Opinión | OPINIÓN


Mònica Casabayó
Mònica CasabayóProfesora titular del Departamento de Marketing de Esade.
La perfección pesa: el peaje del liderazgo femenino
Reducir la brecha de género no es solo un tema social, también es una oportunidad económica. Esta desigualdad impacta en el ecosistema emprendedor y en la capacidad de la empresa para encabezar la innovación

La presidenta de Banco Santander, Ana Botín, durante la presentación de los resultados de 2024. / 'activos'
Hace tiempo que empecé a tener curiosidad por saber por qué, cada vez que lanzo una pregunta en clase, la mayoría de las manos que se alzan son de chicos. Aunque no siempre saben la respuesta correcta, lo intentan sin complejos. También me sorprendía y -quería entender- por qué los correos de estudiantes preocupadas y frustradas por no haber logrado un sobresaliente (aunque sí un notable alto) provienen casi siempre de chicas. Pero cuando descubrí que muchas niñas y adolescentes que sueñan con ser físicas o ingenieras cambian de opinión a medida que crecen (no porque pierdan interés, sino, porque dudan de estar preparadas), mi curiosidad se convirtió en preocupación.
Todo apunta a que el sistema educativo juega un papel importante. Los datos del informe PISA 2022 son reveladores. A pesar de que las alumnas suelen obtener mejores calificaciones que sus compañeros varones y dedican más tiempo a los estudios, también muestran una mayor ansiedad hacia las matemáticas y menor autoconfianza en esta materia. Desde los 10 años, las niñas tienen el 15% menos de probabilidades de considerar las matemáticas como su asignatura favorita. A los 15, esta inseguridad afecta no solo a su rendimiento, sino también a su disposición a elegir estudios científicos.
Este patrón se refleja también en las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Según el informe Mujeres en STEM. España 2024 de EsadeEcpol, la presencia femenina en Matemáticas ha caído del 51% en 1990 al 36% actual. En Física, las mujeres han pasado del 31% al 27%, y en Informática, el descenso es aún más pronunciado: del 21% en el año 2000 al 13% actual.
Entorno laboral
¿De dónde proviene esta percepción limitante? En este contexto, en entorno laboral juega un papel crucial. Aunque hoy en día las mujeres superan a los hombres en entornos educativos, pierden terreno inmediatamente al ingresar en el mundo laboral, ascendiendo en la carrera profesional a tasas significativamente más bajas. Si nos fijamos en sectores STEM, solo el 5,5% de las mujeres empleadas en España trabajan en estas industrias, frente al 13% de los hombres. En ingeniería y construcción, apenas el 31% de los profesionales son mujeres; en matemáticas y estadística, el 25,5%; y en informática, menos del 23%. Además, la brecha se amplía con la edad. Mientras que entre los menores de 30 años la presencia de mujeres en STEM es del 9%, esta cae al 7% en el rango de 30 a 44 años (EsadeEcpol, 2024).
Otro dato interesante proviene del informe Empresas Tech e Innovadoras. España 2024, presentado por José María Torrego, CEO y fundador de El Referente, en el reciente Foro de Inversión organizado por Esade Ban. En este estudio, se destaca que, de las más de 7.000 empresas tecnológicas activas en España, de las cuales 3.640 son start ups y 1.185 son scale ups, solo el 17% de los fundadores son mujeres.
Un factor relevante más es la influencia de la familia en casa. Cuántas veces, sin darnos cuenta, hemos animado a nuestros hijos e hijas de forma diferente según nuestras expectativas sobre lo que pueden lograr. A veces, sin ser conscientes, favorecemos el riesgo en unos y la seguridad en otras. ¿Hemos transmitido el mismo mensaje por igual? A las niñas las educamos "sin querer" para ser perfectas (y así aceptadas), mientras que a los niños se les enseña a no rendirse, a seguir luchando y a no llorar.
Reshma Saujani, fundadora de Girls Who Code, en su libro Brave, Not Perfect, describe cómo, en ciertos entornos socioculturales, educamos a las niñas para ser perfectas y precavidas, mientras que a los niños se les anima a asumir riesgos y aprender del error. Saujani cita un estudio de Hewlett-Packard que revela que los hombres suelen postularse a un empleo cuando cumplen con el 60% de los requisitos, mientras que las mujeres solo lo hacen si cumplen el 100%. Este dato refleja la cautela de las mujeres a la hora de evaluar sus propias competencias y asumir riesgos laborales.
Además, estudios como el publicado en el British Journal of Psychology muestran que las mujeres tienden a ser más reacias al riesgo que los hombres, debido a una mayor aversión a las pérdidas y un menor optimismo financiero. Este tipo de (auto)percepciones impacta en el desarrollo personal y profesional de las mujeres. Reducir la brecha de género no es solo una cuestión social, sino también una oportunidad económica. Esta desigualdad impacta en el ecosistema emprendedor yen la capacidad de las empresas para liderar la innovación. Un mayor equilibrio de género podría potenciar la competitividad en España. Muchas start ups tecnológicas nacen de perfiles STEM, y la baja presencia femenina puede suponer una barrera para la creación de empresas líderes en ciertas industrias. Fijémonos en las empresas que encabezan las cinco primeras posiciones del informe Best Global Brands 24 publicado por Interbrand, encontramos que las cinco más destacadas -Apple, Microsoft, Amazon, Google y Samsung- fueron fundadas y son dirigidas por hombres.
Estrategia clave
Familiarizar a las mujeres con la tecnología y profundizar en el campo de la inteligencia artificial puede ser una estrategia clave para abrirles las puertas a puestos de liderazgo en empresas. Sin embargo, no es la única vía. El libro The Broken Rung (El peldaño roto), Kweilin Ellingrud, Lareina Yee y María del Mar Martínez, recoge 50 historias inspiradoras de mujeres que han superado barreras en sus carreras y ofrece pasos claros para seguir este camino. Las autoras destacan la importancia de encontrar empresas que ofrezcan un entorno de aprendizaje sólido y diverso; proponen elegir posiciones estratégicas en el momento adecuado para desarrollar mejor sus habilidades; y animan a las mujeres a postularse para roles de liderazgo, especialmente en sectores y mercados en crecimiento.
Por lo tanto, si el camino hacia el éxito académico, el emprendimiento o el liderazgo corporativo está bien definido, ¿por qué siguen siendo pocas las mujeres que lo siguen? No es por falta de autoestima, ni de ilusión o ambición. Generalmente, la razón se encuentra en el peso de la perfección. La innovación y el progreso están reñidos con la búsqueda de la perfección. La perfección no existe. Y si existiera, no sería la clave del liderazgo. La verdadera clave está en la valentía de ser imperfectos, de cometer errores, aprender de ellos y seguir adelante. Sin miedo. Sin duda.
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