Opinión | Corto y al pie
Isak Andic, el coleccionista de arte
Andic llegó a ser vicepresidente de Sabadell, cargo que en el mismo periodo también ocupó en el banco Javier Echenique, que ahora era vicepresidente de Telefónica y consejero de ACS y que también ha fallecido este fin de semana

El fundador de Mango, Isak Andic. / Josep Garcia

Barcelona despide a Isak Andic, fundador de Mango que falleció el sábado en un accidente en la montaña, una de esas muertes repentinas que te remueven por dentro y te hacen dedicar la tarde a intercambiar mensajes con empresarios, directivos y presidentes de bancos amigos suyos. Conocí a Andic, ese que decía que a los cambios hay que abrazarlos, el 27 de abril de 2006. Como ya conté aquí el pasado marzo, la única fotografía que existía de él previa a ese momento era de diez años antes. Pero ese jueves participó en su primera junta como accionista de Banco Sabadell, que siempre había sido su entidad financiera de referencia. Le fotografiamos en primicia, a pesar de que intentó evitarlo al intercambiar el cartel que llevaba su nombre con el de otro consejero. La voluntad de estar en la retaguardia, lejos de los focos, le acompañó toda su vida, a pesar de que después su exposición pública fue a más y de que, aun sin dar entrevistas, se acercó tímidamente a los medios, en inauguraciones de tiendas y en conferencias públicas. Andic llegó a ser vicepresidente de Sabadell, cargo que en el mismo periodo también ocupó en el banco Javier Echenique, que ahora era vicepresidente de Telefónica y consejero de ACS y que también ha fallecido este fin de semana, en este caso por un derrame cerebral.
Gracias a la amistad de Andic con el presidente del Círculo Ecuestre, Enrique Lacalle, ahondé hace un mes en una de las facetas menos conocidas del fundador de Mango, la de coleccionista de arte. Lacalle le atrajo a la quinta edición de By Invitation, el salón de arte moderno y contemporáneo de Barcelona, que celebró su quinta edición en noviembre, con 9.000 asistentes. Andic era un coleccionista esteta, de los que compra por gusto y no por hacer negocio. Supe por Lacalle que descubrió el arte gracias a los libros que leía en la adolescencia, en su Turquía natal. Después, cuando llegó a Barcelona, descubrió los museos y se enamoró. Cuando pudo, empezó a comprar obras, sobre todo pinturas. Hoy su colección privada incluye piezas de Picasso, Miró, Tapies, Miquel Barceló y Plensa, entre otros muchos. Algunas de las obras están expuestas y a la vista de todos en la sede de Mango.
El arte de Andic es digno de alabar, igual que lo son todas aquellas colecciones de otros empresarios que nacen en el ámbito privado pero que pueden llegar a ser de interés público y que contribuyen a enriquecer la oferta cultural del país.
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