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Sector vitivinícola

Corpinnat empieza a captar también bodegas de Clàssic Penedès y aspira a duplicar los socios en dos años

AT Roca y Celler Mas Bertran se adhieren a la marca colectiva de vinos espumosos de calidad del Penedès, que cuenta ya con 19 socios

Otra decena de bodegas han iniciado ya los trámites para sumarse al proyecto, fruto de una escisión de la DO Cava en 2018

Agustí Torelló Sibill, con sus hijos Agustí y Marta Torelló Roca, propietarios de la bodega ATRoca, en las instalaciones de la firma en Sant Sebastià dels Gorgs (Alt Penedès).

Agustí Torelló Sibill, con sus hijos Agustí y Marta Torelló Roca, propietarios de la bodega ATRoca, en las instalaciones de la firma en Sant Sebastià dels Gorgs (Alt Penedès). / MANU MITRU / EPC

Barcelona
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La marca colectiva Corpinnat, que agrupa a productores de vinos espumosos del Penedès, suma este lunes a dos nuevos asociados, las bodegas AT Roca y Mas Bertran, con lo que ya son 19 las compañías adheridas a la entidad, creada en 2018 como una escisión de la DO Cava. Las dos nuevas incorporaciones, que han tenido que someterse a un estricto proceso previo de auditoría para poder formar parte de la red, habían estado hasta ahora asociadas a Clàssic Penedès, organización en la que están representados productores de espumosos de la comarca, también fuera de la denominación de origen del cava, pero, en este caso, bajo el amparo de la DO Penedès.

Los planes de Corpinnat pasan por seguir creciendo en esta "línea de consolidación de un proyecto que muy probablemente va a seguir creciendo aún más en los próximos años", avanza su presidente, Pere Llopart. En la actualidad, según apuntan fuentes conocedoras de la asociación, una decena de bodegas han iniciado ya los trámites para asociarse a la entidad. Si finalmente se incorporan a ella, Corpinnat habrá duplicado en los próximos dos años el número de asociados, de los 12 que empezaron siendo este 2025 a previsiblemente cerca de una treintena en 2027.

“Queremos ser prudentes, porque se están realizando todavía las auditorías previas para analizar la viabilidad de cada candidatura, para ver si se adaptan a nuestros requisitos y determinar qué van a tener que modificar para hacer para sumarse a él”, matiza Llopart. “Por eso es difícil de predecir si todas ellas acabarán con nosotros, porque podría darse el caso, por ejemplo, de que a algunas deje de interesarles si los costes se les disparan demasiado… O incluso puede que durante el proceso haya alguna otra compañía que quiera ingresar”, señala.

En todo caso, agrega el presidente, “con ATRoca y Mas Bertran sí se puede afirmar que este año vamos a contar con siete nuevos socios, que hasta ahora no estaban en Corpinnat”. “Y con ellos son ya siete las nuevas adhesiones que hemos tenido este año”, explica Llopart. El pasado 29 de septiembre, la asociación anunció también la incorporación de la bodega Demost, radicada en Gelida, que se sumó al fichaje de Celler Kripta, que se dio de baja de la DO Cava en julio.

Las primeras de Clàssic Penedès

Además, destaca el viticultor, “estas son las dos primeras bodegas de Clàssic Penedès que se unen a nosotros, ya que hasta ahora las asociadas habían llegado siempre procedentes de la DO Cava o son bodegas de nueva creación”. Y es importante, subraya Llopart, “porque es un aval para un modelo productivo en el que el territorio y la identidad son bandera”. Se da la circunstancia de que Corpinnat y Classic Penedès han mantenido, sin éxito, en distintas etapas conversaciones para impulsar conjuntamente la creación de una nueva denominación de origen en el Penedès centrada exclusivamente en vinos espumosos, un proyecto que no ha fructificado y que ahora ha dado lugar a este primer traspaso de socios de Classic a Corpinnat.

¿Qué motivos han llevado a estas dos empresas a dar el paso? “Precisamente el hecho de que compartimos el criterio de anteponer territorio e identidad”, responde Agustí Torelló Sibill, quien en 2013 (antes, pues, de la creación de Corpinnat) puso en marcha AT Roca, un proyecto familiar con un sello muy personal, “basado en las variedades macabeu, xarel•lo y garnacha negra, que son vendimiadas a mano y elaboradas en las instalaciones de nuestra finca”, explica en conversación con este diario.

Roser Carbó, a la derecha, junto a su prima y cofundadora del Celler Mas Bertran, Eva Ventura, en sus viñedos de Sant Martí Sarroca.

