Hay vida fuera del campus

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MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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¿Y si lo que uno decide finalmente es no ir a la universidad? Esta es la opción que tomaron uno de cada seis estudiantes que aprobaron las pruebas de acceso y que no llegaron a matricularse en ninguna facultad pública en Catalunya en el 2014 (un 16,9%) y en el 2015 (un 16,4%) , según datos facilitados por la secretaría de Universitats de la Generalitat. ¿Para qué pasaron entonces esos más de 10.000 chicos por un trago como el de la selectividad? Quizás porque no tenían claro qué estudiar y necesitaban un tiempo de reflexión. Tal vez acabaron ingresando en alguna universidad fuera de Catalunya (o en alguna privada) y por eso no constan en esta estadística. Pero tampoco es descabellado pensar que un buen puñado de ellos optaran por cursar ciclos formativos de grado superior.

“Es una alternativa cada vez más atractiva y no deja de ser un modo de conocer una profesión de un modo más práctico”, indica Cristina Caldas, orientadora de Educaweb. Por supuesto, entre el grupo de los que aprueban la selectividad y no van luego a la universidad están también quienes se ponen a trabajar (quizás harán la carrera más adelante) y también quienes se toman un año sabático. Esta tendencia, muy extendida entre los estudiantes anglosajones de clases media alta y alta, empieza a tener incidencia entre los jóvenes españoles de entre 18 y 19 años de similar extracción socioeconómica.

En esto de la universidad, ni los que lo tienen muy claro aciertan siempre a la primera. El estudio codirigido por el profesor Jordi Suriñach, de la Universitat de Barcelona, sobre las razones del abandono entre los estudiantes constata que “un 81,2% de los jóvenes que dejan la carrera el primer año habían escogido esos estudios como primera opción”. No se trata, por lo tanto, de estudiantes que cayeron de rebote en esos estudios. 

UN NÚMERO MÁS

Una de las propuestas del estudio -en el que junto a Suriñach han participado los investigadores Miquel Clar y Jesús Prujà- "es que se refuercen las tutorías, también en la universidad". "Es cierto que ya existen planes de acción tutorial, pero tendrían que personalizarse más y divulgarse mejor entre los alumnos", indica el catedrático de Economía Aplicada. El propósito es evitar, en la medida de lo posible, que un estudiante abandone la carrera porque se le trata como si fuera un número más.

“También el profesorado de secundaria necesitaría de una formación específica al respecto, entre otras razones, porque los servicios de orientación que tienen los institutos muchas veces no dan al abasto para atender a todos los alumnos matriculados”, afirma la profesora de la UOC Milagros Sáinz. “Y eso que, de un tiempo a esta parte, los centros y la propia Administración son cada vez más conscientes de la necesidad de una buena orientación y se ha avanzado mucho en este ámbito, pero aún queda mucho camino por recorrer”, agrega la técnica de Educaweb Cristina Caldas.