Economía

Los “gastos colador” que te están vaciando la cuenta (y cómo identificarlos según una experta)

Aida Poppins sugiere llevar un registro detallado de todos los gastos, desde los más grandes hasta el café diario o la app que renovaste sin darte cuenta

UNA MUJER RETIRA DINERO DE UN CAJERO AUTOMATICO.

UNA MUJER RETIRA DINERO DE UN CAJERO AUTOMATICO. / ALBA VILLAR / FDV

Pedro Sanjuán

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Aunque los datos del Banco de España muestran una tendencia positiva en el ahorro familiar —con una media de más de 14 euros ahorrados por cada 100—, muchas personas siguen sintiendo que no llegan a fin de mes. ¿Cómo es posible? La respuesta podría estar en los llamados “gastos colador”, un concepto que la economista Aida Poppins explica en su libro ¿Qué es el dinero?. Se trata de aquellos desembolsos cotidianos que, aunque parezcan insignificantes, terminan drenando nuestras cuentas casi sin que lo notemos.

Poppins advierte que, además del aumento del coste de vida —alojamiento, energía o alimentación—, existe una serie de hábitos de consumo modernos que se han normalizado y que suponen un gasto constante: suscripciones a plataformas digitales, compras por impulso, cenas fuera de casa, viajes frecuentes o el recambio innecesario de dispositivos electrónicos. Estos gastos, que hace un par de décadas eran residuales o inexistentes, hoy se perciben como necesidades básicas.

El problema es que, al ser pagos de bajo importe y aparentemente inofensivos, pasan desapercibidos. Pero cuando se acumulan, pueden suponer una parte considerable de tu sueldo mensual. La clave, según esta experta, es aprender a identificarlos y controlarlos antes de que se conviertan en un obstáculo para ahorrar.

Cómo identificar tus fugas de dinero

El primer paso para eliminar estos “agujeros” financieros es analizar de manera consciente en qué se va el dinero cada mes. Aida Poppins sugiere llevar un registro detallado de todos los gastos, desde los más grandes hasta el café diario o la app que renovaste sin darte cuenta. Al agruparlos y verlos reflejados en un documento o aplicación, resulta más fácil detectar patrones y gastos repetitivos innecesarios.

Otro truco útil es clasificar los gastos entre esenciales, importantes y prescindibles. En esta última categoría suelen encontrarse los gastos colador. Además, recomienda revisar todos los pagos automáticos, como suscripciones o cuotas, que muchas veces se mantienen activas sin usarse realmente.

La cultura del ahorro, según Poppins, no depende exclusivamente del nivel de ingresos. Existen hogares que sobreviven con 2.000 euros mensuales mientras otros no logran ahorrar con el doble. La diferencia está, muchas veces, en el hábito de consumo. Automatizar el ahorro —es decir, transferir un porcentaje fijo del sueldo a otra cuenta apenas se cobra— puede marcar una gran diferencia. Lo ideal es destinar entre el 10 y el 20% de los ingresos mensuales al ahorro, siempre que la situación lo permita.

Enseñar a los más pequeños a valorar el dinero

Una de las metas de Aida Poppins con su libro es que tanto adultos como niños entiendan el verdadero valor del dinero. Por ello, propone hablar sobre finanzas en casa de forma sencilla desde edades tempranas. Recomienda comenzar a dar una pequeña paga entre los 9 y 10 años, no como un premio, sino como una herramienta educativa para enseñar conceptos clave como el ahorro, el gasto responsable y la planificación.

No se trata de la cantidad, sino del enfoque: ¿preferimos que gasten todo de inmediato o les enseñamos a guardar parte para una meta mayor? Incluso podemos introducir ideas básicas de inversión o préstamos, según la madurez del niño. Entender desde pequeños que el dinero no es infinito y que se obtiene mediante esfuerzo es una lección que marcará su relación con la economía para siempre.

En resumen, identificar y controlar los gastos colador, ahorrar de forma consciente y enseñar desde la infancia el valor del dinero son pasos fundamentales para construir una economía familiar sólida. El reto está en romper con los hábitos automáticos de consumo y adoptar una actitud más crítica y estratégica sobre cómo usamos nuestros recursos.