Alimentación

¿Por qué los mayores de 50 son los que más comida desperdician?

La subida de precios y los platos procesados contribuyen a frenar el desperdicio de alimentos

El desperdicio alimentario en los hogares ha bajado un 13,5% desde la pandemia

Una mujer se dispone a degustar una ensalada, como plato único de su comida.

Una mujer se dispone a degustar una ensalada, como plato único de su comida. / El Periódico

María Jesús Ibáñez

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Barcelona
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Las personas de más de 50 años, sobre todo si conviven con hijos ya mayores, lideran en estos momentos la lista de hogares que más alimentos frescos desperdician en España, según la encuesta que realiza anualmente el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que recoge datos sobre despilfarro alimentario desde 2017. La única franja de edad que redujo de forma significativa su desperdicio de la cesta de la compra fue la de ciudadanos de entre 35 y 49 años. Los alimentos que más veces acabaron en la basura en estas casas fueron, según el mismo informe, los elaborados cárnicos, con los estofados de ternera y las chuletas de cerdo como platos que menos se reaprovecharon.

Así, pese a que entre 2021 y 2022, el último año completo del que hay datos oficiales, el derroche de alimentos se redujo en algo más de cinco kilos por persona al año, hubo grupos de población que, lejos de mejorar su gestión de las comidas, la empeoraron. Las parejas sin hijos, por ejemplo, malgastaron demasiados alimentos frescos: las jóvenes un 12,1% más y las más mayores, un 4,3%. En el capítulo de platos ya cocinados, las parejas jóvenes también suspendieron, con un aumento del derroche del 10,5%, tres puntos por encima de la media. En este caso, las parejas mayores sin hijos sí experimentaron una mejora, de un 35,5%, mientras que las que tienen hijos de más edad aumentaron el desperdicio un 72,5%.

Los hogares que mostraron mejor comportamiento (y también mayor concienciación respecto al impacto económico y ambiental que tiene el desperdicio) fueron, siempre según el informe del ministerio, los integrados por jóvenes que viven de modo independiente, que tiraron a la basura un 24,1% menos de alimentos frescos y un 50,2% menos de preparaciones ya elaboradas. "Es un hecho que responde a una lógica económica: los hogares con integrantes más jóvenes son, por una parte, los que más salen a comer fuera y, por otra, los que más alimentos procesados compran. Y una consecuencia directa de ese tipo de consumo es que el desperdicio es más bajo", apunta Pietro Tonini, investigador del Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).

En ambos capítulos, tanto en lo que se refiere a comida fresca sin elaborar como a las recetas ya cocinadas, es reseñable la gestión que hacen las familias monoparentales que mejoraron un 7,7% y un 25,2%, respectivamente.

Por territorios, las autonomías del noroeste de España se llevan la palma del desperdicio frente al área de Catalunya y Aragón (sin incluir la Barcelona metropolitana, que se contabiliza por separado) que experimentó mejoras importantes. La capital catalana hizo un esfuerzo significativo en lo relativo a los alimentos frescos, con una reducción del derroche del 13,3%, mientras que Madrid y su zona metropolitana tuvieron en 2022 un aumento del 4,5% respecto al año anterior. En el aprovechamiento de platos preparados, Madrid malgastó un 6,6% más y Barcelona un 19,5%.

Carnes, pescados y fruta

Aunque cada vez se compra de manera más planificada y hay una mayor consciencia por los altos costes de los alimentos, todavía sigue habiendo productos costosos, como las carnes, que terminan en el cubo de la basura. Entre 2021 y 2022, el desperdicio de platos cárnicos aumentó en un 30,5%. Dejaron de reaprovecharse estofados de ternera y chuletas de cerdo, sí, pero también filetes de ternera, muslos de pollo y albóndigas, según recoge la encuesta del ministerio. Se salvaron las chuletas de cordero, las hamburguesas mixtas y las pechugas de pollo.

Entre los más jóvenes y entre los más mayores (los dos extremos de la pirámide de edad), aumentó el desperdicio de algunos pescados como la merluza, el calamar, el boquerón y la dorada (la media de aumento entre este tipo de alimentos fue del 45,4%), mientras que, entre los productos frescos, manzanas y plátanos, que contaron por el 27% del desperdicio de frutas, podrían haberse aprovechado mejor especialmente entre hogares más adultos.

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