SECTOR INMOBILIARIO

El inmobiliario europeo sorteará la 'guerra' arancelaria de Trump y el valor de los activos crecerá un 9% hasta 2026

El 'ladrillo' de la eurozona se beneficiará de los recortes en los tipos de interés, la revalorización del euro frente al dólar y las fiscales expansivas

Imsgen de archivo de edificios en construcción

Imsgen de archivo de edificios en construcción / Pexels

Gabriel Santamarina

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Madrid
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El mercado inmobiliario español y europeo está preparado para afrontar los efectos de la incertidumbre arancelaria internacional creada por Donald Trump. Esta es la conclusión del último informe de la consultora Cushman & Wakefield, avanzado por este periódico, en el que analiza el impacto en la economía y el inmobiliario de los primeros cien días del presidente de Estados Unidos. La firma, basándose en el comportamiento de la inflación y el rendimiento de los bonos, calcula que el valor de los activos en Europa crecerán un 9% hasta 2026.

"Con la inflación cerca del objetivo y más recortes del Banco Central Europeo (BCE) esperados, es probable que las condiciones financieras sigan mejorando. Esto debería reducir los costes de financiación, estimular la inversión y el consumo, y respaldar el crecimiento impulsando considerablemente las perspectivas de la eurozona. Un entorno macroeconómico más favorable mejorará la confianza inversora, incrementando los flujos de capital hacia el sector inmobiliario europeo, así como la demanda en todos los sectores", resume Sukhdeep Dhillon, responsable de Forecasting para EMEA de Cushman & Wakefield.

Otro de los grandes catalizadores del buen rumbo económico del Viejo Continente está siendo las políticas fiscales más expansivas, frente a las austeras del pasado, basadas en mayor gasto público, incluido en defensa, que impulsará la demanda agregada y reactivará el crecimiento. Adicionalmente, esto "refuerza la competitividad europea a largo plazo mediante la modernización de sectores clave y la reducción de dependencias", según el citado estudio. Ambos factores están permitiendo que, pese al giro en la política económica estadounidense bajo la presidencia de Trump, la eurozona y España mantendrán su crecimiento durante 2025, a pesar de que será más lento de lo que se había anticipado.

Menor interés del capital estadounidense

La situación política, unido al reciente debilitamiento del dólar frente al euro, que se ha depreciado más de un 12% desde principios de año, podría moderar los flujos de capital estadounidenses hacia el inmobiliario europeo. "Los inversores nacionales también podrían aprovechar esta ventana para desplegar capital, mientras los estadounidenses reajustan sus estrategias globales", aseguran desde Cushman & Wakefield, aunque matizan que por el momento el sentimiento global de riesgo ha favorecido la demanda de activos seguros y líquidos, como los bonos soberanos europeos, frente a los menos líquidos, como los activos inmobiliarios.

"Las recientes fluctuaciones en los bonos afectarán al precio de los activos y al coste del capital. Sin embargo, esta tendencia podría invertirse rápidamente según la duración de los aranceles y el grado de incertidumbre. La inercia ya se estaba consolidando a inicios de año, con abundante capital dispuesto a ser invertido. A medida que se disipan las presiones inflacionistas y la política monetaria se vuelve más laxa, se espera que aumente la confianza en los mercados europeos de deuda y capital en la segunda mitad del año", añade el responsable de Forecasting de la firma de consultoría.

Activos con menores márgenes, los más afectados

Los activos que se verán más afectados por la 'guerra' arancelaria serán aquellos que ofrecen rentabilidades más bajas, como los edificios de oficinas o los locales comerciales, frente a las naves logísticas o los centros de datos, donde los retornos son más altos, incluso de doble dígito. "Los aranceles sobre materiales clave como el acero y el aluminio ejercerán más presión sobre los presupuestos de los proyectos, lo que probablemente lleve a los promotores a retrasar, reducir o cancelar proyectos menos viables", matiza el informe. Por el contrario, la política de inversión en defensa de la Unión Europea podría beneficiar a la demanda de oficinas y laboratorios por el crecimiento en la creación de empleo y su vinculación a la innovación tecnológica e ingeniería.