Energías renovables

Las plantas de biogás serán "proyectos empresariales estratégicos" en Catalunya

Para cumplir el objetivo ambiental, serían necesarias una docena de instalaciones anuales de este tipo hasta 2030

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Planta de biogás en la localidad de Vilademuls (Girona).

Planta de biogás en la localidad de Vilademuls (Girona).

María Jesús Ibáñez

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Barcelona
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La Generalitat ha acordado que las plantas de producción de biogás que utilizan deyecciones ganaderas y residuos orgánicos se cataloguen como "proyectos empresariales estratégicos", según ha informado tras el Consell Executiu de este martes. Se trata de unas instalaciones que aprovechan los residuos de las granjas de porcino, aves y vacuno (los excrementos, fundamentalmente) y otros desechos orgánicos, como la paja que se usa en las explotaciones, para producir gas, a través de un proceso denominado codigestión anaerobia. La Generalitat quiere impulsar la construcción de estas plantas, primero, para dar salida a unos residuos que a veces son difíciles de gestionar, y, segundo, para fomentar la producción de energías más sostenibles.

Para tener esta consideración, los proyectos de biogás deberán estar ubicados en municipios afectados por contaminación de nitratos de origen agrario o en zonas de mala calidad del aire, dos condiciones que serán necesarias para conseguir la habilitación ambiental.

Para cubrir el objetivo de producción de la Estratègia Catalana del Biogàs se deberían construir una docena de plantas de este tipo al año entre 2024 y 2030. En la actualidad, se encuentran en funcionamiento una veintena, la mayoría de ellas en las comarcas de Lleida (con nueve instalaciones) y de Barcelona (con seis), según datos del Ministerio de Agricultura. El plan catalán, aprobado en mayo del año pasado, es uno de los pilares para llegar a un "modelo energético más limpio, sostenible, democrático y justo", defiende la Generalitat, que aspira a alcanzar la neutralidad climática en el año 2050.

Las inversiones candidatas a convertirse en estratégicas, según el nuevo parámetro de la Generalitat, deberán ser también plantas de gestión colectiva, con un mínimo del 50% de excrementos ganaderos en el material procesado; tener una capacidad mínima para procesar 100 toneladas de material al día, e incorporar tecnologías para tratar el digestato o producto final para obtener subproductos fertilizantes, de modo que así se impulsaría de paso la economía circular. Los proyectos que tengan esta clasificación contarán con apoyo y simplificación administrativa para garantizar la viabilidad.

Factor crítico para modernizar el campo

"El factor energético puede acabar convirtiéndose en un punto crítico a la hora de abordar la modernización del campo y de los regadíos", apuntaba en una entrevista reciente con este diario el conseller de Agricultura, Òscar Ordeig. "Estamos a la cola en renovables y esto puede convertirse en un cuello de botella a la hora, por ejemplo, de impulsar el uso de nuevas tecnologías, que consumen mucha energía, o de realizar nuevos tratamientos de agua regenerada, que necesitan de máquinas de tratamiento y de bombeo", reflexionó el conseller. "Y necesitamos tener ese suministro energético repartido por todo el territorio y lo antes posible, no podemos esperar 10 años", agregó.

El impulso a estas inversiones no es ajeno al rechazo que generan en algunos municipios, que rechazan ser receptores de los residuos que llegan de poblaciones vecinas y que temen tener que convivir con los fuertes (y desagradables) olores que emanan de estas instalaciones. Y es que el proceso de digestión anaerobia, que consiste en que unos microorganismos descompongan el material biodegradable en ausencia de oxígeno, genera, entre otros gases resultantes, dióxido de carbono y metano.

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