INICIO DEL CURSO 2020-2021

Una vuelta al cole entre la ilusión y el miedo a lo imprevisible

Escuelas post COVID-19: ¿Cómo será el regreso a las aulas?

Escuelas post COVID-19: ¿Cómo será el regreso a las aulas? / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Seis meses y dos días después, los niños y las niñas vuelven al lugar del que ahora se sabe que jamás deberían haberse marchado. O como mínimo, no tan pronto. Este lunes, el grueso de estudiantes catalanes <strong>regresan a la clase</strong> de la que la no pudieron llevarse ni tan siquiera la bata sucia. Hay desconfianza, entre otras cosas, porque los padres consideran que en el último medio año han tenido siempre a su alcance las riendas familiares de la pandemia. Yo controlo. Y quizás sí entre las paredes del hogar. Pero no en la playa, ni en la terraza del bar, ni en el parque, ni en la plaza. Aunque daba igual, el contacto visual bastaba para mantener cierta calma. Perderlos de vista es lo que marcará la diferencia. Para muchos será un alivio, para otros tantos, una tortura. Para los profesores, amén de lo que se les viene encima, la oportunidad de que, de una vez por todas, la sociedad ponga en valor su papel de formadores. Y de protectores, porque cada escuela tiene su plan, adaptado a las características del centro y a los alumnos, y aprobado por las autoridades sanitarias. ¿Qué puede salir mal? Un montón de cosas. Pero otras muchas pueden salir bien.

Existen dudas sobre la utilidad de informar a diario a la ciudadanía acerca del avance del coronavirus. Números que al final uno ya no sabe sin son buenos o malos. Prepárense para añadir ahora la cifra de colegios que irán mandando grupos a casa. Porque ahora ya no se habla de clases, sino de grupos estables y estancos que mantendrán distancia con el resto de núcleos para evitar que un positivo obligue a cerrar toda una escuela. Ya hay cuarentenas en Valladolid, Laredo, Baracaldo, Teruel, Pamplona, Tudela, Barcelona, Valencia; por citar algunos ejemplos. También en Madrid, donde la princesa Leonor ha iniciado una encierro de 14 días en Zarzuela tras detectarse un contagiado entre sus compañeros de cuarto de la ESO. Da comienzo, así las cosas, el curso más imprevisible de la historia moderna. El año en el que la educación tratará de abrirse paso a trompicones.

Que sea imprevisible no implica que se tenga que improvisar. Ese es el sentir de muchos docentes después de comprobar cómo el Govern ha ido modificando criterios sanitarios. Que una cosa es hacerlo con semanas de antelación y otra, muy distinta, anunciarlo a pocos días de la apertura de coles. Una treintena de centros han firmado un manifiesto en el que expresan su "malestar por la falta de medidas y la improvisación" y exigen claridad para poder realizar su tarea con total confianza. "Estamos intentando mantener la cabeza clara en un momento nada fácil para poder transmitir  a nuestros alumnos una confianza que también se tambalea en nosotros mismos". 

Década de recortes

En la entrevista realizada por este diario al 'conseller' de Educació no encontrarán una lluvia de titulares. Porque Josep Bargalló parece que en junio tomó la decisión de asumir con mucha calma mediática este largo río tranquilo.No en cuanto a presencia, con ruedas de prensa constantes, sino en lo que se refiere al tono.  Cosas de la experiencia. Empezó hablando de una "emergencia educativa" que tomaba el relevo de la urgencia sanitaria (como si esta última hubiera amainado), y transitó hacia el blindaje de las escuelas, que a finales de julio debían presentar su hoja de ruta, su nueva organización de espacios y trabajadores para hacer frente a las exigencias de la pandemia. El karma de los últimos días ha sido que la escuela "es el lugar más seguro para los niños al margen de su propio hogar". Quedan, sin embargo, demasiados flecos. Como las extraescolares, las salidas culturales, las colonias o las competiciones deportivas. También las dudas sobre la efectividad de los grupos burbuja o el papel que jugará en la movilidad escolar el transporte público, que sigue en niveles muy bajos en beneficio del vehículo privado. Y en la trastienda, el trabajo de los directores de los colegios, grandes o pequeños, públicos o privados, rurales o urbanos, religiosos o laicos, de alta complejidad o de alta cuna. Una labor que tiene como objetivo ganar la complicidad de los padres, siempre tan exigentes con todo lo que tiene que ver con sus pequeños. Y siempre tan crudos en los grupos de whatsapp. Por último, el grueso de profesionales de la educación, esas cerca de 130.000 personas sobre las que recae el sistema y que arrastran una década de recortes que ha dificultado su labor y ha minado su estado de ánimo. 

Salut admite que habrá "desajustes" y que el curso arranca con una "estabilidad tensa"

El secretario de Salut Pública del Govern, Josep Maria Argimon, ha asegurado este sábado en Catalunya Ràdio que los maestros no son un colectivo de riesgo ante el covid-19 y no ha descartado, como en el caso de Francia, reducir la cuarentena escolar de 14 a siete días. Por ahora, su postura es más prudente y abogaría, inicialmente, por un paso intermedio de 10 días sin cole. Argimon ya hacía referencia el jueves a la vuelta a la escuela y decía que la situación es de "estabilidad tensa", puesto que la gráfica de nuevos contagiados sigue en Catalunya por debajo de los 1.500 casos diarios diagnosticados por PCR. Pero malo sería relajarse, más aún con 1,6 millones de niños y jóvenes que vuelven a los más de 5.500 centros educativos repartidos por todo el territorio. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, lo tiene bastante más crudo, con más de 4.000 nuevos positivos entre sol y luna. 

Trabajo de equipo

"Estamos muy cansados y aún no hemos empezado", compartía hace un par de días con este diario la directora de una escuela de Tarragona. "Lo peor es no saber, porque creemos tenerlo todo organizado pero es muy difícil controlar a los niños", decía la responsable de otro centro, este sito en un barrio complicado de Badalona. El covid, por cierto, se ha cebado especialmente con los alumnos más vulnerables. No solo porque se ha demostrado que el coronavirus se atreve más con los vecindarios más desfavorecidos, también por la dificultad de mantenerse asidos a la educación digital en tiempos de confinamiento. "No nos podemos permitir volver a mandarlos a casa porque el daño podría empezar a ser irreversible". Familias, profes, alumnos y gestores; un auténtico trabajo de equipo. 

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