El alumno pobre tiene seis veces más riesgo de fracaso que el rico

Dos hermanos hacen deberes en casa, ayer.

Dos hermanos hacen deberes en casa, ayer.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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O bien es todavía pronto para evaluarlos (que podría ser), o bien los planes de la Generalitat para combatir el fracaso escolar son manifiestamente insuficientes. El caso es que el programa puesto en marcha en el 2012 por la Generalitat y bautizado con el nombre de 'Ofensiva de país a favor del éxito escolar', aunque ha logrado reducir de forma global las tasas de fracaso escolar en Catalunya, no está consiguiendo atajar las desigualdades educativas que se producen entre los alumnos por razón de renta. Y eso, según advierte un estudio presentado ayer por la fundación Jaume Bofill, puede terminar pasando factura.

«Los resultados de los estudiantes catalanes en el último Informe PISA demuestran que no tenemos un sistema educativo equitativo, que los alumnos con pocos recursos obtienen 70 puntos menos que los ricos», constató Xavier Bonal, sociólogo especializado en Educación y director del equipo que ha elaborado el estudio de la Bofill.

A partir de los datos del PISA 2012, los investigadores han detectado que el porcentaje de alumnos en riesgo de fracaso escolar es casi seis veces superior entre los chicos con nivel socioeconómico bajo que entre los estudiantes pertenecientes a familias más acomodadas. Eso significa, señalaron los autores, que el sistema educativo catalán «no logra neutralizar las diferencias sociales durante el proceso educativo y distribuir los resultados con independencia del origen familiar». Los alumnos pobres son, en definitiva, «un lastre» para la mejora de los resultados.

COLEGIOS GUETO

A diferencia de países, como Corea del Sur, Alemania, Suiza, Polonia, Portugal o Italia, que en el último PISA mejoraron significativamente los resultados en Matemáticas «gracias a que redujeron las desigualdades de nivel socioeconómico», Catalunya y España se «estancaron». Los autores del informe de la Bofill han visto claro el impacto negativo que está teniendo la segregación escolar, es decir la aparición de escuelas gueto. Los alumnos de colegios donde más del 25% de los alumnos proceden de entornos desfavorecidos obtienen notas en Matemáticas sensiblemente más bajas. Los estudiantes que pertenecen a familias de bajo nivel social y cultural obtienen 441 puntos, cuando los de su mismo estrato social, pero que están escolarizados en centros con menos porcentaje de alumnos vulnerables, elevan su rendimiento hasta los 471 puntos. Lo mismo ocurre con los menores que pertenecen a familias con un nivel medio-alto: si van a un colegio en que la mayoría de los compañeros van escasos de recursos, su nota en PISA es de 475 puntos, mientras que si asisten a un centro estándar, alcanzan los 522 puntos.

«Aunque la Generalitat dice que a las escuelas desfavorecidas, la Administración les asigna más recursos, estamos viendo que estos medios, materiales y humanos, no son suficientes, ya que las desigualdades siguen ahí», lamentó el director de la fundación Bofill, Ismael Palacín, que calificó las acciones llevadas a cabo por la Conselleria d'Ensenyament de «poco decididas».

El departamento que dirige la 'consellera' Irene Rigau recordó ayer que las pruebas de competencias básicas de cuarto de ESO, que realizan anualmente más de 60.000 estudiantes catalanes, ya reflejaron el año pasado una mejora en los resultados obtenidos en Matemáticas por unos y otros alumnos. La diferencia de puntuaciones según el nivel socioeconómico pasó de los 25,1 puntos de distancia del 2012 a los 17,7 puntos en el 2014. Además, las pruebas PISA, precisó la conselleria, que defendió la validez de su plan a favor del éxito escolar, implantado en mayo del 2013, solo las realizan unos 1.500 jóvenes catalanes.

Con todo, la Bofill recomienda ahondar en la lucha contra el abandono escolar con un nuevo «plan de equidad educativa con medidas para el alumnado más desfavorecido y un plan específico para los inmigrantes». La entidad sugiere que debe mejorar también el sistema de detección de los estudiantes con necesidades educativas específicas.