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Empresas

Tecnología española en el espacio para combatir los ciberataques del futuro

Thales desarrolla con Hispasat el primer sistema geoestacionario de distribución de clave cuántica que tiene como objetivo reforzar la seguridad de las comunicaciones y cuenta con un presupuesto de 103,5 millones

Pedro Duque, presidente de Hispasat en la presentación del proyecto.

Pedro Duque, presidente de Hispasat en la presentación del proyecto.

Pablo Gallén

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Madrid
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Los ciberataques están a la orden del día. La semana pasada Mango sufrió una incidencia que dejó al descubierto datos sensibles de sus clientes como el nombre, código postal, correo electrónico y número de teléfono, algo que también ha sucedido en los últimos meses a compañías como Alcampo, Adidas, Kering, LVMH o Tendam. Sin embargo, el desarrollo de los ordenadores cuánticos pone aún más en riesgo la seguridad de Gobiernos, empresas, bancos y ciudadanos. Ante esa amenaza creciente la compañía francesa Thales e Hispasat, filial de Indra, están desarrollando el primer sistema español de distribución de clave cuántica desde órbita geoestacionaria (QKD-GEO), con el que aspira a blindar las comunicaciones frente a las amenazas que plantean estos nuevos 'súper' ordenadores.

El consenso apunta a que en diez o quince años los ordenadores cuánticos podrán poner en riesgo la criptografía actual. La práctica del "cosechar ahora y descifrar después" convierte en vulnerables los datos sensibles ya almacenados, de ahí la urgencia de este salto tecnológico. "Aunque no se puede prever con exactitud cuándo sucederá, la amenaza ya es considerada un riesgo significativo para la seguridad de la información", asegura Ángel Álvaro, director técnico del proyecto QKD en Thales Alenia Space Spain". "Ante este escenario, la distribución de clave cuántica (QKD) asegura la protección absoluta de la información, detectando cualquier intento de acceso no autorizado. La ventaja de las claves cuánticas radica en su inviolabilidad. De hecho, y gracias a las leyes de la física cuántica, una clave cuántica sólo puede leerse una vez. Si alguien intenta copiarla o espiarla, esa acción altera su estado y la destruye automáticamente. Por eso, cualquier intento de intrusión queda al instante al descubierto", sostiene.

El proyecto, que se espera que funcione desde 2028, está financiado con los fondos europeos Next Generation EU a través del Perte Aeroespacial, promovido por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales y gestionado por el CDTI. Con un presupuesto de 103,5 millones de euros, busca posicionar a España como actor estratégico en la Infraestructura Europea de Comunicación Cuántica (EuroQCI). Thales Alenia Space lidera el consorcio industrial como contratista principal, con una participación mayoritaria de la industria española, que concentra el 67% de la actividad. Entre los socios figuran empresas como Indra, GMV, Tecnobit-Grupo Oesía la consultora vasca Idoma o la compañía madrileña Arquimea y equipos de la Universidad de Vigo y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Hispasat asume el diseño de la misión y la definición del plan de negocio, con Banco Santander, BBVA, Telefónica y Cellnex como socios estratégicos para validar casos de uso en banca y telecomunicaciones.

"Estamos en el punto de transición entre el experimento y la realidad operativa", sostienen sus responsables. "Nuestro objetivo es prestar un servicio a las empresas y el Gobierno de España; un desarrollo útil que cubra una necesidad futura", añade Álvaro. Con este sistema geoestacionario de distribución de clave cuántica, España aspira a estrenarse en la primera división de las comunicaciones cuánticas seguras desde el espacio y aportar, desde la órbita fija, una pieza clave de la futura Internet cuántica europea.

Pruebas en Canarias en 2026

El desarrollo se basa en el lanzamiento al espacio de un satélite de unos 210 kilos, que consta de un telescopio estabilizado térmicamente, láseres de baliza para el apuntamiento y electrónica de control, además de generadores cuánticos de números aleatorios. El enlace exige una precisión extrema —apuntar a un telescopio de un metro a 36.000 kilómetros equivale a encestar un fotón en un receptor de medio metro— y detectores de nanohilos superconductores en tierra. El sistema generará medio millón de fotones por segundo y espera recibir unos diez o catorce mil, suficientes para crear centenares de claves por segundo. Los responsables del proyecto afirman que no es un canal que permitirá el uso "de vídeos o datos masivos, sino una autopista de claves para cifrar información en redes públicas".

Antes del despliegue, el consorcio validará su funcionamiento en Canarias con un enlace de 140 kilómetros entre La Palma y Tenerife. Allí se probarán la generación y recepción de fotones, el apuntamiento y la integración con una red de fibra que simulará su distribución a Madrid. El calendario prevé el traslado de equipos el próximo enero, pruebas en marzo y ensayos completos desde abril. Aunque no replica los 36.000 kilómetros de la órbita, el entorno canario permite introducir atenuaciones y probar la robustez frente a turbulencias atmosféricas. La elección de la órbita geoestacionaria responde a criterios de servicio: ofrece cobertura continua sobre una región y facilita la provisión regular de claves a lo largo del día, a diferencia de los satélites en órbita baja, que solo permiten ráfagas breves.

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