Transformación digital

La consultora tecnológica Seidor inicia nueva etapa tras superar los 1.100 millones de facturación

La compañía catalana vive su primer ejercicio con el fondo Carlyle a bordo y pensando en crecer hasta los 2.000 millones ganando tamaño en Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Alemania

Carlyle culmina su desembarco en la catalana Seidor con el 60% del capital

Sergi Biosca, consejero delegado de Seidor

Sergi Biosca, consejero delegado de Seidor / Seidor

Paula Clemente

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Barcelona
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Se refiere a ella como una “gran desconocida”, y razón no le falta. Sobre todo teniendo en cuenta que no tantas empresas catalanas facturan más de 1.000 millones de euros al año. Seidor acaba de colarse en esta liga. Esta consultora tecnológica con sede en Vic (Barcelona) termina 2024 con 1.125 millones de euros de ingresos, un 28% más que el año anterior, y el doble de ‘ebitda’ –resultado antes de restarle el pago de impuestos, amortizaciones y otros gastos contables del estilo–, cifra que no precisan. En cualquier caso, se trata del broche perfecto para empezar nueva etapa de la mano de Carlyle, el fondo de inversión que es dueño del 60% del capital desde este 2025.

Seidor es una compañía fundada en los años 80 que se ha dedicado tradicionalmente a ayudar a las empresas medianas a implantar soluciones tecnológicas y que empezó a crecer de forma muy significativa en los 90 al cerrar un acuerdo con SAP y convertirse en uno de sus pocos socios estratégicos en España.

Sin embargo, en los últimos años ha decidido pivotar hacia el mercado de la consultoría en transformación digital, hasta el punto que lo que antes de 2019 era un negocio en un 90% en instalar sistemas o ayudar a una empresa en la adopción de la nube, hoy es un 50% eso y el resto, proyectos para crear canales de venta ‘online’, ciberseguridad, incorporación de inteligencia artificial…

Así ha pasado de los 460 millones de euros que ingresó aquel año, a superar los 1.000 millones en 2024. “Crecemos muy por encima de la media y, además, lo hacemos equilibradamente: tanto de forma orgánica, como con adquisiciones”, apunta su flamante consejero delegado, Sergi Biosca, que precisa que sin la compra de otras empresas, hubieran registrado igualmente un crecimiento del 20%. “Es un modelo sólido”, añade.  

La entrada de Carlyle

De hecho, la intención es seguir por esta vía y en 5 años volver a duplicar su cifra de negocio hasta superar los 2.000 millones de euros de ingresos, empezando por un 2025 en el que se crezca otra vez entre un 10% y un 20% de forma natural. Lo harán, esta vez, con Carlyle a los mandos, pues este fondo es dueño del 60% de la empresa desde este año. Otra de las participadas catalanas de Carlyle es el grupo Raventós Codorníu.

“Se trata de una firma de inversión líder a nivel mundial, que además entra con un vehículo de inversión muy particular y absolutamente especializado en servicios tecnológicos [Carlyle Europe Technology Partners], esto nos mete en un ecosistema de más de 60 participadas todas del mundo de la tecnología y la digitalización, lo que nos da más capacidad ante nuestros clientes”, sostiene Biosca en relación con la operación, que la defiende como un buen ejercicio de equilibrio en tanto que la familia fundadora, los hermanos Benito, se queda el 40% restante.

“La compañía iba muy bien, se había transformado ya en un líder y un referente en muchos países y buscaba mantener el ADN que la había llevado hasta aquí, pero, a la vez, conectarse con una firma que nos trajera muy buenas prácticas de gestión, solvencia a nivel mundial y capacidad de inversión para el nuevo ciclo”, enumera el mismo ejecutivo, que asegura que ambas partes, fondo y familia, tienen vocación de permanencia unos años así. Después, “no se descarta ningún escenario”, incluida la salida a bolsa.

Palancas de crecimiento

En cuanto al negocio, la estrategia de crecimiento es clara: la internacionalización. Seidor está presente actualmente en 45 países (tiene en torno a 10.000 empleados en todo el mundo), de los cuales los más importantes son España, Brasil, Chile, Perú y Argentina. La estrategia será, pues, invertir en aquellos donde ven más capacidad de crecimiento.

Estos son Alemania (donde acaban de aterrizar), Italia, Reino Unido y Estados Unidos. También aspiran a prestar más atención a las grandes empresas y a la administración pública (que ya suponen, ambas, el 40% de su negocio en España, por ejemplo). Y, por supuesto, comprar empresas que tengan sentido en su oferta. Ahora mismo, confiesa, están evaluando cuatro.