Entrevista | Javier Monfort Director general para España de BlueFloat Energy

«España no llega tarde a la eólica marina; si sale el concurso en 2025, puede subir al tren»

Javier Monfort, director general para España de BlueFloat Energy.

Javier Monfort, director general para España de BlueFloat Energy. / LP/DLP

Andrea Saavedra

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El director general para España de BlueFloat, Javier Monfort (Barcelona, 1977), confía en que el concurso de la eólica marina salga en 2025 y que se valoren criterios «no puramente económicos». 

BlueFloat Energy y Sener están inmersos en la batalla de la eólica marina en Gran Canaria con el proyecto Parque Tarahal. ¿Cuáles son las características del parque que quieren instalar?

El desarrollo de este parque es a través de un consorcio donde está BlueFloat, Sener y ahora, también, Plenitude. Ya somos tres. Parque Tarahal es un parque eólico marino flotante, no es como los que ya se han desarrollado fundamentalmente en el mar del norte, con estructura fija. La principal diferencia, la revolución tecnológica, es que la eólica marina ha estado siempre supeditada a profundidades someras hasta los 60 o 70 metros. Y en el Mediterráneo y en Canarias tenemos muy poca plataforma. Ahora las turbinas pueden hacerse con tecnología flotante e ir a profundidades más grandes. El Parque Tarahal estará en la zona sur de Gran Canaria, estamos hablando de un proyecto de 13 aerogeneradores y unos 225 megavatios de potencia instalada. Estaría a unos 23 kilómetros de Maspalomas y a 8 kilómetros de distancia mínima de los municipios costeros de Santa Lucía de Tirajana y Agüimes. 

Canarias ha acaparado las miradas de muchos inversores que ya han presentado sus propuestas, pero solo se adjudicará uno. ¿Qué diferencia al Parque Tarahal del resto? 

Una de las principales premisas que hemos adoptado es el desarrollo temprano. Es lo que llamamos la búsqueda de la concertación. Cuando una tecnología se presenta en sociedad, el productor tiene que hacer un esfuerzo importante en explicar primero muy bien los proyectos. Un proyecto no puede esperar a que el marco legal esté totalmente cerrado para desarrollarse socialmente, ambientalmente y técnicamente. Al final, los agentes sociales van a tener que convivir con la infraestructura durante 30 años, y eso hay que trabajarlo con tiempo. 

El diálogo cobra un papel especialmente relevante...

Claro, esa es la gran diferencia. Hay que escuchar las recomendaciones, dudas y miedos de la gente. Y, en la medida de lo posible, ajustar el diseño de los proyectos a esas inquietudes. Por ejemplo, en el sector turístico preocupaba cómo se vería el parque desde la costa y nosotros hicimos unos estudios de representación visual para que los ciudadanos ya tuvieran esa información. Este desarrollo temprano es una búsqueda de la concertación con los agentes sociales. Caracterizar de forma exhaustiva y detallada el proyecto desde un punto de vista mental y técnico para que la propuesta que llevemos al futuro concurso cuente con las máximas garantías.  

Cuando presentaron el proyecto hace más de un año dieron importancia al hecho de que la ciudadanía pudiera participar en la inversión. ¿Esa idea sigue en pie?

Correcto. Una de las medidas que planteamos es que la ciudadanía pueda participar dentro de la financiación. Es una opción que seguimos contemplando, disponer algún mecanismo para que la ciudadanía participe en la gestión del proyecto. Además, el real decreto aprobado por el Gobierno central ha dejado claro que hasta un 30% de la valoración, para elegir los proyectos, se centrará en criterios no económicos. Y puede ser que se ponga en valor que los ciudadanos se puedan unir a la participación económica. 

¿Qué cree que puede generar más problemas a la hora de instalar eólica marina en las Islas?

