¿Cuál es el estado de
la transición energética
en España?

Por Sara Ledo

¿Cuál es el estado de
la transición energética
en España?

Por Sara Ledo

En diciembre de 2015, a raíz de la COP21 de París, se firmó un acuerdo internacional que establecía el objetivo de mantener, antes de finales de este siglo, el calentamiento global por debajo de 2 grados respecto a los niveles preindustriales, y de ser posible limitarlo a 1,5 grados.

La herramienta principal para lograr esa meta es la transición energética entendida como el cambio de un sistema energético (producción, distribución y consumo) radicado en los combustibles fósiles a uno de bajas emisiones o sin emisiones de carbono, basado en las fuentes renovables.

Marco estratégico

Los Gobiernos han desarrollado diversos mecanismos legislativos que marquen el paso hacia esa meta. En el caso de España, son tres:

Ley de Cambio Climático
y Transición Energética

Es el marco normativo e institucional para facilitar la progresiva adecuación la realidad a las exigencias que regulan la acción climática. Esta herramienta busca, desde su entrada en vigor a mediados de 2021, facilitar y orientar la descarbonización de la economía española hasta 2050.

Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030

Es el documento en el que se definen los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de penetración de energías renovables y de eficiencia energética a 2030. Este documento, publicado también en 2021, está actualmente en revisión para su actualización antes de junio de 2024.

Estrategia de
Transición Justa

Es el instrumento que permite la identificación y adopción de medidas que garanticen a trabajadores y territorios afectados por la transición hacia una economía baja en carbono, un tratamiento equitativo y solidario. Su objetivo es no tener un impacto negativo sobre el empleo ni la despoblación.

En diciembre de 2015, a raíz de la COP21 de París, se firmó un acuerdo internacional que establecía el objetivo de mantener, antes de finales de este siglo, el calentamiento global por debajo de 2 grados respecto a los niveles preindustriales, y de ser posible limitarlo a 1,5 grados.

Marco normativo

La herramienta principal para lograr esa meta es la transición energética entendida como el cambio de un sistema energético (producción, distribución y consumo) radicado en los combustibles fósiles a uno de bajas emisiones o sin emisiones de carbono, basado en las fuentes renovables.

Los Gobiernos han desarrollado diversos mecanismos legislativos que marquen el paso hacia esa meta. En el caso de España, son tres:

Electrificación
de la economía

Electrificación

Una de las grandes palancas hacia la descarbonización es la mayor electrificación. Esto es el proceso de sustituir los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas en todos los sectores económicos. La meta del Gobierno es alcanzar un peso del 34% en 2030, pero eso supone aumentar en un tiempo récord los niveles actuales, que se sitúan en 22,5%, después de haber retrocedio en los últimos años, desde el 25% en 2019.

La energía final sigue dominada por los combustibles fósiles, que en conjunto cubren en torno al 70% de la demanda. El cambio en la industria, el transporte y, en menor medida, en las calderas de los hogares a formas electrificadas son algunas de las recetas.

Puntos de recarga y coche eléctrico

Pese a la ambición, la implantación del vehículo eléctrico avanza lenta. A finales de 2022 había 325.675 vehículos eléctricos matriculados, todavía lejos de los 540.000 que hay de objetivo a 2025 y más frente a los 5,5 millones previstos en 2030. La distancia hasta este objetivo explica la existencia de ayudas como el Plan Moves o la desgravación del 15% en el IRPF hasta un máximo de 3.000 euros, aprobada a finales de junio de este mismo año.

Entre los motivos de este lento desarrollo podría estar el bajo despliegue de puntos de recarga –de los entre 80.000 y 110.000 ‘enchufes’ previstos a final de este año en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia a finales de septiembre solo había unos 27.420, según la patronal del coche eléctrico, Aedive--. El regulador español, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ultima un informe sobre los problemas que existen para su desarrollo y puesta en marcha. Instalar un punto de recarga tarda unos meses, pero los permisos para poder ponerlo en marcha requieren de entre uno o dos años, a los que se suma hasta un año y medio más si afecta a una carretera.

Bombas de calor

En el ámbito doméstico también las bombas de calor están llamadas a jugar un papel importante al consumir entre cuatro veces menos energía que las calderas de gas o petróleo.

En 2022, España fue el quinto país con una la tasa más baja de ventas de bombas de calor de toda Europa, con 9,8 bombas de calor por cada 1.000 hogares, según el informe sobre mercado europeo 2023, elaborado por la Asociación Europea de Bombas de Calor (EHPA, por sus siglas en inglés).

