Sostenibilidad

De pequeño negocio familiar a gestionar los residuos de Ferrer, Puig o Procter & Gamble

LlorensGMR recoge y trata los excedentes de grandes empresas industriales para que se conviertan en productos nuevamente útiles para la sociedad. Facturan 60 millones, aunque su prioridad, dicen, siempre ha sido darle otra vida a los residuos, no el dinero.

Multimedia | Las empresas cargan las pilas de la sostenibilidad

Trabajos en una de las plantas de LlorensGMR

Trabajos en una de las plantas de LlorensGMR / LlorensGMR

Paula Clemente

Paula Clemente

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Su abuelo era mecánico. Y uno bueno. Tan bueno que decidió fabricar un autobús que le acabó arruinando: costaba más de lo que la industria estaba dispuesta a pagar por él. Así que no le quedó otra que, junto a su mujer, buscarse la vida. Se convirtieron en traperos, y luego en intermediarios de la compraventa de hierro, chatarra, cartón o botellas de cava. De aquello, que nacía por pura supervivencia, hicieron un negocio familiar que heredó su hijo, y que, ahora, sus nietos han convertido en una compañía con 230 trabajadores, 6 plantas, y una facturación que este año rondará los 60 millones de euros. ¿Lo que explica el salto? Haber apostado por la gestión de residuos de grandes empresas industriales.

No lo hicieron por dinero o por la expectativa de crecimiento, algo que queda claro tras hablar un rato con su consejero delegado, Sebastià Llorens. “La idea nace del sentido común, de nuestros valores… –responde este empresario, a una pregunta que parece sorprenderle–. Da mucha rabia ver cartón o plástico recuperable que se desperdicia”, añade. “Para nosotros nunca ha sido prioritario el dinero, lo ha sido darle una vuelta a los residuos y transformarlos en un recurso para la sociedad”, declara.

LlorensGMR se dedica, entre otras cosas, a eso. Tiene entre sus clientes a las empresas de cosmética Coty o Puig, a las farmacéuticas Boehringer, Ferrer o Grifols, y al gigante de los productos de supermercado Procter & Gamble. Lo que les ofrece es recoger su residuo y encargarse, bien de destruirlo (están habilitados legalmente para hacerlo), bien de transformarlo en un material que otras compañías especializadas puedan convertir en un nuevo producto.

El caso más visual es el del plástico. Dos de sus plantas se dedican, precisamente, a convertir polietileno o polipropileno en granza (unas bolitas hechas de plástico previamente usado que se pueden transformar en múltiples productos) que luego se utilizan para fabricar bolsas de basura, tuberías de riego, envases para artículos no alimentarios…

80.000 m2 en plantas

Tienen, además de estas dos instalaciones, varias plantas más repartidas entre Granollers, Lliçà de Vall y Les Franqueses y que suman, entre todas, 80.000 metros cuadrados. Una se dedica al papel, cartón, selección de residuos y a las destrucciones confidenciales; otra a la chatarra y al reciclaje de equipos electrónicos; y otra, a la destrucción de cosméticos y medicamentos caducados. “Es la única planta en Europa que lo hace como lo hacemos nosotros”, subraya Llorens, que se refiere a que separan el envase del contenido para llevar cada compuesto donde le toque: el envase, a la planta pertinente; el contenido, a otra empresa que pueda aprovecharlo.

Envases de medicamentos en una de las plantas de LlorensGMR

Envases de medicamentos en una de las plantas de LlorensGMR / LlorensGMR

A esta parte del negocio la han bautizado como Recypharmac, y crece tanto que ya preparan una ampliación en forma de Recypharmac 2 que permitirá cuadruplicar la capacidad de la planta. “Tenemos mucha demanda porque somos muy sostenibles”, se explica.

“Estamos muy orgullosos del trabajo que hacemos y de lo que estamos aportando”, reflexiona el consejero delegado de LlorensGMR. “Aunque a veces nos haya salido más caro (y muchas veces, aún sigue ocurriendo) siempre hemos querido ir hacia la opción de la recuperación”, afirma este directivo, que también saca pecho del compromiso de sus clientes. “Hay clientes que no hemos podido coger porque valoraban más el criterio económico que la sostenibilidad, pero no nos preocupa: queremos dedicar nuestros esfuerzos y dedicación a empresas que sí valoren esta forma de tratar los residuos que fabrican”.