Tecnología industrial

GPAINNOVA: tecnología desde el fondo del mar al espacio 'made in Barcelona'

El consejero delegado de la firma, Pau Sarsanedas, asegura que la capital catalana "es el mejor lugar en el que innovar”

Con una facturación de casi 35 millones, la compañía apuesta por la innovación disruptiva en la industria y se ha expandido a sectores como el médico, el marítimo y, ahora, el aeroespacial

De robots 'tontos' a máquinas inteligentes

Pau Sarsanedas, CEO de GPAINNOVA, junto a la primera máquina de electropulido de metales sin usar líquidos y uno de los respiradores creados durante la pandemia.

Pau Sarsanedas, CEO de GPAINNOVA, junto a la primera máquina de electropulido de metales sin usar líquidos y uno de los respiradores creados durante la pandemia. / JORDI COTRINA

Glòria Ayuso

Glòria Ayuso

Barcelona
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“Emprender e innovar es ir contra el establishment, asegura Pau Sarsanedas, consejero delegado de GPAINNOVA. La dificultad radica, en su opinión, en que cuesta sobremanera encontrar los recursos necesarios para desarrollar un proyecto, lo que hace que en la mayoría de los casos la iniciativa zozobre.

De aquí que la empresa que ha creado con esfuerzo y sobre todo tenacidad, GPAINNOVA, pivota esencialmente bajo una visión: construir una matriz que cuenta con toda la estructura necesaria para poder desarrollar la innovación (ingenieros y conocimiento, materiales, dependencias y gestión administrativa) y que nutre al resto de los proyectos empresariales que van creándose a nivel vertical.

Hasta el momento, el grupo ya engloba las filiales DLyte, de automatización de pulido; Seabots, dedicada a la robótica marina; GPAMedical, para crear nuevos dispositivos sanitarios; Power Innotech, sobre electrónica de potencia; y GPASpace, la última spinoff lanzada por el grupo para el sector aeroespacial, asociada con Open Cosmos para la fabricación de satélites.

Planta de GPA Innova, en el barrio de Sant Pastor de Barcelona.

Planta de GPAINNOVA, en el barrio de Bon Pastor de Barcelona. / Jordi Cotrina

Gran autoexigencia

Un enfoque que parte de un carácter particular. Su padre, el inventor Marc Sarsanedas, hijo a su vez de la modelo Teresa Gimpera, se aisló con su mujer en una casa de payés en Les Guilleries tras pasar dos años en la India. Allí creció Pau Sarsanedas, que desarrolló una gran autoexigencia que le llevó a cursar la carrera de ingeniería mecánica en la Universidad de Girona.

De Erasmus en Portugal, obtuvo la mejor nota de la universidad al presentar una máquina creada con su padre. Luego montó la primera de electropulido líquido en 2006 para responder a las necesidades de la marca de joyería Joid’Art. Una tecnología que se implantó en todo el mundo para manipular la plata y después el oro.

Tras naufragar su primer proyecto empresarial y mientras trabajaba en una empresa ferroviaria, fundó con cuatro compañeros GPAINNOVA para dar apoyo a la materialización de los inventos de su padre y su comercialización.

Eclosión en el sector dental

Como en cualquier aventura industrial, GPAINNOVA tardó dos años, hasta 2015, en tener sus productos homologados, tiempo en el que cayeron dos de sus socios al contar solo con recursos propios. “En una oficina de plaza España con cuatro operarios montábamos las máquinas”, recuerda. El despegue vino con la invención de la primera máquina de electropulido de metales usando partículas sólidas activas, que automatizó la tarea hasta entonces manual de pulir las prótesis dentales. En la primera feria, los compradores “pagaban la máquina al momento con el datáfono”, explica. En dos años sumaron 70 trabajadores.

Pero su apuesta no pasa por producir máquinas en serie, cuya fabricación ofrece parcialmente a terceros, sino por ayudar a crear las más innovadoras y buscar nuevas oportunidades, un modelo que “sí existe en EEUU, pero que aquí cuesta de entender", explica.

Ingenieros en la planta de GPA Innova

Ingenieros en la planta de GPAINNOVA. / Jordi Cotrina

246 patentes

Así es como su equipo suma ya 246 patentes y como, cuando estalló el Covid en 2020 y los hospitales no contaban con respiradores, la empresa fue capaz de crearlos desde cero para suministrar a los centros.

“Todo el equipo vio la urgencia y se puso a trabajar día y noche. Sacamos el prototipo en seguida”, recuerda. Fue un momento duro, ya que la empresa adquirió su actual nave de 6.000 metros cuadrados en el barrio de Bon Pastor, cuando toda la actividad pareció interrumpirse.

Su tecnología de pulido es aplicable al sector médico para cualquier tipo de implante; en la automoción; y en cualquier herramienta. “Se piensa en la impresión 3D, pero no en que es esencial acabar estos productos con el pulimiento”, explica Sarsanedas. La empresa, que destaca por un time to market muy corto, trabaja para marcas reconocidas como Swatch.

Flexibilidad y resiliencia

Es así como el grupo, que suma ya 220 empleados, factura casi 35 millones innovando principalmente en nueva maquinaria de pulido para los más diversos sectores, pero con el foco puesto en dar apoyo a través de su estructura a sus innovadoras filiales. “Son startups que tienen a su disposición a 200 personas. Un modelo diversificado y flexible es resiliente, no sufre ante pandemias ni crisis económicas”, afirma Sarsanedas. El emprendedor lamenta que en las dos últimas décadas se ha perdido en Catalunya el “80% de las empresas de ingeniería mecánica, cuando Barcelona es el mejor lugar en el que innovar” por su rico ecosistema, que a su vez atrae talento. Un empeño, el suyo, del que pronto, asegura, saldrán nuevos frutos.

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