Claves de la campaña

¿Cuánto te costaría la declaración de la renta si no vivieras en Catalunya?

El IRPF catalán se sitúa entre los más caros para los contribuyentes con rentas más bajas

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Cálculos / recha oktaviani /Unsplash

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Llevamos dos campañas electorales en dos meses: el 14 de febrero hubo elecciones al Parlament de Catalunya y el 4 de mayo es la Comunidad de Madrid la que está citada a las urnas. Uno de los argumentos que más han repetido los candidatos de ambos comicios está relacionado con los impuestos, por lo general más altos en Catalunya que en Madrid, comunidad a la que acusan de hacer dumping fiscal, algo así como competencia desleal. Pero ahora que llega la hora de hacer la declaración de la renta, ¿qué diferencia hay entre tributar en Catalunya y hacerlo en otro territorio? Analizamos los tributos que cambian en función de cada comunidad autónoma: el IRPF, los impuestos propios y los cedidos y su impacto en el bolsillo de los ciudadanos.

IRPF, de los más altos para las rentas bajas

El Impuesto de la Renta sobre las Personas Físicas (IRPF) está centralizado en un 50% y cedido a las comunidades autónomas en el otro 50% (en el caso del País Vasco y Navarra, la cesión es del 100%). El IRPF se grava en función de tus ingresos y va subiendo a medida que aumenta la renta declarada (por tu trabajo, por el rendimiento de tus bienes inmuebles o por tus actividades económicas, por ejemplo), pero también existen bonificaciones en función de si tienes hijos o familiares a cargo, por hacer donaciones a entidades sin ánimo de lucro o por el alquiler de la vivienda habitual. Estos beneficios (y sus condiciones) también los deciden las comunidades autónomas.

Catalunya es uno de los territorios con el IRPF más alto, sobre todo para las rentas más bajas. Tomando de referencia un contribuyente menor de 65 años, soltero, sin hijos, sin discapacidad y sin otro ingreso que su salario, la cantidad que pagaría en cada comunidad autónoma varía, según los cálculos del Registro de Economistas Asesores Fiscales. Para un sueldo de 16.000 euros, por ejemplo, el IRPF en Catalunya es de 937 euros anuales y en La Rioja, el más bajo, de 864. Un contribuyente que ingresa 45.000 euros, en Catalunya paga 9.670 euros de IRPF, en Madrid 9.272 o en Extremadura, 9.822. Si pagaran de acuerdo a la norma estatal, todos ellos pagarían 9.500 euros.

El IRPF es un impuesto periódico que supone en España un aporte medio de 1.900 euros por persona y año, este dato sube a 2.438 en Catalunya y 3.280 en Madrid (sobre la renta disponible, los madrileños pagan un 16,72%, la proporción más alta de España, seguidos de Catalunya, con un 13,71%). En Extremadura, con la recaudación más baja per cápita, la cifra baja a 1.003 euros. 

Para llegar a la cuota líquida (el neto a pagar), al cálculo del recuadro anterior (la cuota íntegra) hay que descontarle (si procede) las bonificaciones. La más frecuente es por tener hijos a cargo. Catalunya tiene 10 deducciones autonómicas, mientras que la Comunidad Valenciana ofrece 31. No obstante, los requisitos para acceder a las bonificaciones también cambian en función del territorio. Por ejemplo, para desgravar el alquiler de tu primera residencia, en Catalunya tienes que tener menos de 32 años, haber estado en paro al menos seis meses, tener algún grado de discapacidad o formar parte de una familia numerosa. En Madrid, el único requisito es tener menos de 35 años. En ambos casos, existe un límite de renta para desgravar el alquiler, pero en Catalunya el importe máximo que retorna Hacienda es de 600 euros al año, mientras que en Madrid sube a 1.000.

El IRPF se liquida en la declaración de la renta que empieza en abril. En 2020, la Generalitat de Catalunya ingresó 11.575 millones de euros por este concepto. Hacienda retiene cada mes un porcentaje del salario de cada trabajador para evitar tener que pagar todos los impuestos en el momento de la declaración, a la que están obligadas todas las personas físicas que ingresan más de 22.000 euros. En caso de tener más de un pagador, el umbral baja a 14.000 euros, algo que deben tener en cuenta quienes hayan estado en ERTE durante la pandemia, aunque varias comunidades autónomas, entre ellas Catalunya, han aprobado deducciones para que esta situación no perjudique sus declaraciones.

Impuestos de donaciones y sucesiones y sobre el patrimonio

Al margen del IRPF, los impuestos que gravan donaciones, herencias y patrimonio también se cuantifican de manera distinta en cada comunidad autónoma porque, aunque son estatales, están cedidos al 100%. La Generalitat ingresó en 2020 611 millones por los impuestos de donaciones y sucesiones, lo que equivale a 79 euros por persona, frente a los 29 de media en España, y a los 2.438 que recaudó por el IRPF.

