Mercado laboral
Las empleadas del hogar envejecen y 4 de cada 10 se jubilarán durante la próxima década: "¿A quién pondrán a cuidar de sus mayores?"
Las malas condiciones laborales provocan que no haya relevo generacional en el sector y las mujeres que persisten se ven lastradas por las enfermedades profesionales

Una mujer trabaja como cuidadora de una anciana en el centro del pueblo. / Zowy Voeten / EPC

La sociedad envejece, pero quien cuida a sus niños y mayores, quien mantiene limpias sus casas, envejece más rápido. Las trabajadoras del hogar se están haciendo mayores, cuatro de cada 10 alcanzarán la edad de jubilación a lo largo de la próxima década y el relevo generacional en el sector se complica. Las malas condiciones laborales –salarios mínimos, horarios dilatados e inseguridad laboral- espantan a los más jóvenes y quien persiste en el empleo doméstico son aquellas mujeres que, en su gran mayoría, no tienen otra alternativa y aprietan los dientes para que sus hijas no sigan sus mismos pasos.
“Todas nuestras hijas están estudiando para ganarse la vida de otra manera”, explica Norma Falconi, una de las portavoces de Sindillar, entidad que desde hace años agrupa y asesora a empleadas del hogar en Barcelona. “Las empleadas del hogar sostienen la vida de muchas familias, pero la mayoría tiene condiciones laborales de vergüenza. Las jóvenes hoy no quieren dedicarse a esto”, coincide la secretaria de la mujer y trabajadoras del hogar de CCOO de Catalunya, Fany Galeas. “Son trabajos ingratos y la que puede sale del sector”, apuntala la investigadora de la Universitat de Barcelona Alexandrina Petrova Stoyanova.
En España, hay actualmente un total de 347.305 empleadas del hogar dadas de alta en la Seguridad Social y el 40% de las mismas tiene 55 años o más, según los últimos datos disponibles de la Tesorería General. Es decir, a lo largo de la próxima década cumplirán la edad legal de jubilación, si bien una parte de ellas están optando por alargar sus carreras profesionales debido a las escasas cotizaciones que han podido acumular durante su vida laboral. “Siguen trabajando, con las caderas quebradas o con problemas de tendinitis, porque la pensión que les queda es de miseria”, asegura Falconi.
Y es que una parte importante de este colectivo ha ejercido en un momento u otro de su carrera profesional sin contrato. De hecho, dadas de alta en la Seguridad Social hay esas 347.305 personas (más del 95% son mujeres), pero en la encuesta de población activa (EPA) hay 404.400 personas que declaran ejercer cono empleadas del hogar. Una mayoría de estas ha nacido fuera de España. Según datos facilitados por el INE a EL PERIÓDICO, seis de cada 10 es de origen extranjero. Las cuatro restantes, hay parte que nació en España y parte que nació fuera pero ya ha obtenido la nacionalidad.
"¿A quién pondrán a cuidar de sus mayores?"
La falta de relevo generacional en el sector provoca que cada vez haya menos trabajadoras del hogar en el mercado (tanto formal como informal). Según los últimos datos de la Seguridad Social, hoy hay 85.607 empleadas del hogar menos dadas de alta que hace una década. Y no es que haya habido una gran transfusión de la economía regular a la irregular porque haya aumentado el salario mínimo o las obligaciones formales de los empleadores, ya que, según datos de la EPA, durante ese mismo periodo se han perdido 53.600 profesionales.
El colectivo de las empleadas del hogar entremezcla internas, limpiadoras y cuidadoras de niños y ancianos. Este último rol, especialmente enfocado a los ancianos, estará especialmente buscado durante los próximos años, debido a progresivo envejecimiento del conjunto de la población.
“Más necesidades de cuidados habrá seguro. Hasta ahora los ‘baby boomers’ han sido más numerosos que sus padres y más implicados en su cuidado, porque socialmente está todavía mal visto no responsabilizarse directamente de un familiar mayor. Pero eso está cambiando y si las familias continúan apostando por los servicios de menor coste será muy difícil que las condiciones de las trabajadoras del hogar mejoren. Y si no mejoran difícilmente se incorporarán más cuidadoras”, analiza Stoyanova, de la UB. “Es algo que también está pasando en las empresas de servicio de atención domiciliaria, no encuentran gente”, afirma Galeas, de CCOO.
“Ahora que algunos partidos hablan de carnets por puntos para aceptar a los migrantes, ¿a quién pondrán a cuidar a sus hijos o mayores cuando nos hayamos jubilado todas?”, se pregunta, con ironía, Falconi, de Sindillar.
Las asociaciones piden más protección
En un sector donde el salario más habitual es el mínimo y donde hasta hace poco las familias podían despedir a su empleada del hogar sin tener que justificarlo, los incentivos para permanecer en el mismo son pocos. Este mes de octubre se cumplen tres años desde la entrada en vigor de la última reforma del Gobierno sobre el régimen especial de las trabajadoras del hogar.
Tras varios varapalos judiciales, el Ministerio de Trabajo lideró una reforma para incorporar a las personas del empleo doméstico al sistema de protección por desempleo. Pues hasta 2022, eran las únicas asalariadas que cuando eran despedidas no tenían derecho a prestación de paro. Desde entonces, un total de 80.542 empleadas del hogar han cobrado en algún momento algún tipo de prestación o subsidio, según datos facilitados por el Ministerio de Trabajo a EL PERIÓDICO.
Desde entidades como Sindillar lo ven como un avance, pero claramente insuficiente. “Necesitamos más protección. La misma familia que te emplea no puede ser quien se encargue de las medidas de prevención de riesgos”, se queja Falconi, que reclama mayores recursos de control vía Inspección de Trabajo. Según explica, aquellos empleadores que contratan por varias horas y apenas dan de alta unas pocas a las empleadas o directamente las tienen ‘en B’ no gastan un dinero adicional en adquirir utensilios que eviten o minimicen el desgaste físico del trabajo.
“Algunas familias no saben y otras no quieren saber. Luego están los mayores sin hijos, donde nos encontramos una brecha digital enorme para muchos trámites” explica la responsable de CCOO. Desde la central reclaman mayor implicación de los ayuntamientos, vía programas de asesoramiento y campañas de difusión para concienciar de los derechos y obligaciones de empleados y empleadores.
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