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Empresas

Wallbox negocia con la banca una nueva reestructuración de su deuda

La empresa catalana de cargadores de coche eléctrico busca oxígeno financiero para superar la crisis que atraviesa

Wallbox quiere salvar el precipicio

Fachada de la sede de Wallbox en Barcelona.

Fachada de la sede de Wallbox en Barcelona. / DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

Albert Martín

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Barcelona
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El futuro del tercer unicornio de la historia de la empresa catalana depende de una negociación. Es la que mantiene en los últimos tiempos Wallbox con distintas entidades bancarias para renegociar su voluminosa deuda. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, las conversaciones abarcan una refinanciación del pasivo para dar viabilidad a largo plazo al proyecto de la empresa industrial catalana. 

Las fuentes consultadas apuntan que las negociaciones llevan unas semanas alargándose y tienen por objetivo rediseñar el esquema de financiación de Wallbox, que reconocía en los resultados del segundo trimestre de este año una deuda de 182 millones de euros. La intención de la compañía es ganar margen a corto y medio plazo para seguir cumpliendo con sus obligaciones financieras como ha hecho hasta ahora.

Al otro lado de la negociación se sienta un ‘pool’ bancario diverso: por una parte, Banco Santander, BBVA y CaixaBank los tresprincipales bancos españoles, y por otra diversos bancos internacionales. También está en la mesa negociadora, como entidad catalana, el Institut Català de Finances, herramienta pública de financiación. 

Negociación compleja

Las fuentes financieras consultadas no han ofrecido detalles sobre la negociación, ni han explicado si la opción de una quita está encima de la mesa o se habla tan sólo de un cambio de plazos para que la empresa gane oxígeno en el corto plazo. Las fuentes consultadas, sin embargo, apuntan que la negociación no está siendo fácil a causa de la posición inflexible de las entidades internacionales. Según ha podido saber este diario, la entidad en cuestión sería HSBC.

Consultada por este periódico, Wallbox ha admitido las conversaciones y ha manifestado que “las negociaciones con las entidades financieras avanzan según lo previsto, en un marco de colaboración y buena relación con todas ellas”. 

Fuentes financieras explican que los bancos internacionales tienen una forma de proceder mucho más taxativa que los españoles en renegociaciones de deuda como la que ha planteado Wallbox. “Su cultura es de ir a concurso si hace falta y ver qué recuperan”, apuntan estas voces, que recuerdan que habitualmente cuanta mayor distancia geográfica hay entre el banco y la compañía, menos sensibilidad existe. 

Este intento de refinanciar la deuda llega pocos meses después de que Wallbox ya anunciara un pacto con sus prestamistas. En mayo de este mismo año, la compañía que dirige Enric Asunción anunció un acuerdo con sus principales acreedores para aplazar los pagos de deuda hasta mayo de 2026. 

Sin embargo, la difícil situación financiera que vive Wallbox ha precipitado una nueva negociación. En el trasfondo de sus problemas está, como admiten desde una de las entidades acreedoras, el hecho de que la implantación del coche eléctrico está siendo más lenta de lo esperado, así como los problemas que vive esta industria alrededor del mundo. “Es una empresa que quema mucha caja”, apuntan las fuentes consultadas. Los resultados del segundo trimestre de este año confirman esta tesis: Wallbox perdió entonces 16 millones de euros (por 18 en el primero) y anunció que cuenta con mecanismos de liquidez por un valor total de 32 millones. Las cuentas, pues, eran claras: a este ritmo, la empresa puede afrontar su viabilidad durante medio año.

En una comunicación realizada ante la autoridad bursátil norteamericana (la SEC) el pasado mes de septiembre, Wallbox afirmaba que espera que sus fuentes de liquidez sean “suficientes” para financiar sus “obligaciones contractuales a largo plazo y sus necesidades de capital”. En ese mismo comunicado admitía que existe la posibilidad de no generar suficiente flujo de caja y se vería obligada a obtener “financiación adicional”. Admitía ante los inversores que no puede asegurar que vaya a lograrlo en términos favorables. 

Ampliación de capital y estampida de consejeros

Wallbox llegó a valer más de 3.000 millones en la bolsa norteamericana en noviembre de 2021 (a partir de 1.000 se obtiene el calificativo oficioso de ‘unicornio’ en el mundo de las ‘start-ups’) pero no ha acabado de consolidar su negocio y ha seguido anclada a las pérdidas, a las que se suma una caída de los ingresos respecto a 2024. Su última operación para ganar oxígeno llegó el pasado mes de junio con una ampliación de capital, la quinta desde junio de 2023. En este caso, la empresa cerró una ronda de 13 millones de euros liderada por el Estado, que invirtió 8,3 millones a través de la Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT). A la ampliación acudió también la empresa de componentes de automoción Gestamp, propiedad de la familia Riberas. 

Desde antes de verano, la compañía, que cuenta con 900 trabajadores y opera en 17 países, ha dado síntomas de fragilidad. Una prueba de ello ha sido la salida de seis de sus consejos en sólo tres meses. Fue el caso de Justin Mirro, Paolo Campinoti, Donna Kinzel, Dieter Zetsche, David Mesonero y Pol Soler

Mientras la empresa lleva a cabo la negociación bancaria de la que depende su futuro, en los últimos días se ha encontrado con una grata noticia en bolsa: desde principios de mes, ha visto cómo su cotización se disparaba un 61%, y la capitalización bursátil de este antiguo unicornio se sitúa ahora los 94 millones de euros.

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