Tendencias de consumo
El consumidor español dice ver negro el futuro… pero en el supermercado han regresado los carros llenos hasta arriba
El último monitor de GfK retrata a una población con expectativas negativas respecto a sus ingresos, a su voluntad de compra y al desempeño de la economía en general
La supresión y rebaja del IVA de los alimentos ha ahorrado algo más de 2.100 millones de euros a los hogares
Estos son los supermercados más baratos (y más caros) para hacer la compra en Catalunya

Un cliente compra en un supermercado de Barcelona. / ELISENDA PONS


Paula Clemente
Paula ClementePeriodista
Periodista del equipo de economía. Escribo sobre cuestiones relacionadas con el Consumo, las empresas (especialmente las medianas y pequeñas), el emprendimiento y el tejido tecnológico local.
Ni rastro del optimismo general que se vislumbraba antes del verano. Según el último barómetro con el que la empresa de estudios de mercado GfK (parte del universo Nielsen) mide el clima europeo en torno al consumo, en España empeoran las expectativas en cuanto a los ingresos, a la disposición de gasto y al desempeño de la economía del país en general. En junio, la curva era ascendente. A partir de entonces, se tuerce hacia abajo. Sin embargo, como lleva ocurriendo durante toda la crisis inflacionista, una cosa es la actitud y otra el comportamiento. Porque estos negros augurios chocan directamente con un cuarto indicador que es la convicción de que los precios están yendo e irán a la baja. Y, también, con lo que está ocurriendo dentro de los supermercados, donde se detecta una recuperación de la estampa de los carros llenos hasta arriba.
"La cesta de la compra ha subido un 30% desde la pandemia y las hipotecas en junio llegaron a costar el 3,65%. Ambos gastos pesan mucho en los presupuestos familiares. Si a esto le sumamos que los ingresos no han crecido al mismo ritmo, es fácil entender por qué las familias siguen siendo escépticas sobre una mejora económica y prefieren mantener controlado férreamente su gasto en el futuro cercano", reflexiona la responsable del estudio de GfK en España, Antonieta Martín.
Este informe desvela que cada vez más familias creen que sus ingresos no mejorarán en los próximos meses (de hecho, este indicador está ahora en negativo, con un -3, cuando todo el año había estado en positivo) y que la actitud abierta al gasto empeora en agosto después de una tímida recuperación en julio, hasta marcar un -19 en su puntuación. Estos números son el resultado de ponderar las respuestas positivas y negativas de todas las encuestas hechas en toda Europa. Si un indicador es positivo –precisan desde GfK– quiere decir que esa variable en concreto está por encima de la media. Y lo contrario, si es negativa.
En resumen, "bajada destacada de las previsiones de ingresos de los hogares en España", "continúan las dudas de la población sobre la evolución de la economía" del país y "menos disposición al consumo, a pesar de que en julio hubo un atisbo de reactivación que no ha continuado un mes después".
Bajada de precios y relajación en el supermercado
Lo curioso es que este empeoramiento de las sensaciones se dé en paralelo a una clara mejora de las expectativas en relación con la crisis inflacionista. "Después de un junio donde la esperanza de una bajada de los precios parecía enfriarse, el verano termina con una visión más optimista sobre una próxima reducción de la inflación", subraya el mismo documento. De hecho, en el supermercado parecen haber vuelto los carros de la compra llenos hasta arriba, una estampa que la crisis inflacionista había llevado a mínimos. Al dispararse los precios de la alimentación, el consumidor empezó a ir de forma más asidua al supermercado con la intención de comprar cestas más pequeñas y llenas solo con aquello que necesitara. En definitiva, ahorrar.
"Poco a poco, estos comportamientos de compra más característicos de época de crisis se van reduciendo: ya no vamos a comprar con mayor frecuencia (...) y el tamaño de la cesta de la compra se ve menos impactado, se mantienen estables las grandes cestas, y eso demuestra que el comprador sigue comprando el mismo número de categorías", explicaba a principios de mes un directivo de la división Worldpanel de Kantar, Bernardo Rodilla. "Todos los indicadores de mercado sobre la evolución del gran consumo (cómo ha cambiado el comportamiento o la cesta de los compradores y qué canales son los que más crecen) nos llevan a pensar que poco a poco vamos alcanzando un estado de normalidad y dejando atrás una fase de cinco años que ha sido muy compleja", añadía.
¿Es compatible eso con ver negro el futuro? A juzgar por lo que lleva pasando desde el covid, sí. De hecho, el último análisis trimestral del Banco de España asegura que seguimos sin alcanzar los niveles de consumo precovid, lo que indica que, en general, nunca hemos dejado de estar alerta al entorno macroeconómico. En medio de todo esto, la visita al supermercado es casi obligada, así que es lógico que este sector haya mantenido viva su actividad, pero con comportamientos propios de quien intenta ahorrar. Y que si el mensaje empieza a ser, por fin, de contención de la inflación, el consumidor se relaje un poco, a la hora de comprar. Los que quizás enfrentan una situación más compleja, si cabe, los próximos meses, son aquellos sectores considerados algo más superfluos, como el de la moda o la electrónica.
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