Catalunya, sin embargo, no es la comunidad autónoma donde más tributan las sucesiones y donaciones. Asturias, Castilla y León o Comunidad Valenciana, por ejemplo, gravan más estas actividades. Para hacer la comparación, el Registro de Economistas Asesores Fiscales usa otro caso hipotético, el de un hijo de 30 años soltero que hereda o recibe una donación de 800.000 euros. Este ejemplo pone de referencia una suma más alta que la media (solo el 1,3% de las sucesiones que se reciben en Catalunya son superiores a los 800.000 euros, según la última Memoria Tributaria de este impuesto) pero es la forma más clara de hacer la comparación entre las comunidades autónomas porque en la mayoría de herencias más bajas existen bonificaciones prácticamente en toda España. En este ejemplo se calcula que la herencia incluye una vivienda valorada en 200.000 euros.

En Catalunya, los hijos y cónyuges tienen bonificados los primeros 100.000 euros de herencia, en La Rioja 150.000, en Aragón 200.000 euros, por ejemplo. A partir de esa cifra, el impuesto aumenta progresivamente en función de si los herederos son hijos menores de 21 o mayores de esa edad, cónyuges, hermanos, etcétera. En Andalucía, Cantabria y Murcia la bonificación llega al 100% y en Madrid al 99%.

El Govern modificó en abril del año pasado el impuesto de donaciones y sucesiones, que en varios supuestos se ha quintuplicado, y eliminó causas para que los herederos, especialmente los hijos, puedan beneficiarse de bonificaciones. En el caso concreto de una herencia comprendida por dos casas (una vivienda habitual y una segunda residencia) valoradas en 300.000 euros cada una, el incremento sería de alrededor del 500%. Teniendo en cuenta todas las bonificaciones y reducciones, este heredero habría tenido que pagar 2.941,51 euros antes de la reforma y 17.660,17 euros después. 

En el caso de las donaciones en vida, también existen bonificaciones, pero sin tener en cuenta ninguna de ellas, así se compara la liquidación en las distintas comunidades autónomas:

La cesión del impuesto sobre patrimonio a las autonomías también ha generado desigualdades. Cada comunidad tiene capacidad para fijar reducciones, modificar la tarifa y crear bonificaciones. En Catalunya hay varios tipos de gravamen que van del 0,21% al 2,75% (los primeros 500.000 euros están exentos de tributación) y la Generalitat recauda cerca de 555 millones de euros por este concepto. En el extremo contrario, la Comunidad de Madrid es la única que bonifica totalmente el impuesto. 

15 tributos propios, 0,5% de los ingresos

Catalunya es la comunidad autónoma con más tributos propios, 15, sin embargo, todos estos impuestos supusieron solo el 0,5% de la recaudación autonómica en 2020 (con un ingreso de 136,8 millones de euros). La mayoría de estos tributos corresponden a impuestos ambientales, en especial el agua, que se tasa a toda la ciudadanía a través de la factura; pero también la emisión de gases invernadero, instalaciones que afectan al medio ambiente o residuos de la construcción, que pagan las empresas que los emiten. Finalmente, se tasa por ejemplo el consumo de productos como las bebidas azucaradas, los establecimientos turísticos o el juego. Uno de los cambios más recientes en este campo es la puesta en marcha del impuesto del CO2 que tendrán que pagar todas las personas con transporte privado que provoque emisiones.

La “NASA catalana”, las embajadas y TV3

Dentro de los presupuestos de la Generalitat, siempre hay tres partidas y conceptos que suscitan controversia política por su peso en el presupuesto de la Generalitat: el proyecto de diplomacia de la Generalitat, la llamada “NASA catalana” y la televisión pública. El total del gasto de la Administración de la Generalitat (que incluye todas las consejerías, los fondos no departamentales y los organismos estatutarios) es superior a los 42.000 millones de euros. De estos, las delegaciones del Govern en el exterior tienen un presupuesto de 7,5 millones, la estrategia New Space, vinculada a la nueva economía en el espacio, 18 millones, de los que 2,5 millones se destinan al lanzamiento de dos nanosatélites, y la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, donde se incluyen TV3 y Catalunya Ràdio, tiene un presupuesto de 245 millones de euros.

Alberto Navarro, profesor de Derecho Financiero y Tributario de la Universitat de Girona, Jordi Altayó, profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universitat de Barcelona, y Luis del Amo, secretario técnico del REAF del Consejo General de Economistas, nos han ayudado a interpretar la legislación y los datos.

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