Tecnología catalana
La empresa de ciberseguridad cuántica LuxQuanta cierra una ronda de 8 millones para crecer y financiar nuevo i+D
La compañía, que trabaja en la sede del ICFO desde su fundación, ultima su traslado a unas oficinas propias de unos 600 metros cuadrados en Barcelona
El auge tecnológico de Catalunya revierte la fuga de cerebros: "Me fui porque con dos carreras y un máster, solo optaba a unas prácticas de 900 euros"

Vanesa Díaz, consejera delegada de LuxQuanta / Raquel Puras

“Tenemos algo que hacen tres fabricantes en todo el mundo y, en apenas 4 años y medio, somos los que tenemos la mejor solución: la más compacta, la más fácil de instalar y la más estable”. Habla Vanesa Díaz, consejera delegada de LuxQuanta, sobre la última versión de su sistema de Distribución de Claves Cuánticas de Variables Continuas (CV-QKD, por las siglas en inglés). Lo que se esconde tras este palabro es un sistema que, en esencia, lleva la ciberseguridad al universo cuántico, una propuesta para la que acaban de recibir 8 millones de euros.
Es un volumen considerable para una primera ronda de financiación de una empresa catalana. La tecnología que sustenta LuxQuanta se gestó durante 4 años en el ICFO, Institut de Ciències Fotòniques, y la constitución de la compañía y sus primeros compases se financiaron con fondos de este mismo centro, con ayudas públicas y con dos socios industriales, pero es la primera vez que esta tecnológica barcelonesa abre su capital a los fondos de inversión. Estos 8 millones de euros vienen de Big Sur Ventures, con A&G como inversor principal, y también de GMV, Wayra (el vehículo de inversión de Telefónica) y el brazo de inversión del Consejo de Innovación Europeo (EIC Fund).
El dinero se destinará a escalar la empresa (llegar a más países y con mayor intensidad) así como a acelerar la producción, ahora que el mercado está tan interesado en soluciones como la suya, y también a impulsar sus nuevos proyectos de i+D. “Con esto pasamos de ‘startup’ a ‘scaleup’”, simplifica Díaz, primera ejecutiva de LuxQuanta.

Uno de los sistemas de LuxQuanta / Cedida
La empresa la fundaron Sebastian Etcheverry, Saeed Ghasemu y Valerio Pruneri en 2021, y enseguida la ficharon a ella para que se encargara de la gestión desde una visión tan comercial como técnica. Lo que hacen, contado por ella misma, es ciberseguridad “para proteger la información digital que está en tránsito, no la que está metida en un disco duro en un computador, sino la que se está trasladando entre bancos, hospitales o incluso gobiernos”.
La tecnología de LuxQuanta
Contado muy sucintamente, la ciberseguridad actual es muy buena para los niveles de computación básicos, pero al estar la computación cuántica “a la vuelta de la esquina”, la cantidad de información que circulará de un punto a otro crecerá de forma exponencial. “Lo que hacemos es combatir fuego con fuego –resume Vanesa Díaz–, combatimos la computación cuántica con criptografía cuántica, con lo que la seguridad de la contraseña que utilizas para proteger esa información en tránsito, depende de las leyes de la física cuántica”.
Lo que hace su máquina, compuesta por un transmisor que se instala en el punto A (origen de los datos) y un receptor que se coloca en el punto B (destino de los datos), es crear una contraseña que codifican en la luz, porque si alguien intercepta una partícula cuántica, eso deja un rastro. En resumen: “Si un hacker accede a la fibra buscando esa información, lo podemos saber, con lo que esa clave se tira y no se usa: las máquinas están constantemente asegurándose de que la clave se ha mandado de forma segura, si no, se para”.
Uno de sus clientes es Telefónica, por ejemplo, que tras esta ronda de inversión se convierte también en socio inversor. Su presumible interés está en que, algún día, podría ser este gigante de las telecomunicaciones el que acompañe sus instalaciones de fibra óptica con este nivel de seguridad, lo que sumaría muchos puntos a su propuesta. En cualquier caso, el interés va mucho más allá. Hace más de dos años que LuxQuanta alimenta sus cuentas con sus ventas ya no solo en España, sino en otros varios países de Europa, Estados Unidos y Latinoamérica. Díaz prefiere no desvelar sus datos de facturación, pero los sitúa en “varios millones” de euros.
Lo hacen desde las instalaciones del ICFO, en Castelldefels, donde se concentra la mayor parte de los casi 50 trabajadores que conforman la plantilla de esta empresa (el resto trabaja en una oficina comercial en Madrid), pero, si todo va según lo previsto, el año que viene lo empezarán instalados en unas nuevas oficinas de unos 600 metros cuadrados y ya solo para ellos, en l’Hospitalet de Llobregat. Allí producirán sus aparatos y diseñarán la estrategia para cerrar la ronda de inversión serie B en la que ya piensa Vanesa Díaz. Por contexto, dice, tienen "una oportunidad histórica” de conseguir su sueño: ser tan marca de referencia como lo son el Bimbo o el Papel Albal en el universo de la protección cuántica.
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