Los romanos ya sufrían la inflación

Cuando los precios suben…

suben…

... y suben sin parar durante un tiempo, hay inflación.

Su impacto es fácil de entender, pues afecta a la cesta de la compra. Si todo cuesta más, el dinero vale menos.

La inflación es un fenómeno muy extendido en el mundo actual, pero ¿es realmente nuevo?

Quizá, no tanto. La inflación está directamente asociada a la aparición de la moneda.

Cuando la moneda se consolida como elemento de intercambio, algunos gobernantes descubren que pueden aumentar sus ingresos manipulando su valor.

Fabrican monedas utilizando metales más baratos.

Así el valor metálico (valor real) es menor que el que está acuñado (valor nominal).

De esta forma hacen circular más dinero del que valen las monedas.

Con ese extra pueden aumentar el gasto público que destinan a…

.. financiar guerras, por ejemplo.

Guerra del Peloponeso
(431 a 404 a. C.)

30 años de batallas entre griegos

Segunda Guerra Púnica
(218 a 201 a. C.)

Choque entre Roma y Cartago, las dos superpotencias del Mediterráneo.

ROMA (27 a.C)

Augusto inicia la vida del imperio devaluando la moneda. Es una fórmula para financiar la expansión territorial.

A sus sucesores les gusta el sistema y lo siguen aplicando durante décadas. Sin embargo, la inflación es mínima. ¿Por qué?

Porque al ir uniendo territorios se genera riqueza. El dinero extra circulante lo consume el aumento de población.

Los problemas llegan a partir del s.III. El imperio ya no está en una época de crecimiento y la inflación se dispara.

A pesar de estos episodios históricos, los excesos de la inflación han ocurrido en el siglo XX.

La presencia de más cantidad de dinero en la economía es una de las causas más habituales para la subida de precios. Aumenta la demanda pero no la oferta de productos.

Esta es una forma muy simplista de presentarlo, pues la situación suele ser más compleja y existen distintas teorías económicas para explicar el fenómeno de la inflación.

No obstante, los casos de inflación galopante en la Historia tienen en común un gobierno que, por distintos motivos, fabrica más dinero del que tiene.

Por ejemplo, después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), en Alemania se instaura la República de Weimar, con el objetivo de reconstruir el país.

Los países vencedores, a través del Tratado de Versalles, imponen sanciones económicas a la Alemania derrotada.

Para pagarlas, el gobierno germano imprime papel moneda.

La inflación generada fue tan elevada que el papel en que se imprimía valía más que el valor representado.

Por una razón parecida se da el caso de inflación más exagerado de la historia, en Hungría en 1946.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Hungría país pierde el 40% de su riqueza y su capital, Budapest, está prácticamente destruida.

Las arcas del país están vacías y no hay apenas tejido productivo. Además, la deuda externa en concepto de reparaciones de guerra es muy alta.

El gobierno imprime moneda para reactivar la economía, lo que desata la inflación.

Llega al

Los precios se duplican cada 15 horas. El billete más alto es de 100 trillones de pengős. La gente diferencia los billetes por su color, no por su valor.

El gobierno sustituye su moneda por una más estable y, al acabar el año, Hungría consigue restaurar su capacidad productiva.

Dejar de imprimir papel moneda en exceso y adoptar una nueva moneda más estable son dos medidas habituales que suelen tomar los gobiernos para detener la hiperinflación.

Sin embargo, solo son efectivas si se adoptan a tiempo.

No es el caso de Zimbabue, que bate el triste récord de haber vivido el periodo más largo de hiperinflación, cinco años.

A finales de la década de 1990, Robert Mugabe inicia su reforma agrícola, centrada en la confiscación de tierras a propietarios blancos para distribuirla a población negra.

Al tener menos experiencia, los nuevos agricultores producen menos alimentos.

Además, Zimbabue se involucra en la Segunda Guerra del Congo, conocida como la guerra del Coltán, en la que participan siete estados africanos.

Para financiar estas medidas, el presidente Robert Mugabe recurre a la impresión de moneda. El dinero pierde valor.

Finalmente, se adopta el dólar estadounidense.

Aun así, como no hay un crecimiento real de la economía, la situación se enquista.

La gente vuelve a practicar el trueque de productos. El papel moneda es accesorio.

La economía de Zimbabue no se ha recuperado aún. Como muestra, hay quien propone pagar las pensiones en vacas.

Al fin y al cabo, las vacas no se pueden devaluar.

Para este reportaje se ha contado con el asesoramiento de David Serrano Ordozgoiti.