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Opinión | Círculos Concéntricos

La banca seguirá 'opando' (bendecida)

Queda claro: no habrá hostilidades en los próximos movimientos del sector financiero europeo

Archivo - La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, a 5 de febrero de 2025, en Boadilla del Monte, Madrid (España).

Archivo - La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, a 5 de febrero de 2025, en Boadilla del Monte, Madrid (España). / Marta Fernández - Europa Press - Archivo

El 16 de octubre coincidieron en un diálogo organizado por el Instituto de Finanzas Internacionales el presidente del primer banco del mundo por capitalización, Jamie Dimon (JPMorgan Chase), y la presidenta del primer banco de la Unión Europea, Ana Botín-Sanz de Sautuola y O’Shea (Santander).

La conversación, como han tenido ambos en otras ocasiones, era sobre el estado de la economía y las comparaciones entre Estados Unidos y Europa, que Botín defendió a ultranza. «EEUU está caro, tenéis que invertir en Europa», sugirió Botín. Dimon respondió: «Estamos mirando bancos en Europa». Y agregó Botín, siguiendo la presunta broma: «No estoy sugiriendo una opa hostil. Siempre estoy dispuesta a negociar.» A las risas que generó el breve intercambio, Botín zanjó: «Santander no está a tiro de opas, ni siquiera del mayor banco de EEUU.» Pronto surgió una cifra: los activos de ambos bancos sumados serían 6,6 billones en activos.

Los banqueros forman parte de un círculo muy especial. Comparten carreras y sus caminos se han cruzado en muchas ocasiones. Fue en JPMorgan donde Botín empezó su carrera bancaria en 1980. Allí estuvo ocho años antes de incorporarse a la entidad cántabra, el más pequeño de los siete grandes bancos privados españoles, entonces presidido por su padre, en 1988. Cinco años más tarde fue JPMorgan quien intentó a través de emisión de bonos y sin éxito, salvar Banesto -presidido por Mario Conde- de la quiebra. Un banco intervenido por el Banco de España que acabó siendo comprado en subasta por Santander, que ganó por precio al otro candidato: el BBV (aún sin Argentaria). Ana Botín acabó presidiendo aquel Banesto. Y ha sido Botín quien lanzó en julio un salvavidas a Sabadell comprando su filial inglesa TSB por 3.100 millones.

El fallido intento del BBVA por comprar el Sabadell es un punto y aparte muy local en la transformación que la gran banca, ya no solo europea, sino global, deberá realizar en los próximos años. Un mercado donde los nuevos clientes buscan más allá de la banca tradicional, entregándose a las fintech y nuevos jugadores tecnológicos. Revolut, primera fintech europea, afirma haber llegado ya a los 65 millones de clientes y ha anunciado invertir 11.000 millones, compra de bancos incluidos. Tiene 30.000 millones en activos. Su principal accionista es el empresario Nikolay Storonsky, de origen rusobritánico.

El caso BBVA-Sabadell manifiesta la dificultad que representa en sectores estratégicos como el financiero (a él hay que unir telecomunicaciones, energía y defensa) la dificultad de poder llevar operaciones sin la aquiescencia de los gobiernos. O amistoso o nada. La Comisión Europea, a través de su comisaria de servicios financieros, María Luís Albuquerque, ha insistido repetidamente en la necesidad de que los bancos europeos se consoliden a través de fusiones transfronterizas para ganar en tamaño y rentabilidad. Siempre bajo el paraguas de aliento de las administraciones. Siendo el primer banco de la UE, el Santander ocupa la posición 18ª a nivel global. Solo BBVA y CaixaBank se suman a los cincuenta primeros.

Mientras Josep Oliu, presidente del Sabadell, y Carlos Torres, presidente del BBVA, jugaban a los faroles para ver quien convencía a los accionistas de Sabadell; mientras Dimon y Botín bromeaban sobre opas hostiles; mientras Revolut anunciaba sus planes de expansión; minúsculas entidades financieras como Arquia (antigua caja de arquitectos), CBNK (antiguo banco de farmacéuticos y de ingenieros de caminos), Caixa Guissona (grupo bonÀrea) y Caja Ingenieros, anuncian aperturas de sucursales y proyectos de expansión. Los mismos que prometen entidades medianas como Abanca, Unicaja, Ibercaja, CajaMar, Kutxa e incluso Bankinter. Hay mercado para gigantes globales y para nichos específicos y muy locales.

Tras la tempestad, BBVA y Sabadell anuncian que vendrá la calma. Solo se plantean crecer orgánicamente. El Sabadell otea qué ocurrirá a su valor en bolsa el día después (marzo o abril) de que entregue el dividendo extraordinario de la venta de la filial inglesa TSB por 3.100 millones. Mejorar la rentabilidad y la solvencia es su objetivo inmediato para subir el valor y aprovechar que el escenario económico arrecia de popa. La crisis fianciera iniciada en setiembre de 2008 ha quedado en la memoria de la historia.

Si el PER medio -indicador bursátil esencial, que indica las veces en que el beneficio por acción está en el precio de las acciones- de la banca americana está en catorce veces, la española está por debajo de diez veces. Puede progresar.

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