Según la Guardia Urbana

Miles de sindicalistas presionan en Barcelona a Junts para que apoye la reducción de jornada

Unas 7.000 personas, según la Guardia Urbana, protestan en la capital catalana para disminuir el tiempo de trabajo máximo a 37,5 horas semanales

¿Cuánto y cómo trabajan los españoles? La jornada laboral, en 5 gráficos

Manifestación en favor de la reducción de jornada en Barcelona.

Manifestación en favor de la reducción de jornada en Barcelona. / DAVID MELERO / Europa Press

Gabriel Ubieto

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Barcelona
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Desembarco sindical en Barcelona para presionar a Junts para que apoye la ley para reducir la jornada laboral a 37,5 horas semanales. Un día después de que el PSOE y los posconvergentes acordaran delegar a Catalunya las competencias en gestión migratoria, CCOO y UGT han apelado a ese espíritu de acuerdo y ha llamado a las fuerzas independentistas a "negociar lo que la patronal no ha querido negociar en las mesas de diálogo social" y apoyar una reivindicación que, según sostienen las centrales, "sus electorados comparten".

Entre 10.000 y 7.000 personas, según los organizadores o la Guardia Urbana, han desfilado desde la plaza Colom hasta el Parc de Les Tres Xemeneies para reivindicar la disminución de la jornada máxima en España. El lugar, el momento y el recorrido no han sido baladís.

Las centrales han movilizado a sus afiliados en la capital catalana y han desplazado a efectivos de otras localidades para hacer una demostración de fuerza y apuntar directamente a Junts, clave en la aritmética parlamentaria que puede posibilitar que la norma, cuyo éxito hoy está en el aire, prospere. Lo han hecho para trasladar "esta exigencia a todos los grupos políticos, pero especialmente a los de Catalunya, porque, en buena parte, sabemos que está en sus manos el que se pueda avanzar o no", ha verbalizado el secretario general de UGT, Pepe Álvarez.

Desde la UGT se han mostrado especialmente activos en sus contactos con los posconvergentes, desplazándose incluso Álvarez y el líder catalán de la UGT, Camil Ros, hasta Waterloo para entrevistarse directamente con Carles Puigdemont el pasado diciembre. "Innovar también es trabajar menos", ha dicho Ros, la misma semana que la capital catalana está tomada por las furgonetas de negro y miles de congresistas que asisten al Mobile World Congress.

Una semana después de que el anteproyecto de ley para reducir la jornada haya superado el dictamen del CES y enfila ahora el camino del Congreso de los Diputados, las centrales han dejado claro cuál va a ser su aportación durante los próximos meses. "La estrategia sindical ahora pasa por una presión a los distintos partidos políticos para que no voten en contra de una medida de la que estoy convencido que sus electorales comparten", ha afirmado el secretario general de CCOO, Unai Sordo.

ERC ha lanzado un guiño a los sindicatos con la asistencia de su portavoz en el Parlamento Europeo, Diana Riba, persona cercana al presidente del partido, Oriol Junqueras.

Espíritu de la huelga de Canadenca

Las centrales han escogido el Parc de Les Tres Xemeneies para cerrar la marcha y celebrar sus parlamentos apelando al espíritu de la huelga de la Canadenca. La misma tuvo lugar en 1919 y fue el germen de la reducción de jornada a las ocho horas diarias (antes se trabajaban entre 10 y 12 horas de lunes a sábado) que luego aprobó el Gobierno para acallar las protestas. Donde hoy está ese parque barcelonés en su día hubo la principal central eléctrica de la empresa Barcelona Traction, Light and Power Company, más conocida como La Canadenca por su capital originario.

"Estamos a los pies de un símbolo vivo de una conquista social sin parangón que se produjo aquí. [...] Hoy queremos comprometernos en este siglo XXI con la nueva conquista social", ha recordado el secretario general de CCOO de Catalunya, Javier Pacheco. "No se equivoquen, [votar en contra] tendrá un coste que pagar", le ha espetado directamente a Junts.

Reducir por ley la jornada laboral de las actuales 40 horas semanales a 37,5 horas afectaría directamente a 2,1 millones de asalariados catalanes. Además, 440.000 trabajadores a tiempo parcial verían automáticamente aumentado su salario, la gran mayoría mujeres, según cálculos sindicales. En toda España, la cifra de beneficiados ascendería a unos 11 millones de personas, según esos mismos cálculos.

Hasta ahora Junts no ha fijado cuál es su posicionamiento definitivo ni si votará sí o no a la norma. Los posconvergentes sí han manifestado que no están conformes con el actual redactado del anteproyecto de ley, que puede verse modificado en el trámite de enmiendas. Y hasta ahora Foment del Treball ha sostenido que estaban alineados con sus posiciones y rechazarían la norma, si bien esa tesis no está clara del todo, a razón de los sucesivos viajes de empresarios catalanes a Waterloo, para tratar de convencer a Puigdemont.