PERFIL

Sonia Ferre, más que un negocio, una filosofía de vida

Cansada del estrés tras 17 años en empresas de servicios y textiles, la fundadora de MasQi dio un vuelco a su vida creando en Banyeres un hotel en el que se conjuga el yoga, la meditación y la cocina saludable

Sonia Ferre realiza una postura de yoga en las instalaciones del hotel MasQi.

Sonia Ferre realiza una postura de yoga en las instalaciones del hotel MasQi. / JUANI RUZ

Miguel Vilaplana

Alicante
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A veces, los grandes proyectos, incluidos los empresariales, nacen de una crisis personal. Eso es lo que le sucedió a Sonia Ferre, cuando, cansada del ajetreo y el estrés en la empresa familiar, decidió darle un vuelco a su vida y abrir las puertas de su casa en el municipio alicantino de Banyeres de Mariola para crear MasQi, The Energy House, un hotel con encanto en el que poder compartir su pasión por el yoga y otras disciplinas que la han ayudado a encontrar la felicidad. 

Ferre nació en el propio Banyeres en 1973. Licenciada en Márketing por ESIC y Programa de Desarrollo Directivo por IESE, trabajó durante 17 años en empresas de proyección internacional tanto del sector servicios como del textil, primero en Aqua Service y después en Hilaturas Ferre, esta última de carácter familiar, gestionada por la cuarta generación. "Llevaba 10 años en Ferre, ejerciendo como directora comercial y de márketing, y empecé darme cuenta de que, a pesar de que tenía éxito, no era feliz", recuerda. Fue un momento, añade, que define como "crisis existencial": "Me pasaba las semanas viajando y llevaba una vida muy estresante, bajo presión y con mucha responsabilidad".

Fue en aquella época cuando, en busca de soluciones, entró en contacto con el yoga, algo que le cambió la percepción de lo que le sucedía por completo. "Entonces -recuerda- me sentía como una víctima, pensaba que todo el mundo estaba en mi contra. Pero con el yoga llegué a la conclusión de que el problema era yo. Yo daba forma a esa vida que no me gustaba".

Tres años de formación

Y ese fue el origen del hotel, inspirado en alguno de los retiros con los que había entrado en contacto. Ayudó mucho el hecho de contar con una masía del siglo XIX en pleno corazón del parque natural de la Sierra de Mariola que, inicialmente, restauró como vivienda propia, pero que después adaptó para dar forma a su proyecto. Fueron tres años de preparativos que aprovechó para formarse en otras disciplinas y terapias que le sirvieran a ella misma y pudiera ofrecer a los futuros clientes, realizando cursos de meditación, sanación, taichí y masajes, así como de varias modalidades energéticas como el reiki y la radioestesia. También entró en contacto con la cocina macrobiótica que, detalla, ayuda a coger energía tanto a nivel físico como mental.

Un viaje inspirador a Kenia

Antes de que ni tan siquiera se planteara crear el hotel, Sonia Ferre, realizó hace 27 años un viaje a Kenia que ya empezó a inspirarle el cambio de vida que protagonizaría un tiempo después. En aquella estancia en el país africano, entró en contacto con la tribu de los masái. "Me impactó ver cómo gente que no posee nada puede ser, sin embargo, tan feliz", destaca. Esa experiencia hizo mella en ella, hasta el punto de que en actualidad, a través de MasQi y con la colaboración de la asociación sin ánimo de lucro Adcam, organiza viajes a este mismo lugar. "Se mezclan solidaridad, contacto real con la madre tierra y el conocimiento de los masái. Este viaje no solo supone una aventura auténtica, sino un viaje interior muy potente".

"Durante ese tiempo -indica- cogí mucha determinación. La gente me decía que estaba loca por embarcarme en un proyecto como este, pero yo sabía que ese era el camino de la felicidad y quería compartirla con los demás".

Y por fin llegó el momento. Fue en 2014 cuando MasQi abrió sus puertas, solo un año antes de obtener el título de profesora de yoga en la India y realizar un curso como terapeuta psicobionergética. Un hotel boutique que, en su conjunto, es un medio para transmitir una filosofía de vida. Según destaca, en estas instalaciones lo que se propone a los clientes es aprender a tener una vida más saludable, ayudándolos, remarca, a encontrar la inspiración y la fuerza proporcionándoles herramientas a través de la práctica del yoga, la meditación, las terapias bionergéticas, el mentoring y el ayurveda. Todo en un entorno natural excepcional, y con una alimentación biogourmet que supone un elemento más para la adquisición de nuevos hábitos de vida.

El hotel en cuestión cuenta con un total de 11 habitaciones, una cúpula en la que se practican las diferentes terapias y disciplinas, y cuatro salas de masaje. La plantilla, además, está formada por 23 empleados, que se vuelcan en el bienestar de los huéspedes.

Mercado del bienestar

Y aunque pudiese parecer una apuesta arriesgada, los resultados están dando la razón a Ferre. Con una ocupación media y estable de alrededor del 70%, cabe destacar que el 57 % de los clientes son extranjeros que acuden de forma expresa al hotel, principalmente holandeses, belgas e ingleses, entre otros. Todos ellos han contribuido a que en el último ejercicio el negocio haya alcanzado una facturación de un millón de euros.

Ferre señala que a simple vista los precios que se abonan por disfrutar de los servicios del hotel pueden parecer elevados, pero no duda a la hora de señalar que "la calidad es total y los clientes se van de aquí totalmente nuevos, superando las expectativas". Y añade: "Además, una prueba de lo que digo es que un elevado porcentaje repite con cierta asiduidad".

MasQi forma parte, asimismo, de lo que se denomina el mercado del bienestar, que según los últimos cálculos está creciendo a nivel internacional a un ritmo de 1,5 billones de euros al año. Es una evidencia, recalca, de que la población considera el bienestar como un factor cada vez más importante en su vida. Eso es lo que tratan de ofrecer en el hotel y, a la vista de los buenos resultados, con un alto nivel de éxito.