Bueno, hay varias cuestiones. Para tener las máximas garantías de que se puede desarrollar en tiempo y forma, lo que hace falta es que las cosas estén muy bien caracterizadas. Cuantos más datos se dispongan del emplazamiento, más solventes serán las ofertas. Eso es fundamental. Las ofertas que no estén bien sustentadas van a tener un mayor nivel de incertidumbre, de riesgo para poder desarrollarse. Otra cuestión relevante es que el marco legal esté lo más rápido posible para adecuar las estrategias. La caída del suministro también es algo que siempre preocupa y pensar bien cómo se van a construir los parques, cómo se van a transportar los elementos de los parques y cómo se van a ensamblar. Dicho eso, creo que en Canarias la situación es buena porque hace falta descarbonizar lo antes posible, por el desarrollo del cambio climático pero también por la seguridad de los suministros y la seguridad en precios. 

Algunas empresas no han esperado a que España se ponga las pilas en regulación y han invertido en proyectos en otra parte del mundo. ¿Ustedes han tenido ganas en algún momento de tirar la toalla o se lo plantearían en el futuro?

La respuesta es clara: no. Nuestro compromiso de desarrollar Parque Tarahal es inequívoco, hemos seguido invirtiendo tiempo, dinero y recursos para poder disponer de la mejor propuesta de valor. Al no haber avanzado lo suficiente el marco regulatorio, algunas empresas han decidido priorizar las inversiones en otras geografías donde si qué existe un marco definido y, sobre todo, un calendario asociado a los potenciales concursos. Es evidente que es una reclamación del sector, cuanto antes esté el marco y el calendario, mejor. En este mundo el capital compite con diferentes oportunidades de negocio. Pero nosotros vemos los fundamentales claros de por qué desarrollar energía eólica en España y en Gran Canaria así que nuestro compromiso no ha variado. Seguimos creyendo en el proyecto, en la necesidad y en los beneficios que tiene despegar este tipo de energía. 

¿Qué criterios cree que deberían tener más peso en el concurso que adjudicará el primer proyecto de eólica marina en España?

El real decreto dice que hasta un máximo de 30% serán criterios no económicos. Por lo que, como mínimo, un 70% será precio. Pensamos que la eólica necesita, al menos, ese 30% de criterio no económico y sería importante no reducir ese porcentaje para recoger otras inquietudes que no están puramente asociadas a la tarifa eléctrica. Es muy importante que el primer proyecto que salga en España sea ejemplar, no puede fallar. Y para eso tiene que haber un criterio que ponga en valor la caracterización previa, técnica y ambiental del proyecto. Cuanto más estudios de detalle tenga una oferta, más certidumbre tendrá el futuro desarrollo del proyecto. 

¿Le preocupa que pueda haber más retrasos en el concurso por el traslado de la ministra Teresa Ribera a Europa?

Es algo que se escapa de nuestro control. Son cuestiones puramente políticas. El mensaje es claro: lo que el sector necesita es que se avance en el marco regulatorio y cuanto antes, mejor. Y acabar con la definición del concurso para la zona, la potencia y la fecha. A partir de ahí, el hecho de que un cambio de ministro pueda retrasar este proceso, se escapa de nuestro control.

Si hay concurso en 2025, ¿cuándo podríamos ver eólica marina funcionando en Canarias?

El objetivo del Gobierno es que en 2030 ya haya potencia instalada. Es muy ambicioso. El año 2030 es para el calendario político, a partir de ahí dependerá mucho de cuando se lancen los concursos. Puede estar en un plazo a partir de 2030 en adelante. Más para 2031 o 2032. 

¿España llega tarde al tren de la eólica marina?

Es cierto que hay otros países que nos llevan la delantera. Tienen sus marcos regulatorios definidos, se han lanzado concursos, etc. Es el caso de Reino Unido, Francia y Estados Unidos, entre otros. Pero en general, yo diría que la percepción es que estamos a tiempo. Como el objetivo es cerrar el marco regulatorio y tener el concurso en 2025, el mensaje tiene que ser de optimismo y esperanza. España es un país privilegiado para el desarrollo de esta tecnología. Tenemos tecnólogos, tenemos empresas de construcción, infraestructura portuaria, desarrolladores españoles, un sector financiero con experiencia y voluntad. Tenemos recursos. Existe el caldo de cultivo necesario para que sea una realidad. No vamos a perder el tren, hay voluntad. Si en 2025 sale el concurso, nos podemos subir, estamos en la parada y el camino correcto. 

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