Opinión

Escuchar las oportunidades en momentos de volatilidad

Juan Massana y Salvador Pérez, 'Family Bankers' de Mediolanum, aconsejan en esta tribuna una mirada a largo plazo en las inversiones

Juan Massana (izquierda) y Salvador Pérez (derecha), 'Family Bankers' de Banco Mediolanum.

Juan Massana (izquierda) y Salvador Pérez (derecha), 'Family Bankers' de Banco Mediolanum.

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La volatilidad de los mercados puede asustar, sobre todo por el ruido que se genera alrededor, pero es completamente natural. Aunque a corto plazo parezca caótico, lo importante es no dejarse llevar por las emociones, aprender a tomar perspectiva e interpretarlo, porque en estos momentos es cuando también se pueden presentar oportunidades, especialmente a largo plazo. 

Un buen ejemplo es lo ocurrido a principios del mes pasado, con el anuncio de la nueva política arancelaria del presidente estadounidense Donald Trump. La reacción fue inmediata: caídas generalizadas en todos los mercados mundiales. En esos momentos, el inversor tiene dos opciones: salir corriendo o mantener su estrategia. Los mercados, tarde o temprano, se recuperan y es vital no haber tomado decisiones precipitadas.

Estos episodios no son nuevos en la historia, aunque es lógico sentir dudas, sobre todo si no estamos acompañados por un profesional que nos haya explicado previamente cómo funcionan los mercados. Sin embargo, existen amortiguadores del ruido que lo suavizan y reducen su impacto emocional y financiero.

El primero es la paciencia. Invertir, sobre todo cuando se trata de algunas soluciones, como, por ejemplo, la renta variable, exige de una mirada largoplacista. Solo si esperamos la evolución de los mercados a largo plazo podremos intentar obtener una mayor rentabilidad.

En segundo lugar, para intentar minimizar los riesgos de los habituales vaivenes de los mercados, debemos contar con carteras bien diversificadas, por ejemplo, mediante fondos de inversión, que reúnen un gran número de empresas de distintos sectores, zonas geográficas o tipos de activos financieros.

En tercer lugar, una estrategia con inversiones periódicas, lo que se conoce como Dollar-Cost Averaging (DCA), también actúa como amortiguador. Este método consiste en invertir sin intentar adivinar cuándo es el momento óptimo para hacerlo y, a su vez, aprovechar las oportunidades que presentan los mercados para el largo plazo, como por ejemplo las fases bajistas para buscar mejorar la rentabilidad. De este modo, se suaviza el efecto de la volatilidad y se aprovecha a nuestro favor el factor del tiempo y del interés compuesto.

El último, y el más básico, es el acompañamiento profesional. Todo lo anterior es muy difícil de implementar sin un asesor financiero que entienda el lenguaje del mercado y sepa cómo convertir la volatilidad en un aliado. Es quien realmente conoce tu situación y te ayuda a mantener la calma, a ajustar la estrategia (si fuera necesario) y, sobre todo, a no taparte los oídos cuando más necesario es escuchar.