CONVOCATORIA SINDICAL

Tímido seguimiento de la huelga de profesores en Catalunya

Carlos Márquez Daniel

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Hay algo raro, incluso perverso, en todo lo que envuelve las huelgas en la educación convocadas en estos últimos tiempos en Catalunya. Porque no es habitual que los convocantes y los causantes de la protesta estén de acuerdo en el fondo de la reclamación. La de este jueves, la cuarta en poco más de seis meses, ha tenido un seguimiento muy modesto, del 10,77%. Eso son 7.868 profesores y profesoras que no han acudido a su aula por muchas razones. Pero por dos en concreto: exigen la reducción de la ratio (número de alumnos por clase) e incrementar el horario lectivo sin alumnos, esto es, ese tiempo que dedican a reuniones, formación y organización de las escuelas. El caso es que el Departament d’Educació asegura comulgar con los sindicatos, pero sucede que el Govern tiene el presupuesto prorrogado y todavía no hay margen para revertir los recortes iniciados en el 2010 y la vuelta a las 23 horas lectivas en primaria y a las 18 en secundaria.

La jornada apenas ha tenido incidencia en los centros educativos a pesar de que la convocatoria, a diferencia de las anteriores huelgas, contaba con la firma de todos los sindicatos con representación en el sector, esto es USTEC-Stes, CCOO, UGT, ASPEC-SPS y las intersindicales IAC y CSC. El anterior paro, a principios de marzo, tuvo un seguimiento del 10,24%, según datos del Govern, mientras que el 21 de febrero, en un contexto de huelga general en Catalunya, fue del 28,73%, y en noviembre, del 11,7%. Para Núria Cuenca, directora general de Educació, la tímida respuesta demuestra “el compromiso que demuestra a diario el profesorado y el esfuerzo de servicio que prestan para mantener la calidad de la educación”.

"No era el momento"

Según Cuenca, los docentes se han dado cuenta de que este no era el momento de salir a la calle. “Estamos en tiempos de prórroga presupuestaria, y por mucho que sean reivindicaciones legítimas que el ‘departament’ comparte, ahora no era el mejor momento”. Cualquier podría pensar que si el Govern está de acuerdo con lo que pide el profesorado, un éxito indiscutible de la huelga sería la mejor arma para plantarse en el Parlament e intentar convencer a la oposición de la necesidad de desbloquear las cuentas. O en su defecto, de la urgencia de pactar una partida extraordinaria que permita empezar a revertir los recortes que se empezaron a aplicar durante la era del ‘president’ Artur Mas y la ‘consellera’ Irene Rigau. Pero una cosa es la lógica y otra el desgaste político entre partidos

Por territorios, la zona que abarca el Consorci d’Educació de Barcelona, con un 16,31% de seguimiento, es la que más ha respaldado la huelga. Le sigue el Baix Llobregat (14,35%), el Vallès Occidental (14,02%), Maresme y Vallès Oriental (13,3%), El resto de comarcas de Barcelona (11,9%), Tarragona (7,84%), Girona (7,77%), Catalunya central (6,93%), Terres de l’Ebre (6,26%) y Lleida (3,32%).

En la manifestación de Barcelona se han congregado algo más de 2.000 personas, según la Guardia Urbana, bajo la pancarta ‘viene de una hora y va de ratios’, que recoge los dos asuntos principales de la protesta. En la plaza de la Universitat, antes de partir, Josepa y Montse, profesoras de la escuela Santiago Russiñol de Nou Barris, en Barcelona, han coincidido en hablar de “educación tercermundista”. “Porque en las condiciones en las que estamos no podemos dar calidad a nuestros alumnos. Y más en nuestro barrio, donde hacemos frente a situaciones sociales muy delicadas y no tenemos tiempo para poder tratarlas como merecen. Nos enfrentamos a problemas de salud mental, a situaciones límite, a familias de cinco miembros que duermen en una habitación”. Más allá de reducir la ratio y poder disponer de más horas lectivas fuera del aula, consideran vital contar con un psicopedagogo fijo en el centro. Ahora tienen uno a la semana, y solo por la mañana.

Ferran, de la escuela 30 passos del barrio de la Sagrera de la capital catalana, admite que tantos años de precariedad les ha minado la moral. “Cuando te recortan en el trabajo también te están cortando la libertad, y eso es algo que lo hemos notado y nos ha afectado”. Pero también hace autocrítica al recordar que en países como Finlandia, la nota necesaria para estudiar Magisterio es de las más altas. “Queremos mejores condiciones de trabajo, pero también más exigencia en la formación”.

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