Renovables

El uso de energía final

En generación eléctrica

Sobre la forma de producir toda esa electricidad, las reinas serán las energías renovables, tanto para generación eléctrica como para uso final de la energía, aunque uno y otro están directamente relacionados. Son las renovables las que mayor ritmo de implantación tienen con un crecimiento de la capacidad en 2022 del 42%, frente al 38% del año 2019, y provocando que en 2023 España se convierta en el primer país de entre las mayores economías de Europa en alcanzar el 50% de renovables en su estructura de generación.

Autoconsumo

Estos datos de penetración renovable son si cabe más significativos teniendo en cuenta que no incluyen la totalidad del autoconsumo. Esta forma de producir y consumir energía se integra en gran medida en el lado de la demanda, de forma que reduce el consumo de electricidad a través de la red.

Esta modalidad ha vivido un auténtico bum desde 2018, pasando de 0,4 GW instalados a 5,2 GW, al calor de los nuevos marcos regulatorios primero, como el final del 'impuesto al sol', y el aumento de la factura de la luz tras la invasión de Rusia en Ucrania y el reparto de ayudas del Gobierno, con más de 2.000 millones de euros en el último año y medio. Un buen ritmo que ha llevado al Gobierno a elevar sus objetivos de autoconsumo a 19 GW, frente a los entre 8 y 14 GW establecidos en 2021.

Gases renovables

Otra cuestión es cómo descarbonizar todo aquello que no se puede electrificar, como la demanda energética en los procesos industriales de alta temperatura o el transporte pesado, es a través de gases de origen renovable, como el hidrógeno verde y el biogás.

Hidrógeno ‘verde’

El hidrógeno renovable está llamado a ser uno de los grandes protagonistas de la transición energética, con un objetivo de 11 GW a 2030. Pese a las enormes expectativas generadas, con anuncios milmillonarios de inversión por parte de las grandes empresas energéticas, la realidad es que a día de hoy apenas hay un puñado de proyectos en marcha. Sin embargo, el Gobierno ha multiplicado por tres su meta a 2030, hasta tener 11 GW de electrolizadores.

El problema de este vector energético es que es muy caro, en comparación con su alternativa fósil (el hidrógeno gris, que se produce con gas). Esta diferencia se ha visto agravada en los últimos meses, en los que el precio del gas (35 euros) ha bajado respecto a los niveles récord que alcanzó en 2022 (200 euros). Y aquí, además, el Gobierno depende de las petroleras, que son las principales consumidoras de hidrógeno en España.

Más allá del consumo industrial, la estrategia del Gobierno pasa por producir tal cantidad que sirva también para exportar este producto a otros países. El principal proyecto es el hidroducto H2Med que aspira a unir la Península Ibérica con Alemania a partir de un conducto submarino entre Barcelona y Marsella.

Biogás

Otra forma de descarbonizar la industria es a través del biogás. Gas producido a partir de materia orgánica, principalmente de residuos. Es el gas renovable que tiene primacía en el corto y medio plazo (por delante del hidrógeno 'verde') y tras su enriquecimiento hasta biometano, puede tener los mismos usos y usuarios consumidores y utilizar la misma infraestructura que el gas natural.

En el año 2020, la producción de biogás fue de 8,079 TWh, mientras que el objetivo a 2030 en el borrador del PNIEC se sitúa en los 20 Twh. Las empresas gasistas, integradas en Sedigas, estiman un potencial de producción de hasta 163 TWh, suficiente para descarbonizar el 45% de la demanda nacional de gas natural, frente a los 20 TWh del Gobierno.

Eficiencia energética

Otro de los ejes de la transición energética es la eficiencia. Es decir, utilizar la menor cantidad posible de energía con el mismo o similar resultado de confort y servicio.

Entre las medidas para fomentar la eficiencia se incluye la rehabilitación de los hogares. En 2019 se rehabilitaron algo más de 31.100 hogares y, aunque supone un 10% más que en 2018, el objetivo del Gobierno es multiplicar esta actividad por diez de aquí a 2030, llegando a las 300.000 viviendas al año.

En el Plan de Recuperación se destinarán 3.420 millones de euros a la rehabilitación residencial con la actuación en fachadas y cubiertas, mejorando el aislamiento y la carpintería de los edificios, el cambio de ventanas en las viviendas, la instalación de placas solares, aerotermia o la mejora de la accesibilidad de los edificios. El objetivo es alcanzar las 510.000 actuaciones de renovación de viviendas en el segundo trimestre de 2026, lo que implica un ritmo medio de 71.000 viviendas al año.

Un reportaje de El Periódico

Textos: Sara Ledo
Infografía y diseño: Ramon Curto y David Jiménez
Fotos: Ferran Nadeu, Manu Mitru, Elisenda Pons, Jackie Naeglen, Jose Luís Roca
Coordinación: Rafa Julve