Tecnología
De robots 'tontos' a máquinas inteligentes
La startup Theker ha desarrollado una máquina capaz de operar en entornos dinámicos y de adaptarse a distintos sectores industriales
“Hay muchas empresas deseando que la IA tenga más aplicabilidad por su falta de recursos humanos”

Carla Gómez, fundadora de Theker, startup desarrolladora de robots inteligentes para múltiples sectores industriales. / Los robots “dejan de ser tontos”, resume.


Glòria Ayuso
Glòria AyusoPeriodista
Con 23 años, Carla Gómez acababa de graduarse en ingeniería electrónica y robótica en la UPC. Trabajo no le iba a faltar, dada la gran necesidad de personas con su perfil en muchas empresas. En la universidad, había ayudado a dar impulso una asociación de estudiantes aficionados a crear robots y participar en competiciones. Allí conoció a Jiaqiang Ye Zhu, con quien decidió fundar Theker Robotics.
Desarrollar robots para cubrir las duras tareas que las personas no desean realizar es el objetivo de esta start-up, que en enero cumplirá ya tres años y que ya está aplicando sus soluciones en diversas plantas industriales. Fruto de este trabajo, Gómez acaba de ser reconocida como la mejor emprendedora de Catalunya por la escuela de negocios EAE.
Toma de decisiones
“Las empresas no encuentran trabajadores para puestos manuales y de trabajo físico”, como en una cadena logística o de separación de materiales para el reciclado. Asimismo, a diferencia de los robots utilizados en las cadenas de producción tradicionales, los desarrollados por Theker, explica esta joven ingeniera, están diseñados para operar en entornos dinámicos, donde las situaciones y las tareas a realizar no son siempre las mismas. Gracias a la inteligencia artificial, son capaces de seguir actuando cuando, por ejemplo, los paquetes cambian de tamaño o se presentan en otras posiciones, tomando además la decisión de depositarlos en lugares diferenciados. Los robots “dejan de ser tontos”, resume la socia fundadora de Theker, y se logra automatizar tareas en las que hasta ahora no era posible sustituir a las personas.
Theker adquiere los brazos de robot industrial para equiparlos con ojos -el software de visión y reconocimiento- y manos -el terminal con un agarre adecuado para los objetos que tenga manipular. En la primera experiencia en una cadena de separación de residuos, el equipo descubrió que la inteligencia de la máquina la hacía válida para actuar en distintos sectores. Con sistemas funcionales para residuos, logística y retail, están ampliando la tecnología para aplicarla en otras industrias.

Carla Gómez, fundadora de Theker, junto a un robot capaz de actuar en situaciones dinámicas. / Elisenda Pons
Pago mensual
Otra de las novedades es que los clientes no adquieren los robots, sino que abonan un precio mensual por su uso y por los servicios relacionados. “Decimos que pagan la nómina al robot”, bromea la emprendedora, lo que evita a la empresa industrial realizar un gran desembolso inicial y "obtener los beneficios de su uso desde el primer momento".
La startup ocupa una oficina de 200 metros cuadrados en Barcelona Activa que se asemeja a un taller: hay ordenadores con múltiples ventanas repletas de código en las mismas mesas en las que se dispersan todo tipo de piezas. El equipo de 15 ingenieros que integran la empresa experimentan cada día formulando nuevas capacidades de aprendizaje y movimientos con el ordenador al mismo tiempo que intercambian componentes del hardware en los robots. “Integrar la capacidad de visión y la de control es un trabajo que realizamos de forma interrelacionada y completamente en equipo”, subraya la ingeniera cofundadora.
Mezcla de talentos
La dedicación del grupo es total: “Pasan muchas cosas en un día. Lo que hemos hecho por la mañana, en la tarde parece que fue hace semanas”, explica Gómez. La empresa prevé duplicar su equipo en 2025. Frente a la dificultad de muchas empresas por encontrar ingenieros, en su caso “nos vienen porque quieren trabajar aquí. Tenemos la suerte de trabajar en lo que es nuestro hobby. Estamos creando el futuro, hacer esto a todos nos encanta”, asevera.
La start-up mezcla el talento joven con el senior. La mayor parte tiene entre los 22 y los 30 años. A esta edad "no existen las barreras ni el miedo a probar cosas nuevas”, valora Gómez. No obstante, dos perfiles senior permiten a la empresa “contar con una importante experiencia que evita caer en errores”.
Largo trayecto
"La robótica es un negocio difícil. Es necesario mucho conocimiento técnico y años de desarrollo. Significa querer transformar los procesos en la industria, y no ves resultados hasta pasado un tiempo", comenta la fundadora de la empresa tras alcanzar este año los primeros logros con presencia en empresas del sur de Francia y Catalunya. "Enfocar bien el objetivo resulta fundamental", subraya. El suyo es "hacer llegar una nueva generación de robots inteligentes a toda la industria".
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