Entrevista

Jan Eeckhout: "El creciente dominio de pocas empresas genera desigualdad"

De origen belga y nacido en 1970, el economista galardonado esta semana con el premio Jaume I de Economía es un experto en el análisis del poder de mercado que atesoran las grandes corporaciones y en las consecuencias que esa dinámica tiene en la sociedad, que no es otra que el incremento de la desigualdad.

Asegura que ese proceso de concentración, que tiende al monopolio, se inició en los ochenta del siglo pasado como consecuencia del cambio tecnológico y la digitalización

Jan Eeckhout, en una imagen de archivo

Jan Eeckhout, en una imagen de archivo / Levante-EMV

Jordi Cuenca

València
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-Como el huevo y la gallina. ¿Qué es anterior la desigualdad entre las empresas o en la sociedad?. 

-Entre las empresas. La concentración se produce primero entre las empresas y esto es lo que a la postre genera desigualdad en la sociedad. Está relacionado con los salarios [se reducen para engordar el beneficio de los propietarios] y con el éxito de los emprendedores. Cuando hay concentración en grandes empresas, hay muchas startups que no pueden llegar, que es otra forma de desigualdad. El emprendedor no es un asalariado, trabaja por cuenta propia, vive de los beneficios y no de los salarios, pero aquellos son mucho más bajos de lo que serían si no existieran estas corporaciones tan grandes. 

-¿Qué pasó en los años ochenta para que se convirtieran en el momento en el que se dispara la concentración empresarial?.

-Lo principal es el cambio tecnológico con la digitalización. Es cuando se generaliza el uso de los ordenadores, luego la web y el móvil y esto lo cambia todo. Lo cambia porque cambia la escala, que siempre ha sido importante en economía, tanto a nivel de produccion como de mercado. En producción, para ser exitoso necesitas un nivel muy alto de producción, que genera una inversión inicial muy alta, pero luego se contiene. En cuanto al mercado, la fortaleza está en la penetración entre los usuarios. Al usuario le gusta tener productos que tienen otros usuarios y eso genera escala y amplía el poder de las empresas. Cuanto mayor es la escala, más próximo estás al monopolio. Un ejemplo de ello son las grandes empresas tecnológicas. 

-¿Cuál es el calibre de la depredación entre las empresas? ¿Se da dentro de un mismo sector o conforme las firmas se convierten en grandes corporaciones devoran en distintos mercados?

-La clave está en la escala. Amazon ha llegado a ser tan grande por la economía de escala. Tiene costes bajos y puede vender más barato que sus competidores. Con márgenes altos tienes un poder de monopolio. Meta tiene más del 80 % del mercado. Las soluciones van por el camino de intentar generar competencia entre empresas aún existiendo un monopolio. La forma en que se hace esto es utilizando un concepto de tecnología digital que se llama interoperabilidad, que es lo que sucede con los cargadores de móvil, que ahora se han unificado. La tecnología está llena de esto: podemos hablar desde compañías telefonicas distintas. Esto se hace a través de la regulación, porque al que tiene el monopolio no le gusta. En Europa hay 150 telefónicas y en EE UU solo tres porque no hay interoperabilidad.  

Dominio

-¿Qué consecuencias tiene para la sociedad ese creciente dominio de unas pocas empresas?

-Desigualdad. Tienes un pastel y lo tienes que dividir entre el capital invertido, el trabajo y el beneficio. Si sube el beneficio, tiene que bajar la parte del salario. También se genera desigualdad entre las grandes empresas y las pequeñas firmas emprendedoras e innovadoras. En relación con los salarios y los dividendos, lo que dan lugar es a una desigualdad social, porque una parte de la población ve reducidos sus ingresos y otra, la menos abundante, los amplía. Los trabajadores tienen menos capacidad de ahorro y la desigualdad crece. Cuando se dice que la riqueza se concentra en el 1 % de la población es porque su patrimonio procede de la riqueza generada por las empresas. 

-Si los trabajadores ganan menos, también gastan menos y esa dinámica, a la postre, va en perjuicio de las grandes empresas, que venden menos.

-Entre tener beneficios más altos y unas ventas inferiores, estas corporaciones prefieren los beneficios. 

-¿Tienen herramientas los Estados para luchar contra el dominio de las grandes corporaciones?

-En teoría, sí. Ya hemos hablado de la interoperabilidad. Sabemos lo que tenemos que hacer para el bien de la sociedad, pero no está claro que se haga por la enorme cantidad de intereses que hay en este grupo de empresarios. 

-Los lobbies empresariales ejercen una presión importante para dirigir las políticas públicas hacia sus intereses, cuando sería más provechoso invertir desde el Estado en otras actividades menos caducas y con más futuro. ¿Cómo lo ve?

-Los monopolios hacen lobby no para obtener dinero de l Estado sino para evitar su intervención. 

-Algunos de esos grandes jerarcas, como Elon Musk con Donald Trump, se han aliado de forma descarada con la ultraderecha y el liberalismo más salvaje. ¿Estamos perdidos?

-Los monopolios no son liberales. No quieren competencia. Es una alianza muy beneficiosa para ellos pero muy costosa para los demás. Estos lobbies buscan mantener una posicion dominante a costa del resto de la sociedad.

Tamaño

-¿Qué pueden hacer las empresas de menor tamaño para abrirse hueco?

-Lo tienen difícil contra esas grandes empresas porque tienen tamaño pero también beneficios. Pueden invertir dinero en cambiar las políticas públicas y la opinión pública. Lo que vemos es que las políticas son favorables al monopolio y ese es el círculo vicioso. Al final, es una decisión política de regular los monopolios y reducir su tamaño para generar más competencia.

-Aquí, en València, los empresarios defienden la necesidad de la existencia de lo que llaman campeones empresariales, es decir grandes firmas que sirvan de locomotoras para las más pequeñas. 

-Una cosa es generar empresas que puedan operar a gran escala y otra muy diferente es que actuen como monopolio, sin competencia.

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