ELECCIONES

Salario, representación y beligerancia con el Gobierno: las claves de la pugna por presidir Cepyme

La abogada vallisoletana Ángela de Miguel y el empresario granadino Gerardo Cuerva afrontan una lucha sin cuartel por presidir la Confederación de las pymes. El debate sobre percibir o no sueldo, el nivel de confrontación con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y la lucha por mantener la representatividad, en plena ofensiva por la entrada de la catalana Pimec, son los tres asuntos clave. El 20 de mayo, el desenlace

Ángela de Miguel y Gerardo Cuerva, durante sus entrevistas con El Periódico.

Ángela de Miguel y Gerardo Cuerva, durante sus entrevistas con El Periódico. / José Luis Roca

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La pugna abierta por la presidencia de la confederación de las pequeñas y medianas empresas (Cepyme) enfrenta a dos candidatos con coincidencias lógicas entre quien aspira a representar al 98% del tejido empresarial español, pero con diferencias evidentes. La abogada Ángela de Miguel, apadrinada por el propio presidente de la patronal madre CEOE, Antonio Garamendi, y el empresario Gerardo Cuerva, enfrentado al propio Garamendi, quien le anunció que presentaría una candidatura alternativa porque había perdido su confianza, protagonizan una áspera pugna. Las acusaciones de guerra sucia sobrevuelan una campaña polarizada que culminará el 20 de mayo en unas elecciones para las que no parece haber un favorito claro.

1.- Contra la reducción de jornada

La abogada Ángela de Miguel (Valladolid, 1971) y el actual presidente de Cepyme, Gerardo Cuerva (Granada, 1971), no solo coinciden en su año de nacimiento. También en su rechazo a dos de las medidas más polémicas del ámbito laboral: la reducción de la jornada y la subida del SMI. Son “un paso clave del Gobierno en la intervención del sistema económico”, explican en el entorno de Cuerva; “van a tener un efecto catastrófico”, resaltan fuentes cercanas a De Miguel.

Los puntos coincidentes se extienden en muchas de las propuestas concretas para las pymes. Especialmente a la hora de resaltar la importancia de que las compañías ganen tamaño para competir mejor y ser más resilientes ante las adversidades y también al reclamar una menor presión fiscal, especialmente una reducción de las cotizaciones sociales. Combatir la morosidad estructural que golpea especialmente a unas empresas con poco músculo para sobrellevarla y reclamar una unidad real de mercado que reduzca el exceso de burocracia, son otros puntos coincidentes.

2.- Perfiles con experencia

De Miguel es socia directora de Negotia Abogados, un bufete con sede en Valladolid y Madrid que puso en marcha hace 25 años. La candidata, que suele hacer gala de que es pyme y se considera pyme, preside desde 2014 la Confederación Vallisoletana de Empresarios y es vicepresidenta de CEOE Castilla y León desde 2018. Desde hace una década forma parte de la junta directiva de CEOE.

Cuerva es la tercera generación de una empresa familiar del sector energético: preside Grupo Cuerva y CHC, con 200 empleados a su cargo y extendiéndose fuera de España, que codirige con su hermano. Presidente de Cepyme desde 2019, también lidera en Granada la CEOE y la Cámara de Comercio.

3.- El primer choque: salario sí, salario no

Uno de los puntos polémicos del proceso electoral y uno de los debates estrella cuando se habla de patronales. La candidata Ángela de Miguel admite que tendrá un sueldo si gana el proceso y se convierte en presidenta, lo que se contrapone con la política de la actual presidencia, que renunció a una remuneración.

Fuentes de la candidatura de Gerardo Cuerva resaltan que es “un empresario de éxito que no necesita cobrar de las organizaciones” y subrayan que el actual presidente de Cepyme renunció en su día a cobrar en la confederación.

Para el equipo de De Miguel, la justificación al salario que percibiría es que quieren construir una Cepyme más “profesional e intensiva” que, “desde luego va a requerir una dedicación plena y, por ello, una contraprestación”. Estos medios admiten que será importante que la organización “sepa exactamente la compensación que se recibirá, en un ejercicio de transparencia y claridad”; pero en el equipo de Cuerva señalan que “muchas empresas defienden que debe ser un empresario de éxito y sin ataduras quien lidere a los empresarios y no una persona que esté más pendiente de su sueldo, porque eso hace que pueda caer en beneficios personales poco éticos”.

4.- La difícil relación con el Gobierno

Es otro punto candente en el choque entre ambas candidaturas. De hecho, el detonante del enfrentamiento Cuerva-Garamendi se remonta a la lectura del llamado Manifiesto por la libertad de empresa leído por Cuerva en el que acusaba al actual Gobierno de adoptar “tesis comunistas”. Para la candidatura de Cuerva, ese momento “logró que todas las organizaciones empresariales de España se levantaran y dijeran basta ya al Gobierno”. La candidatura de De Miguel defiende que “vamos a hablar alto y claro. Y si de lo que se trata es de hablar de políticas públicas que perjudican a la empresa, que se tenga por seguro que alzaremos la voz y nos opondremos”. El equipo de Cuerva aquí pasa al ataque: “La cesión se ha confundido con la sumisión y la empresa es la que está perdiendo”, y añade que la actual presidencia “se ha erigido como uno de los últimos bastiones contra el intervencionismo del Gobierno”. El contraataque de De Miguel es claro. Propugna una Cepyme “más fuerte, útil y unida”, que “trabaje de manera intensiva para la pyme” y que “no se quede solo en discursos y proclamas”.

5.- La entrada de más actores en el diálogo social

Otro de los puntos espinosos. El protagonismo de las patronales tradicionales (CEOE, Cepyme y los autónomos de ATA) se ve amenazado por el interés del Gobierno en incluir en el diálogo social a otras organizaciones vinculadas a sus socios en el Congreso, como Conpymes, integrada en Pimec, lo que les restaría presencia. Aquí, Cepyme ha sido muy beligerante. Cuerva, en una entrevista con ACTIVOS ya dejó claro que la única representatividad legítima es la actual Cepyme y fuentes cercanas a su candidatura advierten del “peligro de politizar el diálogo social con la futura Ley de Representatividad”, al tiempo que culpan a Garamendi de no presentar batalla en este asunto.

El equipo de De Miguel se defiende: “Si ahora se plantea este debate es porque se ha dejado abierto un hueco que no se debería”, afirman. Aunque añaden que “Cepyme es la organización más representativa porque la inmensa mayoría de las pymes han optado, libremente, por integrarse en nuestra organización”.