Telecos y tecnológicas

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Telecos y tecnológicas

A vueltas con el pago
por las redes

Por Sara Ledo

Europa está interconectada por miles de autopistas de telefonía. Son lo que se denomina redes de telecomunicaciones, capaces de hacer ‘magia’ para escuchar en Madrid la voz de alguien que está en Barcelona. Con un aumento del tráfico de Internet del 30% anual, cada vez se necesitan más vías para que circule no solo la voz sino también los datos. Y la cuestión es quién debe pagar por esta infraestructura. La Comisión Europea abrió en mayo una consulta pública que ha concluido este mes de octubre con ideas como facilitar las fusiones transfronterizas para un mercado único con operadoras con más musculatura y un nuevo modelo de financiación de las redes. El objetivo es que gigantes tecnológicos como Google, Amazon o Meta paguen un peaje y contribuyan de forma "justa y equitativa" a la construcción de unas redes, de cuya planificación y financiación se han encargado hasta ahora en exclusiva las grandes telecos. Pero los gigantes de Silicon Valley se niegan.

Las redes de telecomunicaciones se dividen en fijas y móviles. Históricamente, cada país europeo ha realizado su propio despliegue, en función de la tecnología que más le convenía por distintas razones. Así, en el caso de la banda ancha fija, España lidera el ranking de fibra, con un despliegue mayor que Francia, Alemania, Italia y Reino Unido juntos y, a su vez, ocupa la tercera posición entre los países de la OCDE, por detrás de Corea del Sur y Japón por suscripciones de banda ancha.

En términos generales, más de 188 millones de hogares de la UE (97,9 %) tenían acceso a al menos una de las principales tecnologías de acceso de banda ancha fija a mediados de 2021 (excluido el satélite), según el informe de cobertura de banda ancha en Europa, elaborado por la Comisión Europea.

La red de cobre, más conocida como ADSL, es la misma que se utilizaba para la telefonía convencional

La fibra óptica llega directamente hasta tu hogar; mientras que el cable combina fibra con un cable coaxial que se distribuye por las casas

La red de cobre, más conocida como ADSL, es la misma que se utilizaba para la telefonía convencional

La fibra óptica llega directamente hasta tu hogar; mientras que el cable combina fibra con un cable coaxial que se distribuye por las casas

La revolución que llega con el 5G

La tecnología fija era la única que existía hasta los años 70, cuando se inició el despliegue de las redes móviles, que permiten hablar por teléfono sin necesidad de cables. En este caso, la clave son las antenas, que se distribuyen alrededor de un territorio y se comunican con los teléfonos mediante señales de radio.

En la actualidad, conviven varias tecnologías, como el 3G y el 4G, así como los primeros despliegues de red 5G. En la denominada quinta generación de telefonía móvil, los despliegues son todavía incipientes (a través de la tecnología de uso dinámico de espectro DSS que permite confinar 4G y 5G) pero están llamados a reconvertir las telecomunicaciones.

De las llamadas a los datos

Las grandes telecos han sido tradicionalmente las encargadas de financiar y planificar todas esas infraestructuras como proveedoras de telefonía. Antes, las redes de telecomunicaciones se utilizaban únicamente para hacer llamadas, pero ahora el motor son los datos, lo que introdujo a una suerte de intermediarios entre las compañías de telecomunicaciones y los usuarios finales: los generadores de contenidos.

Tal es así que cinco grandes plataformas (Google, Facebook, Netflix, Apple, Amazon y Microsoft) generan más del 56% del tráfico global de Internet, según un informe elaborado por la consultora de inteligencia 'Sandvine', que analiza las webs y aplicaciones que consumen más ancho de banda.

Las plataformas de vídeo, redes sociales y juegos representan por sí solas más del 70% del tráfico global.

Hacer frente al déficit de inversión

Estos nuevos usos han supuesto un incremento anual del tráfico del 30% en los últimos diez años, que se tradujo en una inversión de unos 500.000 millones de euros de los operadores de telecomunicaciones para garantizar que las redes puedan soportar este crecimiento, según la asociación que representa a las principales empresas de telecomunicaciones en Europa, ETNO.

Y todo apunta a que esta tendencia se mantendrá para el despliegue de la nueva generación de conexiones móviles 5G. La Comisión Europea ha detectado un déficit de inversión de unos 174.000 millones de euros para alcanzar los objetivos de la brújula digital de la UE para 2030, consistentes en cubrir con 5G todas las zonas pobladas de la UE en 2030 y en que 450 millones de europeos tengan acceso a la banda ancha gigabit.

Y según un estudio de Frontier Economics, basado en los datos de costes, tráfico y redes facilitados a la consultora por Deutsche Telekom, Orange, Telefónica y Vodafone, el coste de la distribución del tráfico OTT en las redes europeas oscila entre los 36.000 y los 40.000 millones de euros al año y entre los 15.000 y los 28.000 millones de euros siguiendo un modelo de distribución de costes incrementales.

Las telecos piden una regulación justa que permita abordar un nuevo modelo de financiación para los próximos años en el que estén implicados todos los actores. Solo así se podrá asegurar que tanto los ciudadanos como las empresas y las administraciones públicas puedan acceder a la conectividad del futuro. La pelota está ahora en el tejado del ejecutivo europeo. El comisario europeo de mercado interior, Thierry Breton, ha presentado los resultados de su consulta pública y ha lanzado un llamamiento: “Hay que hacer lo que sea necesario para redefinir el futuro de las infraestructuras de las telecomunicaciones”.

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos: Sara Ledo
Diseño: David Jiménez
Coordinación: Rafa Julve