El negocio del gran consumo
El auge de la marca blanca eleva su aportación a la economía española hasta el 3,3% del PIB
La asociación de fabricantes Promarca denuncia que es una riqueza de peor valor añadido y que cada euro gastado en el súper cada vez trae menos cola positiva
La edad de oro de la marca blanca: el supermercado la favorece como nunca y el cliente la elige cada vez más

Una señora compra en un supermercado de Barcelona / ELISENDA PONS


Paula Clemente
Paula ClementePeriodista
Periodista del equipo de economía. Escribo sobre cuestiones relacionadas con el Consumo, las empresas (especialmente las medianas y pequeñas), el emprendimiento y el tejido tecnológico local.
Ha sido un lustro histórico para el negocio en torno a la marca de distribuidor (la comúnmente conocida como marca blanca) y, ahora, las estadísticas empiezan a reflejar las consecuencias de este auge. La presencia que han ganado en la cesta de la compra los productos de marca de supermercado en estos últimos años se ha traducido en un importante salto en la contribución a la riqueza española. En 2020, la marca blanca contribuyó en un 2,4% al Producto Interior Bruto (PIB) de la comunidad. En 2023, lo hizo en un 3,3%.
La tendencia es la contraria en el caso de las marcas de fabricante. Los productos que llegan al supermercado con una marca identificable aportaron el 7,5% del PIB español, dos décimas menos que estos años de atrás. Así lo recoge la asociación Promarca, que ha recopilado datos de Datacomex, el INE, Circana y Mapama para llegar a esta conclusión: que, desde la primera edición de este estudio, en 2008, "el peso de las marcas de fabricante en la economía nacional ha crecido algo menos de un punto porcentual, mientras que el peso de las marcas de distribución aumentó más de dos puntos fruto de su crecimiento sostenido en cuota de mercado durante los últimos 16 años".
Según las varias fuentes que lo han medido, prácticamente la mitad del carro de la compra se llena actualmente con productos de 'marca blanca', y España es el segundo país de Europa con el porcentaje más abultado.
Lo que denuncia Promarca, tras dibujar este escenario, es que esta riqueza es cada vez de peor calidad. De acuerdo con el informe presentado este miércoles, el mismo euro invertido en comprar en el supermercado ha pasado de generar 0,21 euros de valor añadido en 2019 a 0,19 euros en 2023. "Es decir, el crecimiento del peso de la marca de distribuidor ha propiciado en cinco años una destrucción neta de valor del 9,5% por euro gastado en el sector", ataca directamente Promarca.
El organismo afianza su teoría del siguiente modo: el PIB nacional y el valor añadido del país han crecido más del 17% entre 2019 y 2023. Las ventas del conjunto del sector han aumentado un 21% en este mismo tiempo. Y, en cambio, el incremento del valor añadido que generan tanto marcas de fabricantes como marcas de distribuidor, apenas rebasa el 11%. "El continuo crecimiento de la marca de distribuidor a expensas de la marca de fabricante redujo drásticamente la capacidad de generar riqueza del sector de gran consumo en el mercado doméstico, su crecimiento conjunto se ralentizó por debajo del de las ventas de sector y de la economía nacional", insiste el documento.
Empleo e impuestos
Suman a la bolsa de argumentos favorables a ellos que su industria generó casi el doble de empleos (1.377) que la de la venta de marcas de supermercado (719), aunque ocurra también que la primera vaya a la baja. Lo mismo con la recaudación de impuestos (14.700 millones de euros frente a 6.200 millones) y la inversión en i+D (523 millones de euros frente a 64 millones). Cabe destacar, aquí, el importante descenso de un año a otro.
La marca de fabricante siempre se ha defendido a sí misma como una de las garantes de la innovación y el desarrollo en el sector. De acuerdo con este informe, casi el 90% de estos avances proceden, efectivamente, de los fabricantes reconocidos, pero la cifra va a la baja desde la pandemia. "En estos cuatro años, el balance neto de la inversión conjunta en i+D+i arroja un decremento de más de 140 millones de euros", reconoce Promarca, que se refiere a ello como "algo inédito" y "preocupante", en tanto que puede "comprometer" la salud del marcado y la competitividad de los productos españoles en el extranjero. "La pérdida de capacidad para generar valor añadido en el mercado doméstico, así como la tensión de costes generada por el repunte inflacionario del año 2021, podrían ser algunas de las razones detrás de este descenso", elucubran.
La conclusión general es más directa: "La marca de fabricante tiene un potencial muy superior a la marca de distribución en la generación de valor añadido para la economía nacional, un valor añadido que permite generar empleo de más calidad, pagar más impuestos y lanzar más y mejores innovaciones de producto".
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