Movimiento de los Comuns
Así se gestó la adquisición de la Casa Gomis en El Prat, una compra que interfiere en la ampliación del aeropuerto
La negociación entre la familia propietaria de La Ricarda y el Ministerio de Cultura se ha culminado en un tiempo récord, menos de tres meses
El hecho de que la finca estuviera ya tasada y el Gobierno contara con un remanente del presupuesto del 2024 han ayudado a la operación
El Ministerio de Cultura compra la Casa Gomis por 7,2 millones para convertirla en un centro de cultura y medio ambiente
Cristina Buesa
Cristina BuesaPeriodista
Especialista en infraestructuras de movilidad, me ocupo de los temas de economía azul y de la Copa América de vela.
El día de Sant Esteve, el 26 de diciembre, eran 56 familiares en la celebración. Fue la emotiva despedida de La Ricarda, la última vez que se reunían en la casa construida por sus antepasados, joya racionalista del arquitecto Antonio Bonet Castellana. El sentimiento era agridulce. Tristes porque perdían una finca en la que desde 1963 construyeron parte de sus vidas; felices porque habían alcanzado un acuerdo con el Ministerio de Cultura gracias al cual la Casa Gomis pasaba a manos públicas.
"Ha sido una negociación corta, tres meses es muy rápido teniendo en cuenta que se trata de la Administración", interpreta Inés Gomis Bertrand, hija mayor y una de las seis descendientes de Ricardo Gomis e Inés Bertrand. Firmaron la venta el 30 de diciembre, lograron mantener la discreción para que no trascendiera públicamente y, el 7 de enero, el ministro Ernest Urtasun recorrió el edificio, los jardines, el pinar, para anunciarlo. Sobre sus cabezas, el ensordecedor ruido de los aviones de El Prat.
Una ampliación denostada
Porque, más allá del gran valor de un Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) declarado en 2021, una de las peculiaridades de La Ricarda es que es limítrofe con el aeropuerto y que el controvertido proyecto de ampliación de la infraestructura condicionaría su futuro. Por eso su adquisición por parte de un ministerio capitaneado por Sumar, formación que nunca ha ocultado su oposición al crecimiento del aeródromo barcelonés, levanta ciertas suspicacias. Urtasun insiste en que todavía no existe una propuesta firme y solo lee la compra en clave de "preservación patrimonial".
Su 'número dos' en el ministerio, el secretario de Estado de Cultura, el barcelonés Jordi Martí Grau, enamorado del racionalismo arquitectónico y que ha pilotado la negociación con la familia, describe a este diario en qué situación quedaría el inmueble: "Con la primera propuesta de Aena, la más agresiva, el prolongación de la pista no afecta físicamente a la casa, es cierto. No obstante, quedaría aislada y encapsulada entre el río, el aeropuerto y el mar. Solo se podría entrar por mar, algo que se antoja difícil de concebir".
Un par de meses para valorar
Martí cuenta que la intención del Gobierno es abrir las puertas de la Casa Gomis al gran público lo antes posible. Se dan un plazo de un par de meses para valorar cómo adecuarla a las visitas, algo que en los últimos 25 años se ha hecho de forma esporádica y 'amateur' por parte de los dueños. Inés Gomis calcula que han pasado unas 37.000 personas en sus aperturas de puertas organizadas y, durante la bienal de arte Manifesta, 47.000 más.
Precisamente esta cita cultural es la que ha multiplicado su repercusión y, de paso, ha sumado razones a la no ampliación de El Prat, ahora mismo encallada en los despachos en una comisión técnica cuyos resultados pueden, como ya le pasó a ERC, hacer temblar los cimientos de la gobernabilidad de la Generalitat. Con algunas gotas de sarcasmo, los Comuns admiten en privado que la adquisición de la finca de cuatro hectáreas por 7,2 millones de euros puede haber provocado cierta intranquilidad en las filas del PSC o de Aena.
Informar cuando ya estaba hecho
Para evitar ningún susto de última hora, probablemente, desde el Ministerio de Cultura se optó por no informar al Govern de Salvador Illa hasta que habían firmado la compra. Se esperaron hasta el 3 de enero, cuatro días después. De hecho, la consellera Sònia Hernández sí atendió a la invitación de Jordi Martí para participar en el anuncio en La Ricarda, entre otras cosas porque ella estuvo implicada, cuando era directora general, en la exploración de una posible compra de la administración catalana que no cuajó.
Lluís Mijoler, alcalde de El Prat que deja el ayuntamiento la semana próxima para dedicarse exclusivamente a sus tareas de diputado de los Comuns, valora que Hernández acudiera a la cita y se muestra entusiasmado de una compra por parte de las arcas públicas que permitirá el acceso de todo el mundo. "Veremos qué pasa con la ampliación del aeropuerto, pero está claro que convertir la casa en un bien público hace que se ponga en valor", apunta.
Los Gomis, revela Inés, encargaron años atrás una tasación de la finca que, ahora, ha agilizado la compra-venta. Los representantes ministeriales solo tuvieron que comprobar que efectivamente ese era el valor del inmueble y el estado de conservación del mismo. Otro aspecto que ha sido determinante ha sido la existencia de presupuesto, remanente del 2024. Tanto Jordi Martí como Mijoler encajan que los fondos excedentarios, la negociación discreta y la amenaza de la ampliación del aeropuerto han sido la clave del éxito.
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