Opinión | TRIBUNA

Enrique López

Enrique López

CEO de Grupo Amper

El sector de defensa en España: el momento es ahora

La vuelta de Trump a la Casa Blanca ha acabado por imponer una urgencia adicional para que los países europeos eleven al 2% del PIB su presupuesto de defensa, según lo acordado hace más de 10 años

Archivo - Imagenes de archivo de tanques Leopard

Archivo - Imagenes de archivo de tanques Leopard / Europa Press/Contacto/Nicolas Landemard - Archivo

Europa se ha convencido, por la vía de los hechos, de que ya no puede confiar su seguridad al ‘amigo americano’. La contundencia del mensaje del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en el arranque de su segundo mandato ha removido al fin las estructuras europeas y ha acelerado los procesos de rearme en todo el continente.

Desde hace tiempo era necesario que se produjera una importante escalada en la inversión que en materia de defensa deben hacer todos los países europeos para iniciar el cumplimiento del compromiso adquirido por la OTAN en su Cumbre de Gales en 2014. La vuelta de Trump a la Casa Blanca ha acabado por imponer una urgencia adicional para que los países europeos eleven al 2% del PIB su presupuesto de defensa, según lo acordado hace más de 10 años.

En el caso español, y pese a las evidentes dificultades que el gobierno tiene para asegurar el apoyo de otros grupos parlamentarios a sus planes en este sentido, la reacción ha sido también inmediata: el Gobierno ha anunciado hace unos días una transferencia presupuestaria al Ministerio de Defensa para el ejercicio 2025 de 2.000 millones de euros.

El momento parece pues propicio para la industria española de Defensa, si bien, para aprovechar esta oportunidad serán necesarios visión, liderazgo y estabilidad.

Visión para definir cuáles son los objetivos a largo plazo tanto para la Administración como para las empresas del sector. Es evidente que, en un escenario previsible de consolidación del mercado europeo tanto desde el lado de la demanda como desde el lado de la oferta, no cabe esperar que la industria nacional ocupe todos los nichos en todos los escalones de la cadena de suministro.

Es necesario pues establecer prioridades, pero con dosis de ambición suficientes para evitar caer en la irrelevancia en el mercado internacional. Una vez establecidos los objetivos, es necesario liderazgo para alcanzarlos, de nuevo tanto por parte de la Administración como por parte de la industria española.

Si la Administración tiene que adaptar sus estructuras al nuevo escenario de cooperación europea manejando presupuestos mucho mayores, el reto para la industria española no es menor: tendrá que incrementar sus capacidades tecnológicas y productivas en un corto espacio de tiempo, maximizando la cooperación y coordinación entre empresas para optimizar las inversiones. En estas circunstancias, sólo las empresas que dispongan de las capacidades de gestión necesarias podrán aspirar a aprovechar la bonanza actual.

Desde el punto de vista industrial, para ejercer ese liderazgo se requerirá, sin duda, el apoyo del Ministerio de Defensa, pero también el acceso a la financiación para realizar las inversiones necesarias y para jugar un papel activo en la consolidación del sector, tanto a nivel nacional como europeo.

Conviene no olvidar que la industria sólo podrá asumir este desafío si percibe un escenario razonablemente estable en el largo plazo, que le permita recuperar las inversiones realizadas y obtener un rendimiento razonable.

Sin duda hay motivos para ser optimista con respecto al momento actual del sector de la Defensa en nuestro país.