Trabajo
Las bajas laborales por motivos de salud mental se duplican en España desde la pandemia
El trauma del covid, una mayor conciencia y sensibilización y el aumento de las incapacidades temporales explican la escalada
Cómo el paro afecta a la salud mental: "Cada euro que gastas te genera una angustia terrible"

Imagen de archivo de una persona con un trastorno por depresión. / ELISENDA PONS


Gabriel Ubieto
Gabriel UbietoRedactor
Periodista de economía, centrado en el mercado laboral. He crecido como redactor en El Periódico, pero antes hice prácticas en La Vanguardia y escribí durante seis meses desde Chile para Hemisfèria.cat. Ganador del premio Ramon Barnils (2015) por el reportaje "Els ultres prenen partit".
Sara todavía tiene fresco en su memoria cuando, hace dos años, se plantó ante un centro de salud llorando. Había salido hace nada del trabajo y, como venía siendo habitual desde hace semanas, no pudo contener las lágrimas tras salir de la oficina. Una mala relación con su jefe, una sensación de frustración con su empleo, nulas expectativas de promoción profesional y una sensación de incertidumbre sobre qué sería de su futuro eran el guiso que llevaba tiempo cociéndose dentro de su cabeza.
Sara (nombre ficticio para preservar su anonimato), empleada entonces en una pequeña consultoría, marcó el teléfono de su madre. Recuerda como le preguntó si estaba bien lo que iba a hacer, si no estaría exagerando al querer entrar a ver a su médico de cabecera y pedirle que le diera la baja, que ya no podía más. Tras colgar el teléfono cruzó el umbral del CAP y allí el facultativo le diagnosticó un cuadro de ansiedad, reconociéndole una baja por incapacidad temporal.
Como la de Sara, en 2022 la Seguridad Social tramitó más de medio millón, concretamente 516.375, de bajas por incapacidad temporal por motivos directamente vinculados a la salud mental. En 2023 dicha cifra ha aumentado, hasta alcanzar un máximo histórico de 602.683 incapacidades temporales, según datos oficiales de la Seguridad Social a los que ha tenido acceso EL PERIODICO tras cursar una petición de información por transparencia.
La tendencia es al alza y el ritmo que esa escalada ha cogido durante los últimos años, especialmente acuciado tras la irrupción de la pandemia, es veloz. Desde 2016, cuando la Seguridad Social registró un total de 283.923 bajas vinculadas a problemas de salud mental, se han más que duplicado las incapacidades de este tipo.
El trauma del covid
El trauma que supuso las experiencias derivadas del covid, una mayor consciencia y sensibilización sobre las cuestiones vinculadas con la psicología, así como un aumento generalizado de las incapacidades temporales de todo tipo explican, según los distintos expertos en la materia consultados para este reportaje, esa escalada de las incapacidades.
Como el que le diagnosticaron a Sara, el cuadro más frecuente entre los datos desagregados ofrecidos por la Seguridad Social, representando el 68% de las bajas reconocidas en 2023, es el de los trastornos asociados a la ansiedad.
Está infradiagnosticado y lo normal sería que siga subiendo
Pese al sustancial aumento en los últimos años de las bajas en esta materia, el doctor en psicología y profesor de ciencias de la salud de la UOC, Antoni Baena, considera que son ‘pocas’. "Está infradiagnosticado. Hasta ahora se ha mirado hacia otro lado y se concebía los problemas de salud mental como algo meramente personal. Lo normal es que estas cifras sigan aumentando porque se va visibilizando. La gente cada vez tiene menos miedo a decir que está mal y se ha normalizado la idea de que a todo el mundo le puede pasar”, afirma.
Muchas cosas han cambiado y lejos queda en el tiempo cuando una personalidad televisiva como el humorista Andreu Buenafuente tomó una decisión casi pionera e incomprendida por más de uno en 1999: interrumpir su pujante carrera profesional e ir al médico, tras sufrir lo que hoy se ha calificado de ‘burnout’ o ‘síndrome del trabajador quemado’. "Hay más diagnósticos, pero problemas ha habido toda la vida. Poco a poco empezamos a ser conscientes de que cuando vamos a trabajar los problemas no se quedan en casa”, reconoce la directora del área de trabajo de la patronal Pimec, Sílvia Miró.
Otro episodio televisivo, este más reciente, y que ayuda a entender ese cambio de mentalidad es el que protagonizó el entonces diputado de Más País -hoy portavoz de Sumar en el Congreso-, Íñigo Errejón, cuando mientras pedía más fondos para psicólogos públicos un diputado del PP le gritó, en tono de mofa, "Vete al médico".
