Entrevista
Camil Ros (UGT): "Los pisos turísticos están reventando el mercado de la vivienda como hicieron las ETT con el empleo"
El sindicalista es reelegido para un tercer y último mandato al frente de la UGT de Catalunya y se marca como principales objetivos reducir la jornada, subir salarios y que el Gobierno limite los precios de vivienda y alimentos
En España hay 30 milmillonarios y cada vez lo son más: su riqueza aumentó un 20% en 2024

Camil Ros, secretario general de la UGT de Catalunya, frente a la sede del sindicato. / VICTÒRIA ROVIRA


Gabriel Ubieto
Gabriel UbietoRedactor
Periodista de economía, centrado en el mercado laboral. He crecido como redactor en El Periódico, pero antes hice prácticas en La Vanguardia y escribí durante seis meses desde Chile para Hemisfèria.cat. Ganador del premio Ramon Barnils (2015) por el reportaje "Els ultres prenen partit".
Camil Ros (Vallromanes, 1972) ha sido reelegido para un tercer y último mandato como secretario general de la UGT de Catalunya. Durante su primera legislatura tuvo que hacer frente al reto de suceder a un histórico del sindicalismo como Pepe Álvarez, que estuvo al frente de la central más años que Jordi Pujol en la Generalitat. En su segundo mandato ha tenido que lidiar con la crisis del covid y la posterior crisis de precios. Y ahora, algo más estabilizada la coyuntura, pretende desplegar a la ofensiva el sindicato, para reducir la jornada, subir salarios y reclamar a la Administración que intervenga los precios de la vivienda o los alimentos, entre otros.
¿Qué balance hace de sus ocho años al frente de la UGT de Catalunya?
El balance que hacemos tanto Matías [Carnero] como yo, que empezamos en 2016 y revalidamos en 2020 es positivo. Hemos crecido de 100.000 a 110.000 afiliados al sindicato, la evolución es positiva, pero seguramente hemos crecido poco. A nivel de delegados sindicales hemos crecido más, hasta llegar a los 23.000 representantes. Estamos en la Seat, que es nuestro buque insignia, pero también en el sector público, siendo primera fuerza entre los trabajadores de la sanidad pública. Hemos logrado muchos acuerdos sociales, tanto con el Gobierno como con el Govern, pero todo ello no es suficiente, queremos más. De ahí nuestro lema para este congreso (‘En volem més’). Hay muchas personas que tienen dificultades para llegar a final de mes.
Su discurso, con un punto de autocrítica, choca contra el optimismo que destilaban las palabras de Pedro Sánchez, que decía que “somos la mejor economía del mundo” y que va “viento en popa”.
Hemos de saber encontrar el equilibrio. No podemos darle a la derecha y extrema derecha el discurso de que todo va mal, porque tampoco es verdad. Ellos se aprovechan de las desigualdades para llegar al poder, pero luego cuando lo ostentan no hacen nada para cambiarlo. Hemos de resaltar los aspectos positivos de medidas como la reforma laboral, que ha traído la estabilidad al mercado laboral. Si no la hubiéramos aprobado, yo creo que hoy estaríamos en una recesión, porque ante la crisis de precios las empresas, como solían hacer en crisis pasadas, hubieran despedido masivamente a los temporales.

