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MODA DE MUJER

Bimani, el fondo de armario que salta al exterior

La empresa de moda de Laura Corsini planea abrir en México y Estados Unidos

Laura Corsini, empresaria por Instagram

Laura Corsini, fundadora de Bimani

Laura Corsini, fundadora de Bimani / Alba Vigaray

Gemma Martínez

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Laura Corsini Santolaria lleva el mundo de la empresa en los genes, aunque ella emprendió su vuelo profesional, la firma de moda Bimani, en solitario. Corsini (Madrid, 1990) es bisnieta de Carlos Corsini Senespleda, emprendedor e ingeniero que en 1928 fundó la constructora Corsán. La compañía creció con el tiempo, de la mano de las dos siguientes generaciones de la familia, hasta ser una de las mayores constructoras españolas no cotizadas. Corsán se fusionó con Corviam en 2000. Cuatro años después, los Corsini y otros minoritarios vendieron la empresa, en ese momento la novena del sector, a Isolux por 300 millones de euros.

«En casa se hablaba poco del negocio. Mi padre siempre separó familia y trabajo. Pero él fue fundamental para mí cuando, con 22 años, creé Bimani, en verano de 2012», recuerda Corsini, licenciada en Administración y Dirección de Empresas ICADE y máster en Diseño de Moda por el parisino Instituto Marangoni. La consejera delegada y directora creativa de Bimani, que realizó prácticas en Agatha Ruiz de la Prada y en Prada Perfumes, recibió una oferta de trabajo de Inditex. Fue casi a la vez que, más como hobby que como plan premeditado, empezó a vender camisas básicas confeccionadas con un tejido que no se arrugaba. Lo había descubierto en el mercado de la seda de Shanghái (China) durante unas vacaciones y fue un éxito instantáneo.

Apoyo de los padres

«Mi padre me dijo: ‘Laura, aún no has hecho nada, sin página web ni recursos, y ya estás vendiendo. Inditex es una oportunidad, pero igual tu proyecto funciona’. Sus palabras y su alma emprendedora me animaron a crear Bimani. Sin él, quizá hoy trabajaría para Zara», explica Corsini, que también destaca el papel de su madre, médico de profesión y la parte creativa de la familia. «Ella me enseñó a coser y fabricábamos nuestros propios peluches. Hoy aún mantengo operativo el que fue mi primer taller, con retales de la época, en la cocina de casa de mis padres».

Corsini fundó su compañía de moda femenina desde cero, con su patrimonio y sin aportación familiar. «Aquella niña emprendió con ayuda, sí, pero emocional. Mis padres nunca me han dado un euro. Soy cabezota y lo quiero así».

Bimani arrancó con la venta online de las citadas blusas, personalizadas por encargo, a partir de una base diseñada por Corsini y por una modista de confianza de la familia. Las clientas pagaban las prendas antes de mandarlas a fabricar a China, lo que permitía a Bimani autofinanciarse.

La aceptación de las blusas fue tan rápida que Corsini decidió abrir tiendas efímeras y profesionalizar la producción con talleres y proveedores españoles. En su gran mayoría, estaban situados en Madrid, donde Bimani tiene su sede. «Busqué durante más de un año hasta dar con lo que quería, obviamente produciendo menos cantidades que en China y a un precio mayor». Hoy, más de 13 años después, esta continúa siendo una de las señas de identidad de Bimani, que de las camisas ha pasado a comercializar dos líneas de ropa y complementos de segmento medio alto, una para eventos (sobre todo, para invitadas) y otra para el día a día.

El 80% de la ropa se produce en España y el resto, en Asia, Turquía y Portugal. «Nuestros dos talleres de ropa más grandes son los mismos de los inicios», afirma Corsini, que viste exclusivamente ropa de su marca. «Tampoco hay que obsesionarse con fabricar todo en un sitio u otro. Al final, se trata de encontrar la mejor calidad al mejor precio para todos. Existen fábricas en Turquía y Marruecos que, controladas por un equipo español, pueden realizar prendas buenísimas. Pero es verdad que para mí es un compromiso personal mantener nuestros talleres españoles. Les debo todo».

Estrategia comercial

La cercanía con el centro de producción es clave para la estrategia comercial de Bimani, que lanza dos grandes colecciones al año (otoño/invierno y primavera/verano). Cada uno de estos bloques se organiza en drops o cápsulas, que pueden estar en el mercado en menos de tres semanas desde su concepción. «Lo hacemos así por las clientas, para atender sus necesidades, pero también por una cuestión de estacionalidad. No les vas a vender la ropa del inicio del otoño a la vez que las prendas mucho más gruesas que se pondrán más tarde, con el frío del invierno», indica Corsini.

La empresaria define su ropa y calzado como productos de fondo de armario para clientas sofisticadas, que, a la vez, no sean aburridos y «después de un tiempo sigan siendo apetecibles» de llevar. Sus blusas se venden a un precio que está en torno a los 100 euros, y los vestidos de invitada, por 250 euros.

Su competencia más directa varía «en función de las zonas geográficas. En el norte, estamos en el mismo segmento que Roberto Verino o Purificación García y buscamos instalarnos cerca de ellos. En cambio, en el sur enfrente tenemos a empresas locales de ropa de invitadas, más pequeñas que nosotros, que lo han hecho muy bien en los últimos años. En Madrid, nuestros referentes son marcas francesas», como Sézane.

Bimani, como otros comercios nativos digitales, dio el salto de la venta online a la tienda física. Actualmente cuenta con ocho establecimientos en España y una red de puntos de venta en El Corte Inglés. Con una plantilla total de unas 110 personas, prevé facturar 13 millones en 2025, con un beneficio bruto de explotación de 2,2 millones. La venta on line y el canal físico tienen un peso idéntico en el negocio, repartidas «al cincuenta por ciento, aunque varía en función del mes. Abrimos bastantes tiendas y ello fomenta la venta on line en las ciudades donde nos implantamos», explica Corsini, que está muy satisfecha con las esquinas en El Corte Inglés. «Abriremos seis más en los próximos meses».

Dos grandes proyectos

A medio plazo, Bimani tiene dos grandes proyectos, la internacionalización y la diversificación. «Todavía queremos abrir tiendas en otras ciudades españolas antes de dar el salto internacional, como Santander. Oviedo y Vigo. Hay que ser prudente y este no llegará en 2026. Pero quizá sí el año después», detalla. Para Corsini, tendría todo el sentido abrir tiendas en México y Chicago (Estados Unidos), con socios locales, y en ciudades europeas como París.

Para dirigir la expansión, que financia con fondos bancarios, Corsini ha nombrado director general de Bimani al exdirector general de operaciones de Scalpers, Íñigo Zaldívar. «Él se encarga de la parte más corporativa y yo más del márketing y el diseño», indica la empresaria, accionista única de Bimani, que tiene planes para diversificar con el lanzamiento de una línea de hogar.