ENSEÑANZA EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Las escuelas vulnerables piden "más manos" al Govern

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Carlos Márquez Daniel

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Con algo de suerte, Núria Sabaté, directora de la escuela Marià Fortuny de Reus, podrá hacer 15 días de vacaciones. Son los tiempos que le ha tocado vivir al frente de una escuela considerada de alta complejidad, donde la educación intenta maridar la integración a todos los niveles: social, lingüística, cultural y económica. Sabe que el curso 2020-2021 no se parecerá a ningún otro, pero también es consciente de que los problemas serán los mismos. O incluso peores, pues la segregación escolar y la vulnerabilidad de ciertos colectivos se han agravado y extendido en estos meses de pandemia. Esta profesional de la docencia pide al Govern "más manos" para poder atender todas las necesidades. Es, de hecho, un grito unánime de este tipo de centros. Necesidades de antes y las que vayan surgiendo. El Departament d'Educació ha presentado este lunes un plan para fortalecer estas escuelas. Son 48 millones de euros para dar cobertura a unos 180.000 alumnos de 500 escuelas difíciles. ¿Bastará?

La Marià Fortuny tiene 470 estudiantes repartidos en 19 grupos y dispone de 38 profesionales. Hace un par de semanas, Núria, junto a otros directores de escuelas públicas de la zona de Tarragona, se reunió con personal de la 'conselleria'. Se trataba de pedir. De que Educació escuchara cuáles son las urgencias de los coles que más requieren de la mano pública y, sobre todo, del dinero de todos, para poder sacar adelante a las chicos y chicas que más obstáculos van a encontrar en el futuro. "A mi me encantaría poder llegar hasta 42 trabajadores, y fíjate que no digo profesores porque podrían ser educadores sociales, que nos dan una visión muy importante a la hora de abordar el acompañamiento. De lo que se trata es de poder disponer de más manos para poder estar cerca de los alumnos".

El tren del absentismo

Cuenta esta maestra que están en 25 chavales por clase. Sin lugar a dudas, una ratio demasiado alta para un lugar en el que la atención personalizada es imprescindible. Lo ideal, comparte Núria, "es que cada clase de 25 pueda tener dos docentes, uno para impartir la lección y otro para encargarse de casos en los que sea necesario estar más encima". Porque si alguien se pierde en la explicación, puede ser un tren con solo dos paradas, la de la frustración y, el destino fatal, el absentismo escolar

Más manos es el ejemplo que también ha puesto el 'conseller' Josep Bargalló durante la rueda de prensa. Un colegio de Terrassa, también entre los complicados, le pidió recursos humanos para poder seguir adelante en condiciones. El titular de Educació se ha apoyado en esta demanda para resumir el plan que el Govern tiene entre manos para intentar blindar la enseñanza del curso del coronavirus. Por un lado, incremento del número de profesores. Le sigue el plan digital que intentará que las nuevas tecnologías lleguen a todas partes, incluidos los profesores, que han tenido que usar recursos propios durante el confinamiento. Y por último, y pensado sobre todo para estas escuelas, un plan de mejora de oportunidades

Crisis global

Bonita misión. Pero también complicada, puesto que la reapertura de colegios, el 14 de septiembre, coincidirá con una crisis social, emocional y económica (además de política) que convertirá las escuelas, amén de ser templos del conocimiento, en oasis aislados, no solo del coronavirus, sino también de todo lo malo que el covid-19 ha traído a pueblos y ciudades, comunidades y barrios. Numéricamente, los 48 millones de euros públicos para los centros de alta complejidad se reparten así: 10,8 millones para sufragar colonias, material y actividades complementarias; 26,9 millones para el refuerzo educativo y social en las escuelas; 1,15 para fortalecer la relación entre el cole y las familias, y 9,18 millones para las acciones educativas más allá del ámbito escolar. En total, 19 medidas que deberían beneficiar a esos 180.000 alumnos que se forman en 500 centros catalanas en los que, además de enseñar a sumar y leer, la tarea del maestro a menudo marca la línea entre el éxito y el fracaso personal.