Camil Ros, secretario general de la UGT de Catalunya. / VICTÒRIA ROVIRA
¿Decir que todo va bien no empuja hacia esa derecha y extrema derecha a quienes no están participando del actual momento de crecimiento, como ese 8,8% de catalanes que está en paro?
Si como Gobierno quieres hacer ese discurso debes sostenerlo con políticas más ambiciosas, resolviendo la crisis de la vivienda o el encarecimiento de los precios de los alimentos. Por ejemplo, limitando precios. Si hoy los tipos de interés están por debajo de los dos dígitos no es porque los bancos ahora los dirija buena gente, sino porque están limitados. Hace falta ponerle freno a los pisos turísticos; son como las ETT o las empresas multiservicio, cogen un vacío legal para enriquecerse. Si puede haber actividad económica, que se regule pero que no reviente el mercado y especule. Si un piso turístico actúa como un hotel debe pagar, como mínimo, los mismos impuestos. Y en el tema de la alimentación, deberíamos limitar, por ejemplo, el número de intermediarios, como se hizo con la subcontratación en la construcción. Si no resolvemos estas dos cuestiones, conseguir nuestro otro gran objetivo, la reducción de la jornada laboral, no será suficiente.
Yolanda Díaz y Carlos Cuerpo se podrían haber ahorrado la bronca pública sobre la reducción de jornada
Sobre la reducción de jornada, ¿entiende el reciente choque en público de Díaz y Cuerpo?
Se lo podrían haber ahorrado. Lo que tienen que hacer es aprobarlo en el Consejo de Ministros, remitirlo al Congreso y ahí todos los grupos parlamentarios, también los que forman el Gobierno, hagan las enmiendas que consideren. Soy relativamente optimista y me gustaría que, dado que es un tema que genera un consenso tan transversal entre la ciudadanía, pasara lo mismo que pasó en Catalunya en 2017 con la Renda Garantia de Ciutadania (RGC), que el Parlament aprobó por unanimidad. Incluso el PP votó a favor.
Junts ha dicho que todavía no ha decidido sobre qué votará sobre la reducción de jornada, que ya es algo
¿Ha vuelto a hablar con Junts de este tema?
El otro día [Jordi] Turull dijo que todavía no habían fijado su posición. Ya es algo que digan que no están en contra. Como decía, espero que la ley salga del ‘pim-pam’ político.
¿Los ve más en el ‘sí’ que en el ‘no’?
Soy más optimista que en diciembre [cuando Ros fue junto a Pepe Álvarez a Bruselas para ver a Carles Puigdemont]. También veo a Pimec abierta…
Foment ya ha dicho claramente que está en contra…
Foment y la CEOE tienen que decidir si quieren borrarse y que el Gobierno legisle o, como hicieron con la reforma laboral, sumarse y sacar algo. Hay partido.
Aquí en Catalunya quien no ha movido ficha para reducir la jornada, pero la de los funcionarios a 35 horas semanales, es el Govern de Illa, pese a que lo pactaron ustedes a nivel estatal.
Creo que la mesa general de la función pública debería agilizarlo. Sin presupuestos es más complicado, yo siempre digo que quiero presupuestos aunque sea para criticarlos, pero se puede salvar igualmente por la vía de las modificaciones de crédito.

Camil Ros, secretario general de la UGT, en la sede del sindicato. / VICTÒRIA ROVIRA
Antes mencionaba la Renda Garantida. Illa propone reformarla y que las personas que la perciban puedan compatibilizarla con un sueldo. ¿Qué opina de la propuesta?
Hemos de ir analizando una gradualidad. Si hay una persona con un trabajo precario que no llega a final de mes debe tener las ayudas necesarias para poder llegar a final de mes. Pero eso no puede ser a costa de subvencionar parte del trabajo al empresario y que haya una presión a la baja a los salarios y las condiciones laborales. Debemos estudiarlo, nos faltan los detalles de las propuestas. Hemos de dar una cobertura más amplia a la Renda Garantida.
Si hay una persona con un trabajo precario que no llega a final de mes debe tener las ayudas necesarias para poder llegar
¿Les preocupa entonces que un efecto colateral sea promover ‘mini jobs’ y salarios bajos?
Tendremos que poner límites muy estrictos. No porque no me fie del Govern, sino porque no me fío de los empresarios.
¿Ve compatible insertar a estas personas en el mercado laboral con facilitar las contrataciones en origen, tal como el Gobierno ha anunciado que hará?
No podemos reducir la política migratoria a un tema de cupos. Algunos empresarios podrían el país y casi el color de la piel de la gente que quieren traer a trabajar. La mayoría de gente que emigra lo hace o porque huye de guerras o porque huye de la pobreza. Y tenemos que plantear la política migratoria en base a esa realidad, a acogerlos. No podemos decir ‘si vienes de Marruecos solo puedes entrar si eres paleta’ o ‘si vienes de Bolivia solo puedes entrar si vienes a cuidar a ancianos’.
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