Roser Carbó, a la derecha, junto a su prima y cofundadora del Celler Mas Bertran, Eva Ventura, en sus viñedos de Sant Martí Sarroca. / MANU MITRU / EPC

Para Roser Carbó, copropietaria desde hace 20 años del Celler Mas Bertran, fundado a partir de unos viñedos que habían sido propiedad históricamente de su familia en Sant Martí Sarroca (Alt Penedès), “Corpinnat, aparte de representar todo aquello en lo que creemos desde los inicios, supone visibilidad y nos aporta un reconocimiento importante, especialmente para nosotros, que somos una empresa pequeña”. En su caso, las cinco marcas que salen de la bodega se elaboran con uvas macabeu, xarel•lo, parellada y sumoll negre, “recogidas siempre de manera manual”, afirma Carbó.

Proceso de producción manual

Mas Bertran apenas va a tener que modificar su actual manera de trabajar con la entrada en Corpinnat, “todo va a seguir igual”, asegura la bodeguera, cuya compañía tuvo el año pasado una facturación de medio millón de euros y que tiene capacidad para producir 150.000 botellas solo de vino espumoso. “Apostamos por esta modalidad desde el principio y empezamos en el garaje de mis padres, hasta que en 2011 nos trasladamos a las instalaciones en las que estamos ahora”, relata la productora.

Inicialmente la bodega se adhirió a la DO Cava, pero la dejaron “porque no tienen reconocida la variedad del sumoll negre”. Con Clàssic Penedès, cuenta Carbó, la relación ha sido siempre buena, “pero la forma de trabajar de Mas Bertran, donde las botellas no salen al mercado antes de los 24 meses y, en algunos casos, se mantienen hasta los 120 meses, encaja más con Corpinnat”, defiende.

Agustí Torelló Sibill, en el centro, con sus hijos Agustí y Marta Torelló Roca, propietarios de la bodega ATRoca, en su finca de Sant Sebastià dels Gorgs (Alt Penedès).

Agustí Torelló Sibill, en el centro, con sus hijos Agustí y Marta Torelló Roca, propietarios de la bodega ATRoca, en su finca de Sant Sebastià dels Gorgs (Alt Penedès). / MANU MITRU / EPC

AT Roca, que el año pasado produjo 250.000 botellas, de las que exportó el 25% (la mitad de ellas a Estados Unidos), es una iniciativa a la que Agustí Torelló Sibill aportó su experiencia y en la Agustí Torelló Roca, su hijo, aplicó sus conocimientos de Enología. “Yo ya llevaba años trabajando en el mundo del vino, pero llegó un momento en que sentí que tenía que recuperar la identidad, dar valor a lo que tenemos aquí y aprovechar las variedades que nos da el territorio para hacer algo diferente”, cuenta el productor, cuya finca se encuentra en Sant Sebastià dels Gorgs, al pie de la sierra del Ordal (Alt Penedès).

El espíritu de ese proyecto, que ahora factura en torno a 2,5 millones de euros y que apuesta por la agricultura regenerativa, “entronca perfectamente con lo que es Corpinnat, aunque se creó antes de que existiera Corpinnat”, señala Torelló Sibill. “Creo que ha llegado el momento de sumar, de hacer esto grande y de reivindicar el gran producto que tenemos”, concluye el nuevo socio de la entidad.

Corpinnat 'reunifica' a la saga Torelló

Con la incorporación de AT Roca, en Corpinnat habrá ya tres bodegas que son propiedad de distintas ramas de la familia Torelló. Por un lado destaca Torelló Viticultors, empresa presidida por Ernestina Torelló y gestionada por los hermanos Toni y Paco de la Rosa Torelló. Esta firma fue una de las seis bodegas fundadoras de Corpinnat en abril de 2018. En paralelo, en julio apostó por abandonar la DO Cava y sumarse al proyecto Corpinnat Celler Kripta, bodega que hasta hace poco utilizaba como marca el nombre de su fundador, el ya nonagenario Agustí Torelló Mata, emparentado con Ernestina Torelló. Dos de sus hijos, Gemma y Àlex Torelló Sibill, llevan hoy las riendas de la compañía, que ha dado entrada ya a dos miembros de la tercera generación: Sofía y Marc Torelló. Finalmente, ahora ha entrado en Corpinnat AT Roca, una bodega que es fruto de la escisión familiar que sufrió Agustí Torelló Mata en 2013, cuando su hijo mayor, Agustí Torelló Sibill y otra de sus hijas, Lali, decidieron abandonar la empresa para emprender su propio proyecto vinícola. De esta decisión nació la bodega AT Roca, que tiene como enólogo a Agustí Torelló Roca, hijo de Agustí, y que hasta ahora había operado bajo el paraguas de Classic Penedès. Así, las tres bodegas Torelló quedan ahora 'reunificadas' dentro de Corpinnat.

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