Inclusión financiera

El paso de la adversidad a poder abrir un negocio propio

Mercedes Asensio y su familia pasaron de sobrevivir con 400 euros al mes a lograr un microcrédito para abrir un taller de patinetes en Badalona, que ahora ha ampliado

España lidera la concesión de microcréditos a emprendedores y familias en Europa

Mercedes Asensio, en su negocio de patinetes eléctricos en Badalona, que abrió hace tres años tras recibir un microcrédito.

Mercedes Asensio, en su negocio de patinetes eléctricos en Badalona, que abrió hace tres años tras recibir un microcrédito. / Zowy Voeten

Glòria Ayuso

Glòria Ayuso

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Mercedes Asensio acaba de inaugurar su nuevo local de reparación de patinetes eléctricos en Montigalà (Badalona). Contenta, explica que la tienda tiene un gran escaparate, gracias al cual ha ganado gran visibilidad.

No hace mucho tiempo su situación era muy diferente. Con dos hijos pequeños, se vio obligada a dejar el bar que llevaba cuando a su marido se le diagnosticó fibromialgia, una enfermedad que le impide trabajar. “No podía con todo”, afirma. La familia llegó a sobrevivir con unos ingresos de 400 euros al mes.

Pero no se rindió y, a sus 42 años, decidió abrir un negocio de reparación de patinetes. De eso hace cuatro años. “Mi marido se fijó en que había muchos y que necesitaban un servicio de mantenimiento”, explica. Pero en su situación, no cumplía los requisitos para obtener la financiación necesaria para abrir una tienda. Sin embargo, en la oficina bancaria le informaron de la posibilidad de acceder a un microcrédito. MicroBank le concedió los 25.000 euros que necesitaba para subir la persiana.

La recientemente inaugurada tienda de patinetes de Mercedes Asensio, en el barrio de Montigalà de Badalona.

La recientemente inaugurada tienda de patinetes de Mercedes Asensio, en el barrio de Montigalà de Badalona. / Zowy Voeten

Empezar de cero

Sin conocer antes nada sobre patinetes, como señala, acudió a una formación especializada en reparación de patinetes eléctricos. Después de un año elaborando el plan de negocio, cerrando el papeleo y buscando un local, inauguró su primer establecimiento, en la avenida Puigfred del barrio de Sant Crist de Badalona.

“La gente aún no se cree que sea yo el mecánico de los patinetes. Se ve que en el sector nunca lo lleva una mujer”, explica con soltura y riendo Asensio. Ese trato de proximidad es lo que más aprecian sus clientes: “Tengo una clientela muy buena, son muy agradecidos con las reseñas. Es porque les aconsejo en qué deben gastar el dinero y en qué no. Quizás gano menos, pero me gusta ser sincera”, afirma.

Ampliación del negocio

En su día a día, pronto vio que podía ampliar su línea de negocio a las sillas eléctricas para personas mayores o con problemas de movilidad. “En el taller veíamos como se aprovechan de ellos, se les cobra 100 euros por reparar un simple pinchazo”, afirma. Tras ayudar a algunos clientes, rápidamente el boca-oreja le trajo a más personas.

El siguiente paso, una vez consolidado el negocio, ha sido trasladarse al nuevo local, de mayores dimensiones. Ahora dispone de 100 m² que albergan el taller, una exposición de patinetes, sillas y recambios, y un amplio escaparate, del cual Asensio se siente especialmente satisfecha.

Responsable de su propio negocio, su situación ha cambiado "a base de mucho esfuerzo y de ver siempre las cosas con optimismo", remarca. “Nos ha dado muchos palos la vida, pero hemos luchado siempre. Ahora puedo mantener a mi familia. No pido más”.