjudicará a aquellos que no pueden aprender fuera del colegio. “Siempre lo pagan los que menos tienen”, denunció. Sin embargo, aclaró que hay muchos riesgos detrás de las pantallas, entre ellos el auge de la extrema derecha, y el robo de nuestros datos personales. “Se tiene que impedir que las tecnológicas recojan datos de los menores”.
“Los niños necesitan límites”, defendió la educadora Claudia Bruna, “Sin límites, hay una falta de seguridad, de orientación, de guía”. Bruna ofreció una sesión de coaching dirigida a padres, donde explicó la importancia de educar de forma asertiva. “La comunicación debe ser clara, respetuosa y equilibrada, podemos conseguir que nos obedezcan sin gritar”. El teléfono móvil puede ser fruto de discusión y peleas en la familia, por eso, recomienda establecer unos límites con los menores, siempre desde la empatía y el respeto, pero también con cierta autoridad. “Por ejemplo, para mí, es importante que pasemos tiempo como familia, por eso a la hora de comer y de cenar no hay móviles”.
El foro Educación y Tecnología ha sido posible gracias a la colaboración de la Generalitat de Catalunya.
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