Empezamos a ser conscientes de que cuando vamos a trabajar los problemas no se quedan en casa
Percepción y decadencia del trabajo
La pandemia ha espoleado un cambio cultural incipiente, como ocurrió en muchos otros ámbitos, como, por ejemplo, en la generalización del teletrabajo. En este caso, según coinciden las fuentes consultadas, hacia la desestigmatización de las cuestiones vinculadas con la salud mental. A lo que cabe sumar la propia experiencia del confinamiento y de convivir con el virus.
Un cambio cultural que tienen mucho más presente los jóvenes. “Tienen trabajos más precarios, menos aguante, en el buen sentido de la palabra, ya que no toleran agravios que sus padres sí hubieran tolerado, y menos prejuicios a la hora de reconocer que están mal”, apunta el psicólogo Baena. Y también las mujeres, que también suelen tener peores condiciones que los hombres y menos reticencias a reconocer su malestar.
El psicoanalista y psicólogo clínico Francesc Vilà añade a parte de los mayores de 50 años, aquellos expulsados del mercado de trabajo o minusvalorados que encajan como una "tragedia" y un "fracaso" verse despojados del histórico rol de ‘proveedores’ de la familia que históricamente han jugado.
Hay que desvincular la salud mental de florituras mentales, es reflejo del malestar de las personas con su vida cotidiana
Y es que ese repunte de patologías vinculadas a la salud mental es una cuestión de percepción, pero también de condiciones materiales, según recuerda Vilà. “Hay que desvincular la salud mental de florituras mentales, es reflejo del malestar de las personas con su vida cotidiana”, afirma.
“Antaño el trabajo era visto por mucha gente como una segunda familia. Hasta el punto de que la gente se presentaba como ‘Soy Manolo, de la Seat, o soy Joan, de Roca’. Era un integrador social. Y ahora lo es cada vez menos, cada vez somos más prescindibles. También jugaba un rol de cierto ascensor social, lo que hoy en día con los salarios paupérrimos que cobra la mayoría de la gente, cada vez es más dudoso”, apunta el psicoanalista.
Según los últimos datos del INE, referentes a 2022, el salario más frecuente en España es de 1.215 euros brutos al mes. “Cada vez cunde más la idea de que con el trabajo no vas a ninguna parte Una incertidumbre con el futuro que afecta en mayor medida a las mujeres”, coincide.
"Nos encontramos con una sensibilidad de las empresas sobre el papel, pero luego una alta exigencia y plantillas cortas en la práctica", considera la responsable de salud laboral de CCOO de Catalunya, Mònica Pérez.
Repunte generalizado de las bajas
Ese aumento de las bajas vinculadas con la salud mental se produce en un contexto de aumento generalizado de las bajas por incapacidad temporal, algo que cada vez preocupa más a las empresas y a la propia Administración. A las primeras porque les supone un problema no poder contar con parte de sus empleados y a la segunda por su obligación de velar por el bienestar de la ciudadanía, así como el aumento del gasto público que supone costear ese absentismo legal y legítimo.
Miró, de Pimec, llama a renovar la ley de prevención de riesgos laborales, una norma que se remonta a 1995 y que se centra casi exclusivamente en los males del cuerpo, obviando los de la mente. También critica que los actuales sistemas de evaluación dificultan la confidencialidad, lo que es una barrera tanto para que el trabajador manifieste su malestar, como para que la empresa le ayude sin invadir su intimidad. "La norma ya contempla la obligación de velar por los riesgos psicosociales", recuerda Pérez de CCOO, si bien reconoce que "podría ser más explícita".
Desde la patronal llaman a las empresas a cultivar una desconexión digital, a medir correctamente las cargas de trabajo para no sobrecargar a los empleados y a cultivar climas laborales saludables, mientras que a la Administración le reclaman mayor inversión en sanidad y políticas integrales, ya que lo que a un trabajador le pasa en casa puede afectar a cómo está en el trabajo y viceversa.
La responsable de CCOO lamenta las reticencias que se encuentran cuando plantean en las empresas reincorporaciones progresivas, que, considera, ayudan mucho a una vuelta tras una baja por salud mental. "La normativa no ayuda, porque o te dan el alta y ya eres apto para trabajar o te dan la baja y no eres apto. O blanco o negro", apunta.
Sara acabó dejando su antiguo trabajo y ahora está en uno nuevo, con otras funciones. No sabe con certeza si la experiencia le ha dejado secuelas y pese a que se define feliz actualmente con su vida, profesional y personal, todavía le cuesta un esfuerzo recordar esa escena frente al CAP de hace dos años y todo lo que le llevó hacia la misma.
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