Gente corriente

Luz Rello Sánchez: "La dislexia causa el 40% del abandono escolar"

Investigadora. Aplica la inteligencia artificial para detectar problemas de aprendizaje en la lectura y escritura

«La dislexia causa el 40% del abandono escolar»_MEDIA_1

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OLGA MERINO

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Doctora en Ciencias de la Computación por la Pompeu Fabra, prosigue ahora sus investigaciones en la universidad norteamericana Carnegie Mellon, en Pittsburgh. Un esfuerzo que rinde frutos: Luz Rello Sánchez (Sigüenza, 1984) recoge hoy en Barcelona un premio de la Obra Social La Caixa para apoyar su proyecto www.changedyslexia.com.

-¿Qué es exactamente la dislexia? Una dificultad específica de aprendizaje, de origen neurológico, que afecta a la lectura y a la escritura.

-Para entenderlo: quieres escribir «melocotón» y acabas poniendo «metocolón». Sí, la trasposición de letras es una manifestación del trastorno, pero curiosamente de las menos usuales; hemos analizado los errores de 10.000 niños. El problema es que el aprendizaje de cualquier disciplina pasa por el filtro de la lectura y la escritura.

-Ajá. Cuanto más se parecen los sonidos y las letras entre sí, más errores se cometen.

-Que se traducen en suspensos en el cole. Sí, son niños que sacan peores notas. Según cifras del Ministerio de Educación, el 40% del abandono escolar se debe a la dislexia. El 10% de la población la tiene.

-¿Cómo detectarla? Es muy difícil, por eso se la conoce también como «trastorno oculto». Ahora mismo, la manera más frecuente de diagnosticarla es por el bajo rendimiento escolar; es decir, cuando ya es muy tarde, cuando el chaval ya está suspendiendo. Por eso hemos creado la aplicación Dytective.

-La del galardón. ¿En qué consiste? Se trata de un detector en línea, gratuito, que permitirá obtener un diagnóstico de riesgo con una precisión del 90%. Lo estamos desarrollando en castellano, catalán, inglés, alemán y árabe.

-Pone mucho énfasis en lo de gratuito. Es que un diagnóstico de dislexia puede costar hasta 1.000 euros, y es un informe necesario para que al niño se le apliquen adaptaciones en el colegio, como el derecho a los exámenes orales. Me llegan correos de familias que no pueden pagarlo.

-¿Por qué tanta implicación? Yo tengo dislexia. Me la detectó a los 11 años, en quinto de primaria, una profesora que también era psicóloga.

-¿Suspendía mucho? No demasiado; tan solo lengua y literatura. La profesora se dio cuenta de que sacaba malas notas por un problema de lenguaje y no porque fuera tonta. Era lo que todo el mundo pensaba.

-Lo pasó mal, claro. Sí, porque llegas a convencerte de que es verdad, de que eres tonto. Tú trabajas un montón, más que tus compañeros, y sacas peores notas. Las risas en clase, cuando lees en voz alta, ten van minando. Me sentí muy sola en la época del colegio.

-Me lo figuro. Todos los críos con dislexia suelen tener la autoestima baja y daños emocionales. Tenga en cuenta que no pueden confiar al cien por cien en lo que han leído o escrito.

-Esa historia pertenece al pasado. ¡Ha llegado al grado de doctora! Si no fuera por mis padres, no estaría donde estoy. Me ayudaban con los deberes e hicieron un gran esfuerzo económico, quedándose sin vacaciones durante años, para que estudiara inglés en el extranjero, para adquirir el idioma por el oído.

-¿Otorga alguna ventaja la dislexia? Tardo más en leer y escribir un texto, pero en contrapartida me ayuda en ciertas cosas. Soy mucho más creativa. Compensamos con otras estrategias cognitivas.